EL GOBIERNO DE PALESTINA EN VIDA DE JESÚS DE NAZARET
José Barros Guede,sacerdote incardinado en la archidiócesis castrense de España. Es
coronel capellán, ya retirado. Está licenciado en Teología y en Derecho
Civil. Fue abogado en ejercicio y escritor. Reside habitualmente en A
Coruña.
2/06/2013
En vida de Jesús de Nazaret, Palestina
estuvo gobernada por el rey Herodes, el Grande, por sus hijos el etnarca
Arquelao, los tetrarcas Herodes Antipas y Filipo y por los procuradores
romanos junto con el Sanedrín judío. En el año 40 antes del nacimiento
de Jesús de Nazaret en Belén, los emperadores romanos, Antonio y
Octavio, nombran a Herodes, persona de su confianza, rey de Palestina.
Era de constitución física robusta, de gran carácter, hábil, astuto,
cruel con sus enemigos y vasallo servil y aliado fiel con los
emperadores romanos.
Su padre Antípatros había prestado
grandes servicios políticos y militares a los romanos Pompeyo y a César
en la conquista de Palestina nombrándolo monarca de este territorio cómo
recompensa. Su hijo Herodes gobernó el pueblo judío de Palestina con
pleno poder despótico durante 37 años desde el citado año 40 a. C. y al
año 4 d. C. teniendo su propio ejército, su propio partido político
llamado los herodianos y estando exento de pagar tributos a Roma. Su
reinado podemos dividirlo entre etapas.
En la primera, desde el año 40 al 25 a.
C., se dedica a consolidar su trono ganándose la amistad de los
emperadores Antonio y Octavio y asesinando sin escrúpulos a varios
miembros de la real familia asmonea judía que le ofrecían resistencia,
entre ellos, al viejo rey Hicario II, y a familiares suyos íntimos como
fueron su mujer Marianme, a su cuñado Antiguo y a su suegra Alejandra.
En la segunda, desde el año 25 al 10
a.C., reedifica el Templo de Jerusalén siguiendo las huellas del
levantado por Salomón. Construye y embellece varías ciudades de
Palestina, entre ellas, Cesarea, donde levanta un gran puerto, y
numerosos palacios y fortificaciones en Palestina, entre estos, la Torre
Antonia en memoria del emperador Marco Antonio para residencia suya en
Jerusalén. Era una verdadera fortaleza inexpugnable en tiempos de
guerra, de forma cuadrilátera, en donde se hallaba la parte privada
reservada a al rey, y la parte pública donde se hallaba el pretorio,
lugar donde el procurador Poncio Pilatos recibirá y conversará con
Jesús de Nazaret junto con el litróstatos, patio enlosado, donde fue
vilmente coronado de espinas, escupido y flagelado por los soldados
romanos por mandato suyo. Fue una gran etapa de prosperidad para
Palestina, por lo cual es llamado El Grande.
En la tercera, desde el año 10 a. C. al
año 2 d. C. se caracterizada por sus disensiones, intrigas y crueldades.
Manda estrangular a sus dos hijos en Sebaste y degollar a todos los
niños menores de dos años en Belén. Asesina a su hijo primogénito que
había designado heredero de su reino cinco días antes de su muerte.
Muere a la edad de 70 años del año 4 d. C. El pueblo judío le odiaba por
su crueldad, por su despotismo y por su ateísmo, aunque le temía por su
gran poder e influencia política.
En su último testamento repartió el
reino de Palestina entre sus tres hijos, asignándole las regiones de
Judea, Samaria e Idumea a Arquelao, las de Galilea y Perea a Herodes
Antipas y las de Traconítide, Gaulanítide, Batanea y Hauranítide a
Felipo. Pero el emperador romano Octavio, ante la tenaz y fuerte
oposición del pueblo judío, nombra etnarca a Arquelao y tetrarcas a
Herodes Antipas y a Felipo sobre dichos territorios, advirtiéndoles que
los nombraría reyes cuando llegasen a merecerlo.
Arquelao gobierna con crueldad y
tiranía a sus súbditos de Judea, Idumea y Samaria. El emperador Octavio
lo destituye y lo destierra a las Galias ante las graves acusaciones que
estos le hicieron llegar, incorpora dichas regiones a la provincia
romana de Siria y nombra un procurador bajo la superior inspección del
legado imperial de dicha provincia.
Herodes Antipas, que tal vez era el
hijo que mejor reflejaba el carácter de su padre por su ambición, amor
al lujo y adulación a poder imperial romano, gobernó Galilea y Perea
durante 36 años, desde el año 4 d. C. en adelante. Construyó la ciudad
de Tiberíades, a orillas del lago de Gennesaret, en honor del emperador
Tiberio. Reconstruyó una antigua ciudad frente a Jericó en Perea
poniéndole el nombre de Libia, esposa del emperador Octavio. Se ganó la
confianza del imperador Tiberio sirviéndole como confidente y espía en
Oriente.
Filipo, tetrarca de Gaulanítide,
Traconítide, Hauranítide y Batanea, gobernó dichos territorios
pacíficamente hasta su muerte. Siendo de edad madura se casó con Salomé,
sobrina suya y famosa hija de Herodías, a la que le llevaba treinta
años de edad.
Herodes Antipas visita Roma y se
hospeda en casa de su hermano Filipo casado con Herodías, sobrina carnal
suya e hija de Aristóbulo y nieta de Herodes el Grande. Herodías, mujer
muy ambiciosa, y Herodes Antipas, hombre lujurioso y sin escrúpulos y
casado con otra mujer, deciden vivir juntos y regresan a Galilea y Perea
acompañándoles Salomé, hija de Herodías, gran bailarina, cuya arte
había aprendido en Roma. El repudia a su legítima esposa que se refugia
en la fortaleza de Macaronte y huye a los dominios de su padre, el rey
Aretas, y ella abandona a su esposo Felipo y regresa a Galilea a lado
de Antipas.
Juan Bautista recrimina a Herodes
Antipas, que le profesaba cierta veneración supersticiosa, su vida
incestuosa y adúltera con su sobrina Herodías. A consecuencia de ello,
le encarcela en la fortaleza de Macaronte, donde permanece encerrado
durante diez meses. Herodías intenta por todos medios conseguir de
Herodes Antipas que lo mandase degollar, pero él se resiste a tal
intento, primero por el respeto que le tenía a Juan Bautista y segundo
por el temor a una sublevación del pueblo judío que tenía a Juan
Bautista en gran estima.
Herodías, que no dejaba ocasión para
conseguir sus deseos, se vale de su hija Salomé, a quien Antipas
admiraba y quería por sus encantos. La ocasión la tuvo, cuando en una
cena-baile Salomé baila con tanto agrado para Herodes Antipas y para sus
invitados, que se gana su voluntad, manifestándole que le concederá lo
que le pida. Por indicación de su madre Herodías le pide la cabeza de
Juan Bautista, que Herodes Antipas le concede, ordenando su
decapitación, que ella ofrece a su madre en una bandeja.
El encarcelamiento de Juan Bautista
causará un enorme dolor y tristeza a Jesús de Nazaret, súbdito del
Herodes Antipas, que decide iniciar su vida pública anunciando por toda
Galilea y Perea el Reino de Dios, como una religión del corazón. Su
mensaje, conducta y milagros llegan profundamente al corazón de muchos
judíos siguiéndole muchos discípulos y oyentes suyos.
Durante la vida de Jesús de Nazaret los
procuradores de las regiones de Judea y Samaria y Perea fueron por orden
cronológico los siguientes: Coponio, Marco Ambivio, Rufo, Valerio
Cracto y Poncio Pilato. Eran comandantes de todas las guarniciones
militares sitas en estos territorios, ordenaban los impuestos y gabelas y
tenían la potestad jurisdiccional de ejecutar o absolver a los
sentenciados a muerte. Sus relaciones con Herodes Antipas eran hostiles.
Religiosamente no eran creyentes
judíos, pero guardaban gran respeto a las creencias religiosas de los
judíos y les concedieron muchos privilegios. Se puede afirmar que
fueron mejores para los judíos que el rey Herodes y el etnarca Arquelao.
Tenían su residencia oficial en Cesarea y viajaban frecuentemente a
Jerusalén donde se alojaban en la torre Antonia que dominaba al Templo y
donde residía una guarnición de soldados romanos para mantener el
orden.
De todos ellos, el peor fue Poncio
Pilatos, era persona terca, violenta, tirana y odiosa, que aprovechaba
toda ocasión para humillar y despreciar al pueblo judío. Fue quien
cobardemente ordenó la crucifixión de Jesús de Nazaret a petición del
pueblo judío manipulado por los sumos sacerdotes Anás y Caifás. Será
destituido de gobernador de Judea, Samaria y Perea por la cruel e
injusta matanza de ilustres personajes samaritanos ordenada por él en
monte Garazeim.
La comunidad samaritana presentó la
correspondiente denuncia de esta matanza colectiva ante Vitelio,
delegado romano de la provincia de Siria con plenos poderes para todo
Oriente, que le destituye y le envía a Roma para que responda ante el
emperador Tiberio de sus cargos y delitos. Cuando llega a Roma, dicho
emperador había muerto, sucediéndole Cayo Calígula.
El Sanedrín era la institución autóctona
judía para regir interiormente y religiosamente el pueblo judío bajo la
autoridad suprema de los representantes de los emperadores romanos en
Palestina. Fue creada en la antigüedad por los reyes extranjeros que la
había conquistado. Estaba constituido por setenta y un miembros judíos,
incluido su presidente que era el sumo sacerdote del Templo de
Jerusalén. Se dividía entre tres grupos, el primero estaba formado por
sacerdotes que representaban la clase aristocrática sacerdotal de
tendencia saducea, el segundo por ancianos que representaban a la
aristocracia laica también de tendencia saducea y el tercero por
escribas de tendencia farisaica.
Residía en Jerusalén y tenía
jurisdicción sobre todo el mundo judío, pero prácticamente solo la
ejercía sobre el judaísmo palestinense. Se extendía a toda causa
religiosa y civil que se relacionase con la Ley Mosaica y con el poder
de dictar sentencia, incluso de muerte, pero que debía ser confirmada y
ejecutada personalmente por los representantes de la autoridad del
emperador romano en Palestina.
El Sanedrín era convocado por el Sumo
Sacerdote para reunirse en el lugar llamado de la Aula de la Piedra
Cuadrada, junto al Templo, pero en ocasiones podía reunirse en la casa
del Sumo Sacerdote. Eran días inhábiles para los sábados y los festivos
judíos. Las causas se discutían de día y se resolvían y dictaban
sentencia de noche. En las civiles se resolvían por mayoría de un voto,
y en las penales se absolvían por mayoría de un voto y se condenaban
por mayoría de dos votos, pudiendo revirarse la sentencia para absolver
pero no para condenar. Las opiniones y los juicios sobre las causas
comenzaban por los más jóvenes hasta llegar a los más ancianos.
El Sanedrín, presidido por Caifás sumo
sacerdote aquel año, condena a muerte a Jesús de Nazaret en un juicio
sumarísimo y nocturno por sus dichos de que podía destruir y reconstruir
en tres días el Templo de Jerusalén, por proclamarse Hijo de Dios y por
su fuerte crítica a los hipócritas escribas y fariseos explotadores de
la buena fe del pueblo judío. Caifás era yerno del poderoso y taimado
Anás, promotor de su detención con la colaboración traidora de Judas
Iscariote. Anteriormente, había sido sumo sacerdote durante varios años.
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