ORACIÓN EN LA MESA
Perseverad en las oraciones fijadas para
horas y tiempos de cada día. En el oratorio nadie haga sino aquello para
lo que ha sido destinado, de donde le viene el nombre; para que si acaso
hubiera algunos que, teniendo tiempo, quisieran orar fuera de las horas
establecidas, no se lo impida quien pensara hacer allí otra cosa. Cuando
oráis a Dios con salmos e himnos, que sienta el corazón lo que profiere la
voz. Y no deseéis cantar sino aquello que está mandado que se cante; pero
lo que no está escrito para ser cantado, que no se cante.
Regla de San
Agustin
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