miércoles, 2 de noviembre de 2011

TODO EMPEZO COMO UNA FIESTA Y LUEGO....

CUANDO LAS SECTAS USAN EL HALLOWEEN
Dos casos que empezaron como una fiesta
Son casos reales estudiados por Aldo Buonaiuto, experto antisectas y consultor de la magistratura italiana
ReL.

La estética de Halloween puede ser usada por sectas que buscan 
adeptos o víctimas


En el reciente libro del padre Gabriel Amorth en colaboración con el periodista italiano Ítalo Zanini, publicado en español por Editorial San Pablo (MAS FUERTES QUE EL MAL), se recogen dos historias terribles que empezaron como una "fiesta de Halloween", casos narrados en el diario Avvenire por don Aldo Buonaiuto, consejero de la Policía judicial italiana, consultor técnico de la magistratura y responsable del servicio antisectas de la asociación italiana Papa Juan XXIII (nada que ver con la asociación española rebelde de teólogos anti-magisterio de nombre similar). Los casos fueron contrastados por el periodista de Avvenire Pino Ciociola, que habló con sus protagonistas, en ambos casos en ciudades del norte de Italia.

Leonardo: de la posibilidad de transgredir (sexo, sustancias) a la secta

Leonardo, "un chico joven, muy joven", según Avvenire, explica cómo empezó todo: "fuera de la escuela vi un cartel de invitación a una fiesta de Halloween, y un curso gratuito para llegar a ser cazadores de brujas". La invitación pide acudir enmascarados. A las once de la noche de aquel 31 de octubre, Leonardo llega al local indicado junto con sus jóvenes amigos, enmascarados, como se pide.

"La música era realmente bella; de la buhardilla colgaban maniquíes ahorcados, murciélagos ensangrentados. Los sofás tenían esqueletos pintados. En las paredes se veían cuadros con imágenes de asesinos en serie y de Charles Manson. Había la posibilidad de transgredir de diversos modos, por las sustancias que circulaban o por el clima de excitación, también sexual". A Leonardo, en ese momento, le parecía solo una noche "divertida, emocionante".

Entonces se acercó el responsable del lugar y les preguntó a los chicos si querían hacer el "curso gratuito de cazadores de brujas", que nadie se tomó en serio, y les entrega un teléfono de contacto. Días después, Leonardo llamó, interesado, y le remitieron a un apartamento cerca de su casa. Acudió con los amigos: allí una mujer tomó sus nombres y dirección. "Gente prudente", comenta Buonaiuto: "primero se informan de la relación de los chicos con sus familias; luego seleccionan a los más crédulos e inocentes". 

Días después, llaman a Leonardo y lo invitan a una reunión, donde acuden, en total, 3 chicos y 3 chicas. Una mujer les da una charla sobre la simbología de Halloween, que concentra, dice, "todas las energías cósmicas del universo con un gran potencial positivo y esotérico". Los chavales quedan fascinados, el clima es como el de la fiesta del local nocturno. Y ella les halaga: "sois unos privilegiados", de los que "pertenecen al dios Semain", que van a participar en una "escuela energética", que ante ellos se abre "una nueva vida" y que en ella -¡importante!- podrán realizar "todos sus sueños y todos sus placeres". La mujer repite en voz bien alta: "nada ni nadie os podrá impedir disfrutar de vuestros placeres".

A partir de esa primera lección, Leonardo acude al grupo una vez por semana, con la obligación de mantener el secreto, pues podría perder sus poderes, le dicen. "Al comienzo me gustaba..." Después, "me forzaron a odiar a todo el mundo: padres, parientes, maestros. Me escapé de casa cuatro veces. Me metieron en la cabeza que sólo la escuela energética podía comprenderme y resolverme los problemas... he sufrido mucho mal... sexo, drogas y violencia, pero no quisiera volver a contarlas", explica al periodista.

A partir de cierto momento, sus padres se dieron cuenta de la situación desastrada de su hijo y lo internaron en un hospital. "Allí comenzó la reconstrucción de mi vida y de mi psique", explica Leonardo. Y lanza un reproche a la sociedad: "espero que todos comprendan que se necesita mayor vigilancia por parte de los padres y maestros para que no suceda lo que me ha pasado a mí".

Una pareja: ella despertó desnuda y con heridas

La otra historia le sucedió a una pareja que narra los hechos a Avvenire tres años después de suceder. Los acontecimientos pasaron cuando ella tenía 21 años y él 23. Nunca habían ido a una fiesta de Halloween "porque nos parecía algo estúpido, superficial". Sin embargo, casi cada mañana durante varios meses coincidían en el bar donde tomaban el aperitivo con "un señor cortés y distinguido", con el que charlaban ocasionalmente y que se ganó su confianza. Él les invitó a una fiesta de Halloween en una bella casa de campo.Y decidieron asistir.

En aquella casa había unos 50 invitados, todos ellos con disfraces y máscaras de brujas, zombis, vampiros, y todo iluminado sólo con velas. Los únicos sin máscaras era la pareja, que pensaba que todo era "un poco ridículo". No se sentían muy a gusto, pero intentaron acomodarse al ambiente. Su amigo les invitó a beber, les dio unos vasos; comieron. 

Entonces, apareció un hombre vestido de negro, "con un gran manto y un capuchón sobre el rostro. Todos, menos nosotros, se pusieron de rodillas... a cada uno les imponía las manos mientras ellos hablaban en una lengua incomprensible".

Los chicos, que no sabían nada de ocultismo ni sectas, pensaron que era solo "una especie de juego por la fiesta de Halloween, meras fantasías e invenciones". Pero ahora les dolía la cabeza, se sentían débiles y pensaron en marcharse. Se dirigieron a la puerta y la encontraron cerrada. Y entonces perdieron el conocimiento.

Primero despertó el chico. Junto a él, vio a su novia, completamente desnuda, con cortes, rasguños, moratones y señales de abuso en su cuerpo. La casa estaba vacía. 

Fueron a un hospital: los médicos confirmaron que la chica había sido sexualmente abusada y que los dos habían sido drogados.

El chico volvió a la casa de campo a hablar con su propietario. "Para vosotros esa noche no existió", responde el dueño, y sugiere que lo olviden todo para no tener problemas. En los días siguientes, la chica recibe llamadas telefónicas anónimas, y aterrorizada, ya no se atreve a salir de casa. Por supuesto, el "señor distinguido" del bar ha desaparecido. 

Al final la pareja se cambia de ciudad, se casa y empiezan una vida nueva. Cuentan su testimonio bajo anonimato, para "dar a conocer a los jóvenes que piensan que estas fiestas son solo algo divertido, que precisamente en las fiestas de Halloween se hacen cosas horrendas. A los jóvenes hay que ponerlos en guardia claramente, sin miedo a ir contracorriente." "Mi vida fue arruinada, y de esa ruina llevo las señales en el alma y en la mente", añade la chica.


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