LÁGRIMA DE DIOS
Muchos
se preguntan: ¿Dónde está Dios ante la enfermedad, ante los niños que
mueren de hambre, ante las injusticias, ante el sufrimiento humano?
Alejandro M.
En
primer lugar: Dios creó un Paraíso. El sufrimiento y la muerte son
consecuencia del pecado original de nuestros padres en el Edén. El
pecado salpicó a todas las generaciones. Dios lloró en el Edén por toda
la humanidad, por la mala libertad ejercida, por el sufrimiento de
tantos hombres.
Precisamente
porque nos ama infinitamente envió a su Hijo al mundo para pagar el
rescate con su Sangre por nuestros pecados, reconciliando así cielo y
tierra, plantando el árbol de la cruz y dando muerte a la misma muerte.
Dios lloró en el calvario. Su Divino Hijo, Dios de Dios, Luz de Luz,
yacía en el madero desfigurado e irreconocible.
La
Pasión de Cristo es la respuesta del Padre Eterno a los pecadores, al
sufrimiento de los hombres de todos los tiempos. Jesús se entrega
voluntariamente a su Pasión por amor al Padre, en absoluta obediencia
para reparar la desobediencia de Adán y por amor a todos los hombres.
Grabemos esto en nuestro corazón: hubiera padecido toda la Pasión, sin
ahorrar un pequeño sufrimiento por una sola alma. ¡Tanto nos ama!
Abracemos
la cruz. Abracemos y doblemos nuestras rodillas ante Cristo, y este
crucificado. Él es nuestro Dios, Creador y Redentor. Él nos ha abierto
las puertas del cielo, nos ha bañado y limpiado con su Sangre y nos ha
mostrado la Puerta de entrada: la Inmaculada.
Jesús, en ti confío.
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