LA LEYENDA DE LA TROMPETA DORADA
Gustavo Kralj
El episodio que vamos a narrar está relacionado con una de las torres de la Basílica de Santa María de Cracovia, Polonia, iglesia de la que hemos hablado con anterioridad.
Viajemos en el tiempo hacia mediados del siglo XIII. En aquellos
días, el Viejo continente estaba agitado por un constante peligro, cuya
amenaza se extendía a las principales capitales de la Europa Central.
Hordas de mongoles, venidas de las estepas del Oriente atacaban las
ciudades por sorpresa, saqueando sin piedad y llevando consigo tanto el
botín de las riquezas como un número incontable de prisioneros que eran
vendidos como esclavos en las más crueles circunstancias.
Ya por esos tiempos, Cracovia no sólo era una ciudad bella e
importante, sino que además se encontraba entre las más ricas. Para
defenderse y estar de sobreaviso ante posibles amenazas, las autoridades
de la ciudad decidieron incorporar una guardia constante que, desde lo
alto de las torres de Santa María, pudiese avistar la llegada de los
invasores con la debida antelación, pudiendo dar la alarma en caso de
peligro inminente.
La tarea, sólo podría ser delegada a ciudadanos cuidadosamente
elegidos en virtud de una excepcional responsabilidad y un valor a toda
prueba. La rigurosa selección, en efecto, sólo podía incluir unos pocos,
conocidos por su probidad y por su temple de espíritu.
Como nunca antes, la situación era de creciente amenaza. Los
descendientes de Genghis Khan, habían extendido sus dominios a las
cercanas Hungría y Rutenia, quedando en una posición estratégica muy
conveniente para asolar las tierras del vecino Reino de Polonia.
Al amanecer de un día del lejano 1240, mientras la ciudad dormía profundamente, la temida caballería tártara hizo su aparición en el sombrío horizonte, no lejos de las torres fortificadas.
Inmediatamente, el centinela de la torre de Santa María comenzó a dar
la alarma, con un toque de trompeta fuerte y cristalino, llamando a las
tropas y despertando la ciudad del profundo sueño de la madrugada. En
pocos instantes, los toques de trompeta se hacían sentir en todas las
direcciones, mientras la alarma se iba extendiendo con la rapidez del
rayo, reuniendo apresuradamente la mayor cantidad de defensores posible.
Habiendo perdido el factor sorpresa, y al ver sus planes frustrados,
los atacantes trataron de acercarse lo más posible de la torre,
descargando una lluvia de flechas sobre el valiente trompetista. Una de
ellas, en siniestro vuelo, le atravesó la garganta, interrumpiendo en
seco la llamada de alarma.
Pero ya era tarde. Centenas de soldados y de ciudadanos ya poblaban
las torres y murallas, obligando a los atacantes a retirarse con las
manos vacías. Cracovia estaba salvada.
El heroico centinela, que había salvado la ciudad a costa de su
propia vida, fue enterrado con gran pompa y altísimos honores. Y así
como ciertas acciones heroicas pasan a la historia para recuerdo y
edificación de las generaciones futuras, el recuerdo del intrépido
trompetista aún no se ha borrado de la memoria colectiva. Por el
contrario, perdura hasta nuestros días, inmortalizado por el toque de
trompeta que renovado cada hora, suena desde las alturas de la mismísima
torre, cesando precisamente en la nota que la flecha tártara la
interrumpió, casi 800 años atrás. En primer lugar, el trompetista toca
en la dirección del Castillo de Wavel, en honra del Rey. A seguir,
repite el toque en la dirección del municipio, en honra de las
autoridades de la Ciudad, para repetirlo dos veces más: una hacia la
puerta de San Florián, honrando a los visitantes, y finalmente hacia la
Plaza del Mercado, en honra de comerciantes y ciudadanos.
Con el paso de los siglos, el toque de trompeta, llamado "Henja?", se
ha tornado un símbolo del sacrificio patriótico para la nación eslava; y
diariamente, a mediodía en punto, la propia Radio Nacional de Polonia
lo transmite en directo para todo el país, siendo retransmitida hacia
muchísimos otros rincones del globo, expresando los lazos de unión entre
los inmigrantes que recuerdan las virtudes y tradiciones de su lejana
patria.
Según muchos viajeros, la leyenda del toque de Trompeta de Santa
María, se ha extendido más allá de lo que se podía esperar; la tradición
oral transmitida y repetida por generaciones, ha continuado su camino
cruzando las estepas de Mongolia y llegando incluso a la actual
Kazaquistán, donde la historia del intrépido y valiente centinela que
una vez frustró la invasión tártara a costa del sacrificio de su vida es
conocida como la ‘leyenda de la Trompeta Dorada'...
No hay comentarios:
Publicar un comentario
GRACIAS POR TU COMENTARIO, PRONTO ESTAREMOS COMUNICANDONOS CONTIGO...
CON AMOR, MARIAM...