"Que todos los miembros de
la Iglesia sepamos discernir los signos de los tiempos y crezcamos en la
fidelidad al Evangelio..." (Plegaria eucarística, oración de intercesión por los
fieles).
"¿Así que sabéis descubrir
el aspecto del cielo y no podéis discernir los signos de los tiempos?" (Mt. 16,3).
Jesucristo dejó expresamente indicado que debemos
aprender a discernir los signos de los tiempos y a este respecto nos
propone la enseñanza de la higuera (Mt. 24,32-35). Los signos fueron pruebas de su
mesianidad, acompañando y justificando la expectativa de Israel ante el
advenimiento del Redentor, y los que marcarán también los tiempos de la
historia de la humanidad hasta el último y definitivo, que será el fin de los
tiempos.
Nuestro tiempo actual es el tiempo de la Iglesia; un
período que va desde la Ascensión del Señor hasta la Parusía o segunda Venida
de Jesucristo. Es cierto que nosotros no podemos conocer "ni el día ni la hora" del
regreso del Hijo del hombre y del fin del mundo; sin embargo, los signos de los
tiempos son las señales que nos avisan y que debemos conocer para estar
preparados y no ser confundidos.
Necesitamos entender el alcance de estos tiempos
que nos toca vivir, en los que la Iglesia ha cruzado ya el domingo de Ramos y
se dirige por el camino del Calvario hacia la cruz. Aunque el tiempo sea malo y
reinen las tinieblas, debemos confiar en Él y mantenernos siempre firmes, perseverando
hasta el final (Mt. 24,13; Ap. 2,10), como cristianos renovados y primicias
de un resto fiel que tiene los pies en la tierra y la mirada en el cielo.
"Prepararás al mundo para Mi
última venida" (Diario de Santa Faustina Kowalska, 429), son palabras
que el Señor le dirigió a esta monja polaca en mayo de 1935 y que nos exhortan
a la vigilancia evangélica en nuestro tiempo actual. Aunque el velo del
misterio siempre acompaña a estos acontecimientos relacionados con los signos
de los tiempos, vamos a tratar de hacer algunas reflexiones a la luz de las
Sagradas Escrituras y del Magisterio de la Iglesia para el tiempo
presente.
Uno de los discursos principales de Jesús a sus
discípulos, recogido en tres pasajes paralelos de los Evangelios sinópticos
(Mt. 24, Mc. 13 y Lc. 21), trata sobre el final de los tiempos y los
signos que lo señalan. Las dos cartas de Pedro, la segunda de Pablo a los
Tesalonicenses y el libro del Apocalipsis complementan el panorama de conjunto.
La visión de San Juan en el libro del Apocalipsis nos
presenta el fin de los tiempos como el enfrentamiento definitivo entre el bien
y el mal, entre el Reino de Dios y el Reino de las tinieblas. El apóstol Juan
dijo: "El mundo entero está bajo
el poder del maligno" (1Jn. 5,19), aludiendo a la presencia de Satanás en
la historia de la humanidad.
"Pues el plan secreto de la
maldad ya está en marcha" (2Tes. 2,7).
"¿Por qué se alborotan las
naciones? ¿Por qué los pueblos hacen planes sin sentido? Los reyes y
gobernantes de la tierra se rebelan, y juntos conspiran contra el Señor y
contra su escogido, el Mesías" (Hec. 4,25-26).
Esta batalla espiritual está suponiendo no
solamente una gran falta de fe, sino también una apostasía; es decir, el
rechazo total de la fe cristiana y la rebelión contra Dios (2Tes 2,1-3). El
Concilio Vaticano II expresa también la realidad de esta lucha contra el
príncipe del mal: "A través de
toda la historia humana existe una dura batalla contra el poder de las
tinieblas, que iniciada en los orígenes del mundo, durará, como lo dice el
Señor, hasta el día final" (Gaudium et Spes, 37).
Esta rebelión contra Dios llegará a su máximo apogeo
con la aparición del último y personal Anticristo, llegando incluso hasta
dentro de la misma Iglesia como dijo San Pablo a los cristianos de Tesalónica
(2Tes 2,3-4).
Este es el panorama que tenemos ante nosotros y
el escenario en el que nos encontramos. Hoy, de una manera especial,
necesitamos escuchar y acoger las palabras del profeta Isaías a Jerusalén: "¡Despierta, despierta!". San
Pablo escribió unas palabras que son especialmente relevantes para nuestro
tiempo: "Tened en cuenta el
tiempo en que vivimos: que ya es hora de despertarnos del sueño" (Rm.
13,11).
Es nuestro deseo y el objetivo de esta página
aprovechar el tiempo presente; ante todo, estando despiertos y preparados. Así
debemos caminar con la luz de Cristo, antes de que nos envuelvan las tinieblas.
"Velad y orad" (Mt.
26,41), es la forma más sublime de permanecer despiertos y estar atentos. Desde
esta actitud, queremos seguir el consejo de San Pablo: "Examinadlo
todo y quedaos con lo bueno" (1Tes. 5,21).
Nuestro interés se aleja de toda especulación absurda
y falsas ideas sobre los signos de los tiempos actuales, ya que únicamente
buscamos hacer un análisis responsable y una reflexión seria sobre lo que está
sucediendo a nuestro alrededor, a la luz de la Palabra de Dios y la enseñanza
de la Iglesia.
Para ello, hemos creado las secciones "ESTÁ ESCRITO" y "ESTÁ SUCEDIENDO", en las
que iremos añadiendo acontecimientos, noticias y enlaces que puedan ayudar a
nuestra reflexión en relación con diferentes signos de nuestro tiempo actual,
de manera que estemos siempre preparados ya que no sabemos qué día vendrá
nuestro Señor (Mt. 24,42).
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