lunes, 14 de noviembre de 2011

LA UTILIZA EL MOVIMIENTO SENTINELLE DEL MATTINO DESDE 2007


«Happy Hour», la técnica italiana para el llamado de Rouco a evangelizar en la movida nocturna
El martes por la noche el cardenal Rouco pedía evangelizar "donde las movidas nocturnas"; "no sé yo si se podrá, pero quizá sí, porque la gente está muy tocada". La realidad es que se puede si se hace bien: un ejemplo es el método "Happy Hour". Eso sí, necesita jóvenes y bebidas y un buen vídeo kerygmático. 
Pablo J. Ginés | ReL.

En su encuentro con los jóvenes de Madrid, abarrotada de muchachos la Catedral de la Almudena en la vigilia de la Patrona local, el pasado martes por la noche, el cardenal arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela, animó a los jóvenes a hablar de Cristo «en la escuela, con los amigos, y no sé yo si se podrá hacer donde las “movidas” nocturnas de los viernes y los sábados, pero quizá sí, porque la gente está muy “tocada” y se les puede dar testimonio de Cristo».

Los jóvenes madrileños vivieron una experiencia gozosa durante la reciente JMJ y están dispuestos a compartirla pero... ¿quién les entrena para ello? El cardenal les lanza incluso a un ambiente tan hostil como son "las movidas nocturnas" del fin de semana, una vorágine de ruido, alcohol, sombras y muchedumbre. ¿Se puede evangelizar en esas circunstancias?

El movimiento italiano "Sentinelle del Mattino" ha desarrollado un método evangelizador precisamente para lo que Rouco pide: evangelizar en "la movida". Su web incluso usa esa palabra, al afirmar con realismo que "Non è facile parlare di Dio a persone che non ne vogliono sapere e che si stanno divertendo nella movida" [no es fácil hablar de Dios a personas que no quieren saber y que se están divirtiendo en la movida]. El método se llama "Happy Hour".

"Hacemos un Happy Hour, pasa y tómate algo"
 
Según la experiencia de Sentinelle del Mattino (que lo emplea desde 2007) se necesitan tres cosas: 1) varias decenas de jóvenes evangelizadores (mejor 60 ó 100), entrenados, "con un gran amor por Cristo y los hermanos"; 2) "música de calidad y un local fashionísimo"; 3) proyectar un vídeo ágil y kerigmático de 5 minutos (se puede sustituir por un predicador ágil y kerigmático, pero no es lo mismo).

El concepto "local fashionísimo" es complejo, pero lo mejor es que esté en una zona "de movida", por donde la gente deambula (esa gente que Rouco dice que está "muy tocada"). Debe ser un sitio abierto, acogedor, con iluminación romántica, o moderna. Ha de ser acogedor, no muy distinto a otros locales de la zona, o rompedor en su originalidad.

Por la calle, algunos de los evangelizadores reparten tarjetas-invitación a la gente. "Inauguramos el local" (el primer día) o "celebramos un Happy Hour, pásate, muestra la tarjeta y te darán una bebida". A la entrada del local, los invitados deben ver personas jóvenes, alegres, acogedoras, agradables, divirtiéndose. Suena muy buena música (completamente mundana; puede ser pop, jazz, lo que encaje en el ambiente). Se proyectan vídeos (fashion, nada religioso) en la pantalla o pared.

Los jóvenes de dentro del local, evangelizadores, se mezclan con los invitados y forman corrillos. Durante 30 o 40 minutos hablan de temas agradables. "Prohibido hablar de Jesús en este momento: se socializa humanamente, de modo simpático y abierto", dice el manual.

Un vídeo kerygmático: ruidoso, directo, de 5 minutos
 
Entonces para la música y se anuncia un brindis. Un orador explica que este Happy Hour está organizado para presentar un breve mensaje, de 5 minutos, un mensaje sobre una opción de vida. "Os invitamos a ver este vídeo de 5 minutos, y después seguirá la música, muchas gracias". Es bueno que el vídeo tenga mucha música, sea ágil y el sonido muy fuerte (para que no lo ahoguen murmullos en la sala y para que la gente esté obligada a escuchar hasta que termine). Los invitados escuchan porque, después de todo, la gente con la que están charlando (evangelizadores, pero no se han presentado como tales) también escucha.

El vídeo ha de ser kerygmático y/o testimonial: Dios te ama y perdona tus pecados si se lo pides, hay vida nueva en Jesús, puedes nacer de nuevo, tener una vida nueva y con sentido; deja que Dios conduzca tu vida, ¡lo hará mejor que tú!, pregúntale a Jesús, trátate con él, búscalo en la Iglesia y en la oración. Él te hablará.

Terminado el breve vídeo, vuelve la música y sigue la charla socializadora... sólo que ahora el tema casi seguro será Jesús y la fe. Los invitados están dispuestos a hablar con los evangelizadores porque los reconocen como iguales que charlan con ellos mientras toman una copa. Los evangelizadores pueden, en este ambiente personal, contar su testimonio de fe, cómo es su relación personal con Cristo, cómo viven la fe, qué les aporta. Es un diálogo cordial y respetuoso y el evangelizador ha de saber escuchar activamente al invitado.

Pasados unos 40 minutos, o una hora, muchos invitados se han acabado su bebida y no querrán charlar mucho más, y se habrán ido, buscando más diversión, quizá pensando en lo que han estado dialogando. Al salir se les puede entregar una tarjeta con direcciones: grupos de jóvenes, un Curso Alpha, un evento de evangelización, un concierto de música cristiana, una peregrinación... Cuando han salido muchos invitados, es el momento de hacer otra llamada al Happy Hour, salir otra vez a la calle, invitar a más gente. Se pueden realizar entre 3 y 5 sesiones por noche.

Las claves de su eficacia
"El Happy Hour funciona a lo grande: se crean grupos pequeños que hablan de Dios a veces durante horas", afirman en Sentinelle del Mattino. "Requiere, sin embargo, evangelizadores bien formados, con larga experiencia". Se refieren tanto a experiencia en evangelización callejera y en hablar con alejados de la fe como en orar por ellos. Lo principal es ser acogedor, hablar del propio testimonio, desarrollar lazos humanos.

Este método combina elementos que han demostrado su eficacia en otros sistemas de evangelización: ambiente agradable, grupos pequeños de iguales que hablan, algo para beber o picar, kerygma con anuncio explícito de Cristo como Salvador, acogida y capacidad de escucha del evangelizador. Y posibilidad de invitar "a algo más".

Son métodos que ya están inventadas, y que la post-JMJ española podría adoptar (o adaptar) si se plantease en serio la nueva evangelización ("nuevo ardor, nuevos métodos", la definía Juan Pablo II). 



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