PREPARAN EL CAMINO DEL ANTICRISTO
Un comentario que hicieron en una página católica nos ha sorprendido gratamente, dejando un comentario a propósito de la confusión se puede provocar en los fieles con sus vivas a las banderas de la Revolución Francesa.
Al leerlo nos hemos preguntado si hacer del exitismo mundano objeto de la acción católica no será la causa de la depresión, tristeza y abandono que asedia a muchos católicos al no ver ningún resultado práctico.
Al leerlo nos hemos preguntado si hacer del exitismo mundano objeto de la acción católica no será la causa de la depresión, tristeza y abandono que asedia a muchos católicos al no ver ningún resultado práctico.
No queremos decir con esto que no haya que esperar resultado alguno, lo cual no sería sobrehumano, como se espera, sino simplemente inhumano; decimos que ver resultados no es el fin: el fin es preparar los caminos del Señor para su Segunda Venida, y encontrarnos más o menos bien vestidos para esa ocasión.
Vamos pues, al comentario:
Derivado
de que el empleo de la persecución religiosa como vía única no ha dado
históricamente todos los frutos esperados y considerando, además, que la
sangre de los mártires ha sido siempre semilla fecunda que hace
germinar más católicos firmes y decididos a defender su fe, hoy en día
el accionar de la Revolución permanente, de la Revolución anticristiana,
es distinto: Opera a través de la infiltración ideológica en los mismos
creyentes, contaminando la propia ideología católica con los "valores"
del relativismo moral y doctrinal, e imponiendo -sutilmente- en la
sociedad los principios proclamados en 1789.
Esa
Revolución ha evolucionado y hoy -tras el devenir histórico- está más
viva que nunca, y se ha infiltrado en todos los ámbitos preparando el
gran asalto final por todos los medios -incluida la labor
quintacolumnista en la propia Iglesia Católica a la que intenta
socavar-.
De este modo, programa un
asalto interno y externo, ideológico pero también material, donde no
sólo el engaño estará operante en lo intelectual sino combinado también
con la violencia, buscando aniquilar toda resistencia a sus planes de
dominio, siempre en nombre de los "valores" que enarbola -libertad,
igualdad y fraternidad-, interpretándolos con su propia filosofía que
-en última instancia- pretende hacer del hombre un "dios" y declarar
-ahora sí- que el Dios verdadero de los cristianos y su Iglesia han
sucumbido sacrificados en nombre de la dizque "diosa-razón" por medio de
un sincretismo ideológico, donde cada quien tendrá su propia versión
subjetiva de la "verdad", en una gran confederación de falsas religiones
y paganismo. El plan está ya a la vista de quien quiera verlo, pues ha
dado ya grandes y significativos pasos.
La
Revolución anticristiana programa y prepara, así, de manera permanente,
unas generaciones "dignas" para cuando arribe -tarde o temprano- el
Anticristo.
En
nuestras manos está ser envueltos o no en ese programa materialista que
exalta el hedonismo, la sociedad secularizada sin Dios, el terrorismo
intrauterino contra los no natos, la rectoría antinatal y microabortiva,
la libertad de pecar en nombre del pluralismo, el afán de lucro por
sobre todo y el control económico; así como también la uniformidad de
los criterios mediante la socialización del pensamiento dirigido,
manipulado y atrapado por lo que difunden los medios informativos donde
la Revolución, sutil pero eficazmente, dictaminará lo que es o no
políticamente correcto.
Asimismo,
la destrucción de la familia natural (con el divorcio, los dizque
"matrimonios" gay y las adopciones por parte de homosexuales), la
indistinción de los géneros, la libertad para sostener como un "derecho"
la difusión, exposición y práctica de cualquier criterio amoral, y la
negación de que existan verdades absolutas (paradojicamente afirmando
esto como la más absoluta de las verdades).
Este
programa incluye, además, la relajación de toda costumbre moral (las
modas indecentes, el sexo prematrimonial, el amor libre, el adulterio,
etc.), la propagación de todo tipo de superticiones (astrología,
adivinación, limpias, espiritismo, ouijas, new age, hinduismo, etc.), y,
finalmente, hasta llegar al satanismo mismo que actualmente ya está
presente en diversos países.
LA SOLUCIÓN
El que es fiel en lo poco, lo será en lo mucho...
¿Cómo
escapar a todo esto? Solamente aferrándonos a Cristo y a su Cruz, a la
Iglesia Católica Romana y a la verdadera e incontaminada doctrina que
Cristo le confió. Apartándonos de los falsos pastores modernistas que
adulteran la fe o la moral. Conduciendo a los nuestros por ese único
camino estrecho que nos llevará a la salvación si permanecemos fieles
hasta el final.
No cediendo un
ápice al programa revolucionario, pues si se llega abrir un tanto la
puerta, éste se colará poco a poco, imperceptiblemente, de manera que
finalmente todo lo envolverá en mayor o menor medida. ¡Al hacerlo así,
inicialmente pasará inadvertido!. Todo es cuestión de tiempo y nadie
está exento. Finalmente se acaba -con los años- cediendo a lo que jamás
se supuso. Todo es cuestión de empezar a contemporizar con lo que
parecía de poca monta. No lo hagamos porque el que es, primero, infiel
en lo poco, terminará siéndolo en lo mucho. No nos separemos nunca de
Cristo. Finalmente el triunfo será suyo, pues las puertas del infierno
no prevalecerán contra su Iglesia.
Ojalá que nosotros, al igual que
estas religiosas, estemos siempre en la disposición de dar todo por
Cristo-Dios, sea esto lo que sea, incluso la vida misma.
Pidamos
a Dios la gracia de serle fieles siempre y no contemporizar nunca con
esa Revolución permanente, esa Revolución anticristiana que programa
apartarnos eternamente de Él.
En nosotros está no permitirlo nunca.
Crux Stat Dum Volvitur Orbis
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