El propósito del Señor es liberarnos con
la espada de su Espíritu. "Y el que había sido
sanado no sabía quién fuese, porque Jesús se
había apartado de la gente que estaba en aquel lugar." Jn.5,13. La espada del espíritu es la palabra de
Dios. "Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada
del Espíritu, que es la palabra de Dios" Ef. 6,17.
Antes que la espada del Señor salga de nuestra boca, debe
pasar primero por nuestro corazón. Dios debe confrontar la
fortaleza de temor dentro de nosotros, antes, para poder ser
efectivos contra el enemigo en los lugares celestiales. Estando
entrenados completamente preparados seremos su ejército de
guerreros intrépidos y sin miedo. Debemos ser un pueblo
disciplinado para el día de la batalla, y ese día
esta acercándose.
"Por lo cual alegraos, cielos, y los que
moráis en ellos. ¡Ay de los moradores de la tierra y
del mar! Porque el diablo ha descendido a vosotros con gran ira,
sabiendo que tiene poco tiempo." Ap. 12,12. El Señor
se nos revelara de una manera no común, como un guerrero
que desvaina su espada. De igual manera como sele apareció
a Josué en Jericó. El mismo vino para llevar a su
pueblo para pelear contra gigantes y vencer pueblos fuertes que
ellos y mas numerosos."Oye, Israel: tú vas hoy a pasar
el Jordán, para entrar a desposeer a naciones más
numerosas y más poderosas que tú, ciudades grandes
y amuralladas hasta el cielo; un pueblo grande y alto, hijos de
los anaceos, de los cuales tienes tú conocimiento, y has
oído decir: ¿Quién se sostendrá
delante de los hijos de Anac? Entiende, pues, hoy, que es
Jehová tu Dios el que pasa delante de ti como fuego
consumidor, que los destruirá y humillará delante
de ti; y tú los echarás, y los destruirás en
seguida, como Jehová te ha dicho.
Deut. 9,1-3
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