viernes, 25 de noviembre de 2011

LA VIRGEN DE LA MEDALLA MILAGROSA - VIDEOS

La medalla Milagrosa, la capilla de la Calle Bac (París)

Al número 140 de la Calle Bac en París se puede llegar por Metro (estaciones: Sèvres Babylone o Rue du Bac) o por bus ( números: 39, 63, 70, 84, 87, 94).

La capilla pertenece a la Orden de las Hermanas de la Caridad fundada por San Vicente de Paul, y es un importante sitio de peregrinación. La Virgen ahí se apareció a en 1830 a Santa Catalina Labouré (1806-1876) y ofreció al mundo la Medalla Milagrosa.

Reconocimiento:

La capilla es reconocida como lugar de culto.

En sus actas litúrgicas, la Iglesia Católica festeja un número restringido de apariciones de la Virgen. Ahora bien, el Santoral, bajo la rúbrica "memoria de María", el 27 de diciembre celebra la Medalla Milagrosa de la Calle Bac: aunque las apariciones a Santa Catalina Labouré no han sido reconocidas jamás, la liturgia de la Iglesia hace mención oficial de los hechos.

El 27 de Noviembre de 1830, según su testimonio, la Virgen Maria le reveló su misión:

"Se formó un cuadro alrededor de la Santa Virgen donde estaban escritas estas palabras en letras de oro: Oh María concebida sin pecado, ten piedad de nosotros que recurrimos a Vos".


Esta invocación: "Oh María concesbida sin pecado", Santa Catalina recibió la misión de darla a conocer al pueblo de Dios, a través de la Medalla Milagrosa, mucho antes de la proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción por el Papa Pío IX, el 8 de Diciembre de 1854 [...]


La fe de la Iglesia en la Inmaculada Concepción se arraiga primero en la Palabra de Dios: el Evangelio de La Anunciación (Lc 1, 28-38) : Dios ha tenido necesidad del "si" de una mujer para ir al encuentro de la humanidad y traerle el gozo de la salvación [...] Para acoger al Hijo de Dios, María no puede acoger en el corazón ninguna señal de duda.. Dios necesitaba que el don de su Amor se encontrara con una fe perfectamente pura; un alma sin pecado.


La fe de la Iglesia en la Inmaculada Concepción es un formidable mensaje de esperanza [...] Si Maria está asociada a su Hijo en una victoria total sobre las fuerzas del Mal, lo que Dios ha hecho por María lo ha hecho por nosotros por nuestro Bautismo. Dios nos invita a compartir el gozo y la santidad de María.


Podemos contar con el poder de la gracia del Amor de Dios para dominar toda tendencia mala en nosotros.


Usted llega a orar a esa capilla donde la Virgen le ha confiado a Santa Catalina que en medio de las dificultades del tiempo presente uno no debe dejarse llevar por el desánimo.


"Venid al pie de este altar. Aquí las gracias serán derramadas sobre todas aquellas personas que las pidan con confianza y fervor. Sobre grandes y pequeños."


En este altar se celebra la Eucaristía que hace presente el sacrificio del Amor de Jesús en la Cruz.


Cuando vayamos a comulgar con el cuerpo de Jesús muerto y resucitado, recibiremos las gracias que nos vienen de la muerte de Jesús sobre la Cruz; la liberación de la muerte y del pecado. Es esta gracia que venía ya de la muerte de su Hijo, la que María recibió desde su concepción.


Pero María, en unión con su Hijo, ha deseado que estas gracias sean derramadas ampliamente a todo el pueblo de Dios , entre los obreros, los más pobres, los más humildes, y por el mundo entero. Esta es la razón por la cual ella ha pedido aqui a Santa Catalina:


"Manda hacer una medalla. Las personas que la lleven recibirán grandes gracias: las gracias serán abundantes para las personas que tengan confianza."


"Estos rayos que ves son las gracias que distribuyo a las personas que me las piden."

"Estas piedras que permanecen en la sombra son las gracias que se olvidan de pedirme."


Esta medalla y estas palabras transmitidas por Santa Catalina nos repiten que somos amados de Dios; que somos preciosos a sus ojos. Lo que Él nos pide sencillamente para colmarnos es que nos acerquemos a Él con Fe y Confianza. [...]


Para poder escuchar profundamente a quienes sufren, es importante primero, como María y Santa Catalina Labouré, escuchar al Señor, tomar un tiempo para sentarnos y meditar su Palabra. Sólo un corazón que escucha puede escuchar los grandes sufrimientos y consolarlos. "En cuanto a María, Ella guardaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón! Que nuestra escucha del Señor con María nos permita poner el oido para escuchar los gritos que nadie oye y asi convertirnos en consoladores; caminar con aquellos que andan solos."


Michel Santier, Obispo de Luçon, homilía de 8 de diciembre del 2005,Capilla de la Medalla Milagrosa de la calle Bac.






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