¿QUÉ HAY REALMENTE DETRÁS DE LA TEORÍA DE “GÉNERO”?
Luigi Mercogliano
Reproducimos el artículo de Luigi Mercogliano, activista pro-vida y
pro-familia italiano, publicado originalmente en el sitio web Katehon.
Razones para resistir al ataque totalitario desencadenado por las élites globales contra la institución familiar.
Es
entre 2013 y 2014 cuando se empieza a hablar en Italia con cierta
insistencia del "desguace" de la familia. En una Europa en la que
pronunciar el nombre de Cristo y actuar en la estela trazada por Él se
puso cada vez más peligroso, hizo falta concentrar la ofensiva contra el
último bastión en defensa del ser humano, representado precisamente por
la familia.
E Italia estaba muy por detrás de la
mayoría de los países europeos "avanzados" en este terreno. Fue
necesario cerrar la brecha. El asalto comenzó en muchos frentes, no
solamente sobre el legislativo.
Y en efecto, de
la manipulación sistemática y sistémica llegó la estocada más fuerte al
concepto de la familia considerada "natural", es decir, cuando se
intenta sutilmente hacer pasar la historia falsa de que la familia
natural fue una construcción social inventada por los católicos. Lo cual
no es cierto, si usted piensa que la familia naturalmente entendida ya
estaba antes de Cristo.
La acción de la casi totalidad de los medios de comunicación al servicio del poder, a continuación, hizo el resto.
Justo
en 2014, de hecho, el Papa Francisco intervino ante el Parlamento
Europeo y los líderes europeos, casi todos partidarios de la ideología
de género y el archipiélago LGBT, reiterando su "pesar" por la
"prevalencia de los problemas técnicos y económicos en el centro del
debate político, en detrimento de una auténtica orientación
antropológica".
"El ser humano - dijo Francisco –
amenaza con ser reducido a un mero engranaje de un mecanismo que lo
trata como una bien de consumo por utilizar. Por lo tanto, cuando la
vida no es funcional a este mecanismo, se descarta sin mucha vacilación,
como en el caso de los enfermos, los enfermos terminales, los ancianos
abandonados y sin cuidado, o los niños asesinados antes de nacer". Y
concluyó, entre los aplausos de la mayoría parlamentaria de la Cámara:
"Afirmar la dignidad de la persona es reconocer lo precioso de la vida
humana, que se nos da de forma gratuita y no puede por lo tanto ser
objeto de cambio o de comercio. Vosotros, en vuestra vocación de
parlamentarios, también estáis llamados a una gran misión, aunque pueda
parecer innecesaria: cuidar la fragilidad, la fragilidad de los pueblos y
de las personas. Cuidar de la fragilidad dice fuerza y ternura, dice
lucha y fertilidad en medio de un modelo funcionalista y privatista que
conduce inexorablemente a la cultura del descarte".
Las
palabras del Pontífice fueron sintetizadas trivialmente en casi todos
los medios de comunicación y los pasajes más significativos del discurso
de Francisco censurados sin vacilación.
Y, sin
embargo, a través de la introducción de la teoría de género se ha
materializado el fondo para modificar la sociedad desde sus raíces y
hacerla así "fluida", manipulable, que pueda ser objeto de la voluntad
del mercado.
Pero, ¿qué es en realidad la teoría de género?
De
acuerdo con los líderes de la comunidad LGBT, la "ideología de género
no existe", es "una invención". Según Francisco, sin embargo, es "un
error de la mente humana".
Los "estudios de
género" comenzaron en los años 70 para afirmar aquellas teorías que, a
partir de la emancipación de las mujeres, sostuvieron el indeferentismo
sexual entre hombres y mujeres. A partir de aquí, en el 80, la
definición de los géneros "lesbianas, gays, bisexuales, transgénero, queer
e intersexual" (LGBTQI), con el objetivo de liberar al ser humano de
categorías entendidas como "jaulas de la mente" necesitadas por una
sociedad sexista y dominada por los hombres. Por el contrario, se ha
arraigado en la opinión pública el concepto de igualdad absoluta entre
hombres y mujeres. Basta ya con la distinción entre oficios típicamente
masculinos y oficios más específicamente femeninos, y sobre todo alto al
concepto anticuado de "mamá", un papel que, sin embargo, también puede
ser cubierto por el hombre. El objetivo es claro: romper la columna
vertebral de la línea familiar, precisamente por la mujer, demoliendo
definitivamente el dintel que sostiene la unión afectiva de las personas
entendida como un constructo sexista y masculino, que es precisamente
la familia natural como se entiende tradicionalmente.
La
ideología de género considera por lo tanto el sexo biológico como un
dato originario modificable, "fluido", "líquido". El individuo debe ser
capaz de elegir en cuál "género" identificarse, debe ser capaz de
"auto-determinarse" adecuándose, también burocráticamente, a las
infinitas modalidades de expresión de la propia sexualidad, cuya
catalogación resultaría hoy en día muy difícil.
Si
la familia se desmorona porque es considerada perteneciente a un modelo
cultural y social rancio, viejo, superada entonces, ya no existe más la
familia, pero existen las "familias". Para la teoría de género, por lo
tanto, cada agregado social fundado sobre un genérico "amor", es
familia.
Si todo es familia, entonces, ocurre una
"des-sexualización" de la paternidad: para tener un hijo ya no se
necesita la unión sexual entre un hombre y una mujer. Y ni siquiera se
necesita una familia: cualquiera, en combinación o no con otra persona
del sexo opuesto o del mismo, puede tener un proyecto de paternidad. La
suposición de la que se parte es "siempre y cuando haya amor".
Aquí
la des-sexualización pasa por la imposición con fuerza de métodos
alternativos de reproducción, tales como la inseminación homóloga y
sobre todo heteróloga, modalidad privada de vínculos en las relaciones, y
por esto ejemplo de una liberalización del hombre de los viejos
patrones del pasado. La madre de alquiler, que encarna la forma más
alta, se convierte en la nueva frontera de un negocio disfrazado como un
"acto de amor" hacia los demás. Todo esto, por supuesto, pasa por una
idealización de la homosexualidad propuesta como modelo de liberación de
las condiciones sociales opresivas.
La
"colonización ideológica" denunciada por Francisco se completa luego con
el control de la educación y la comunicación: formar las mentes de los
niños, forjar las nuevas generaciones inculcándoles la idea de que la
familia natural sólo es un estereotipo, penetra en la escuela pública a
través de la intención compartida de luchar contra la "discriminación de
género" y el "bullying homo-transfóbico", gobernando al mismo
tiempo los centros nerviosos de la comunicación para filtrar el mensaje
del pensamiento único dominante.
Por último,
pintar a los opositores como retrógrados peligrosos limitadores de las
libertades de los demás, impulsados únicamente por el odio generado por
el miedo a lo diferente.
¿La consecuencia? Leyes
punitivas, detenciones de opositores y objetores de conciencia,
linchamiento mediático de los que no se adaptan al nuevo dictado
ideológico.
Pero ¿cuál es el verdadero propósito
de esta mutación genética de la sociedad contemporánea en el nombre de
un supuesto progreso aclamado y auspiciado por todo el "mundo libre",
que se incorpora en este anhelo de libertad al anuncio pro LGBT de Obama
"Love is love"?
Es fácil de decir. Y la presencia de algunas de las mayores corporaciones multinacionales - Apple, Coca-Cola, Nike, el holding
de George Soros, las fundaciones MacArthur, Ford, Goldman y Rockefeller
- detrás del "clan LGBT" lo testimonia plenamente: desintegrar los
"cuerpos intermedios", tales como la familia, y dejar de esta manera al
ser humano siempre más solo, listo para convertirse en un consumidor y
un ciudadano capaz de obedecer a la naturaleza cambiante de los mercados
y de los sistemas políticos a través del consumo compulsivo, que es la
única posible respuesta a la vacuidad de la propia existencia, carente
de puntos cardinales históricos representados por valores y estilos de
vida transmitidos de padres a hijos. Sin una "comunidad", sin embargo,
el individuo también pierde su capacidad de organizar la disidencia. El
hombre, por lo tanto, se hace prácticamente inocuo.
Ante este escenario catastrófico, ¿qué puede hacer la humanidad?
Resistir.
Este es el único imperativo. El hombre debe resistir. Y esperar
condiciones mejores, para que se vislumbre la alternativa a este "mundo
post género" habitado por "cyborg, sin historia, sin raíces y
sin identidad". La respuesta puede y debe ser una sola: la recuperación
de una acción política independiente que sepa poner en el centro de su
actuar la posición intransigente, decididamente contraria al buenismo
del “politically correct", que pretenda el reposicionamiento de la
sociedad sobre sus modelos culturales tradicionales, que sepa poner en
el centro a la familia, la defensa de la vida desde la concepción, la
condena de la cultura de la muerte como una opción de libertad primaria
entendida como derecho de la persona y, por último, la recuperación de
la identidad de la persona como sujeto y no como objeto. Como persona,
exactamente, no como una cosa.
DIOS CONTIGO
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