PARA LOS MATRIMONIOS

IDIOMA DE DOS CORAZONES

Tú y Yo

En vista de la grandeza de nuestros privilegios como hijos de Dios y de la solemnidad de nuestra responsabilidad como miembros de la Iglesia de Cristo, conviene que hagamos un pacto de fidelidad con nuestro Dios, como El ha hecho con nosotros. 

Como una expresión de nuestro amor y gratitud y de nuestro deseo de cumplir Su voluntad y serle agradables en todo se recomienda el pacto siguiente: 

HABIENDO sido salvados por la gracia de Dios para gozar de la vida eterna en Cristo Jesús y admitidos a la familia como hijos suyos, con toda solemnidad y gozo: 

PROMETEMOS:

QUE, andaremos conjuntamente en Cristo, en armonía cristiana y con amor fraternal, buscando solo la gloria de nuestro Señor común. 

QUE, velaremos con toda solicitud los unos por los otros, exhortándonos y amonestándonos los unos a los otros con toda fidelidad y amor. 

QUE, no dejaremos nuestra Congregación, sino que asistiremos a los cultos con toda regularidad, provocando abstenerse de toda diversión y trabajo innecesario en el Día del Señor y observando fiel y espontáneamente las ordenanzas de la Iglesia. 

QUE, no descuidaremos la lectura privada de la Palabra de Dios, ni el culto familiar en la casa, ni la educación religiosa de nuestros hijos, más procuremos por consejo y ejemplo conducir a todos nuestros relacionados por el camino de vida y rectitud. 

QUE, como la luz del mundo y la sal de la tierra, buscaremos la gracia de Dios para ayudarnos a renunciar a la impiedad y los deseos mundanos, y vivir en este mundo templada, justa y píamente, a fin de poder ganar almas para Cristo. 

QUE, contribuiremos gozosos de nuestros bienes, a la medida que Dios nos prospere, para el sostén del ministerio del Evangelio y para difundir las buenas nuevas de la Salvación en el mundo. 

QUE, en todas las circunstancias y hasta la hora de la muerte o la Venida del Señor, viviremos para la gloria de Aquel que nos ha llamado de las tinieblas a su luz admirable. 

“Y el Dios de paz que sacó de los muertos a nuestro Señor Jesucristo, el Gran Pastor de las ovejas, por la sangre del testamento eterno, os haga aptos en toda buena obra para que hagáis su voluntad, haciendo El en vosotros lo que es agradable delante de El por Jesucristo: “al cual sea Gloria por los siglos de los siglos“   
Amén      

DIOS CONTIGO