lunes, 1 de julio de 2013

LA LENGUA


EL VENENO DE LA LENGUA
Con ella bendecimos al Dios y Padre, y con ella maldecimos á los hombres, los cuales son hechos á la semejanza de Dios. 
St. 3,9

Todos tropezamos de muchas maneras. Si alguno no tropieza en lo que dice, es un hombre perfecto, capaz también de refrenar todo el cuerpo. Ahora bien, si ponemos el freno en la boca de los caballos para que nos obedezcan, dirigimos también todo su cuerpo.

Mirad también las naves; aunque son tan grandes e impulsadas por fuertes vientos, son, sin embargo, dirigidas mediante un timón muy pequeño por donde la voluntad del piloto quiere. Así también la lengua es un miembro pequeño, y sin embargo, se jacta de grandes cosas. Mirad, ¡qué gran bosque se incendia con tan pequeño fuego!

Y la lengua es un fuego, un mundo de iniquidad. La lengua está puesta entre nuestros miembros, la cual contamina todo el cuerpo, es encendida por el infierno e inflama el curso de nuestra vida. Porque todo género de fieras y de aves, de reptiles y de animales marinos, se puede domar y ha sido domado por el género humano, pero ningún hombre puede domar la lengua; es un mal turbulento y lleno de veneno mortal. Con ella bendecimos a nuestro Señor y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, que han sido hechos a la imagen de Dios; de la misma boca proceden bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así.

¿Acaso una fuente por la misma abertura echa agua dulce y amarga? ¿Acaso, hermanos míos, puede una higuera producir aceitunas, o una vid higos? Tampoco la fuente de agua salada puede producir agua dulce.

Con este mensaje queremos invitar e instruir a usar positivamente la lengua, como dice también Ef. 4,29: “No salga de vuestra boca ninguna palabra mala, sino sólo la que sea buena para edificación, según la necesidad del momento, para que imparta gracia a los que escuchan.” O Prov. 25,11: “Como manzanas de oro en engastes de plata es la palabra dicha a su tiempo.”

El Pez muere por su boca. Eso facilmente indica que los seres humanos debemos tener mucho cuidado con las palabras que salen de nuestra boca, no sea que un día veamos que regresan como boomerang. Ejemplo de esto son los siguientes casos:
  •  John Lennon
Dijo en una entrevista a una revista americana: el Cristianismo va a acabar, va a encogerse, desaparecer. Dijo además: ” Yo no preciso discutir sobre eso, estoy seguro de ello. Jesús fue bueno, pero sus disciplinas muy simples. Hoy, nosotros los Beattles somos mas populares que Jesucristo (1966)”. Después de hacer dicho que los Beatles eran más famosos que Jesús recibió 5 tiros de su propio fan.

  • Tancredo Neves

En una ocasión en una campaña política dijo que si obtuviera 500 votos de su partido (PDS), ni Dios lo quitaría de la presidencia… los votos los obtuvo, pero su trono le fue quitado 1 día antes de su posesión.

  • El constructor del Titanic
El mayor navío de pasajeros de la época fue construido; en el día que entró a alta mar un periodista le hizo la siguiente pregunta al constructor: ¿qué tiene que decir en cuestión de seguridad de su navío? a lo cual en tono irónico, le dijo que “ni Dios podría hundirlo!”, el resultado fue el mayor naufragio de un navío que ya existió en todo el mundo hasta hoy.

  •  Bon Scote
Ex-vocalista de grupo AC-DC en una música decía la siguiente frase: “Don’t stop me, I’m going down all the way, wow the high way to hell” (No me lo impida.,voy a seguir el camino hasta la entrada del infierno), poco después fue encontrado muerto, asfixiado por su propio vómito.

La verdad es que nuestras palabras podrían ser nuestro mayor castigo. Alguién dijo: “Prefiero asegurarme de que mis palabras sean lo más dulces y suaves posible, no sea que un día tenga que tragármelas”.

Así también la lengua es un miembro pequeño, y sin embargo, se jacta de grandes cosas. Mirad, ¡qué gran bosque se incendia con tan pequeño fuego!

Y la lengua es un fuego, un mundo de iniquidad. La lengua está puesta entre nuestros miembros, la cual contamina todo el cuerpo, es encendida por el infierno e inflama el curso de nuestra vida.

Porque todo género de fieras y de aves, de réptiles y de animales marinos, se puede domar y ha sido domado por el género humano, pero ningún hombre puede domar la lengua; es un mal turbulento y lleno de veneno mortal.
 
  • Sant. 3,5-10 

Con ella bendecimos a nuestro Señor y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, que han sido hechos a la imagen de Dios; de la misma boca proceden bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así.






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