Jesús te
tiende su mano para que camines sobre las aguas del pecado. Te invita a
ser su discípulo amado; quiere que sueñes con el vuelo del águila, nada
de menudencias. Quiere que seas un gran santo, para eso has sido creado y
llamado por el Verbo desde toda la eternidad.
Quiere
que mires a tus hermanos con ojos misericordiosos. Pero también quiere
que veas cuán frágil y pequeño eres. No te espantes, Él te ha modelado,
te conoce mejor que nadie. Quiere que reconozcas tu pequeñez y que
eleves tu corazón en continua oración. Él te dará la fuerza para
caminar.
Te
ha dado a María: suplica día y noche a la Señora que te haga santo y
que no permita que jamás te separes de su Divino Hijo. Ruega que te
defienda y proteja como su hijo amado.
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