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Un hombre, completamente indiferente a las cosas de Dios, dijo que no tenía alma. El hombre preguntaba “¿Usted
ya vio su alma?”
“No”, otro hombre contestaba.
“Entonces, ¿como usted sabe
que tiene una alma?”
“¿Usted ya vio el dolor?” “No”, contestó el
médico.
“¿Cómo usted sabe qué existe el dolor?”
Hay personas que solo consiguen ser felices si pueden ver sus sueños
ya realizados. No saben esperar, no saben se controlar, no saben que hay
tiempo para todo en este mundo. Mientras aguardan, murmuran; mientras
no ven los resultados,maldicen sus días; mientras su vez no llega, se
lamentan cual si fuesen las más infelices criaturas de la tierra.
Feliz es quien consiga creer, mismo antes de ver las cosas acontecer.
Como es bueno mirar para lo alto y alabar a Dios por la paz que luego
vendrá. Como es gratificante adorar a Dios por el sol que volverá a
brillar después de la tempestad.
Como es estimulante esperar la bendición prometida, aun cuando ella
demore un poco a llegar. Quien cree es muy feliz. Quien crea no se
acongoja. Quien crea duerme tranquilo, sabiendo que el día de mañana
traerá la felicidad anhelada.
Yo no vi el amor del Señor por mí cuando andaba perdido por el mundo,
pero yo lo sentí y creí que mi vida tomaría un nuevo rumbo. ¡Y cómo
cambió! Era infeliz con lo que veía y encontré la felicidad cuando creí y
me entregué a lo que no veía.
Yo no vi solución para mí cuando me quedé ciego y, luego a
continuación, viudo, teniendo aún dos hijos muy jóvenes para cuidar. Yo
no vi solución pero, sentí que la esperanza era más fuerte de lo que
dejé de ver. El Señor cuidó de mí, cuidó a mis hijos, cuidó mi casa, me
mostró un mundo nuevo, lleno de belleza que yo solo podía ver con los
ojos espirituales.
¡Valió la pena! Yo no vi pero sabía, por la fe, que mi vida sería de plena de felicidad.
Tú también puedes, así no lo veas, saber que Dios tiene una gran bendición para tu vida.
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