martes, 13 de diciembre de 2016

CADENA DE ORACIÓN


150 ROSARIOS
Para acelerar el triunfo del Inmaculado Corazón de María
Desde el 12/12/16 hasta el 12/05/17
En preparación para la celebración de las apariciones en Fatima


El 13 de Mayo del 2017 se cumplen 100 años de las Apariciones de Fátima.

Que debe mirarse conjuntamente con el gran prodigio de las apariciones de la Virgen de Guadalupe en el Tepeyac, la mujer vestida de Sol con la Luna bajo sus pies (Ap. 12)

En estos 100 años hemos vivido una serie de hechos que han transformado nuestro mundo y nuestra forma de vivir y pensar.

En su gran mayoría todos éstos cambios no han sido lo que llamaríamos precisamente “algo” mejor.

Y cuando podemos sentirnos abrumados por toda ésta negatividad, nos retumba aquélla profecía de nuestra Madre:
 
“Al final mi Inmaculado Corazón Triunfará”

El triunfo de Su Corazón es el triunfo de la gracia sobre el pecado.

Del amor sobre el odio y el egoísmo, de la paz sobre la violencia, de la fe renovada por el Espíritu Santo sobre el ateísmo, de la devoción fervorosa sobre la indiferencia y la frialdad.

De la verdad de la Revelación sobre la mentira, las herejías y la falsa religión… Sí, el TRIUNFO DE SU CORAZÓN INMACULADO…el triunfo del amor!

Ahora bien, debemos reconocer la seriedad del momento, debemos tomar conciencia de nuestro llamado como bautizados, más aún si nos hemos consagrado al Inmaculado Corazón de María, puesto que tenemos el deber de responder a ésta hora que vivimos.

Hemos sido llamados a ser instrumentos pequeñísimos de éste triunfo.
 

ACCIONES CONCRETAS PARA ACELERAR EL TRIUNFO

A) ORACIÓN: Porque solo la oración abre el corazón a la acción transformadora del Padre.

La oración permite a Dios actuar en el mundo.

El reino de Dios llegará a la Tierra cuando se lo permitamos, pues el Reino de Dios es una forma de gobernar los corazones que son libres.

La oración libera nuestros corazones para dejarlo actuar.

B) PENITENCIA Y REPARACIÓN: el sufrimiento tiene su significado y poder; poder para redimir el mundo.

Esto lo deberíamos comprender simplemente por nuestra atenta observación a Jesús crucificado, pero al parecer necesitamos que se nos recuerde que la lección se aplica también a nuestros sufrimientos.

El deber cotidiano es penitencia y arrepentimiento. Dios no quiere de nosotros nada fuera de lo común, únicamente que aceptemos disciplinarnos diariamente en el cumplimiento de nuestros deberes y responsabilidades.

Nuestra conversión debe manifestarse en el cumplimiento de los deberes cotidianos y en la conducta responsable.

El amor no es amor mientras no quede expresado, debe ser visible en nuestras relaciones con los demás para que pueda ser real.
 
La voluntad de Dios se haya oculta en el cumplimiento diario del deber.

C) CORREGIR NUESTRA VIDA: En sus apariciones nuestra madre dijo: “El hombre debe dejar de ofender a Nuestro Señor, que ya está demasiado ofendido”

La condición fundamental de la renovación del mundo es la renovación de nuestras vidas.

No habrá Paz ni Triunfo hasta que nos reformemos. El pecado debe ser abandonado.

Debemos seguir los mandamientos de Dios y renunciar a nuestros caprichos y actos egoístas. Debemos caminar según sus reglas, pues han sido impuestas por el que con Su Sabiduría creo todo cuanto es y existe ¿pueden nuestros criterios competir con ello?

D) REALIZAR OBRAS DE MISERICORDIA. Las obras de Misericordia son el amor en acción; son la prueba irrefutable de nuestro amor a Dios.
 
Sin obras, nuestra fe es una fe muerta (Sant. 2,14)

Porque el juicio de Dios será sin Misericordia para el que no ha mostrado Misericordia (Sant. 2,13)

En éstas dos citas podemos vislumbrar la importancia que tiene el manifestar con obras lo que decimos creer y a quien decimos amar.

E) CONSAGRACIÓN A SU CORAZÓN INMACULADO: Nuestra Madre declara: “Los que abracen ésta devoción, les prometo las gracias necesarias para su salvación”.

La devoción a su Corazón nos trae las gracias que necesitamos para enmendar nuestra vida.
 

Nuestro ser encomendado a su Inmaculado Corazón acelera la victoria sobre el mal.

La Consagración nos asegura la salvación y nos confiere la posibilidad de interceder de una manera más efectiva y seria en la salvación de los pecadores.

Las oraciones (jaculatorias) para ser rezadas después del Gloria, al finalizar cada misterio del Santo Rosario son:
 
- Padre Eterno os ofrezco las Llagas de Nuestro Señor Jesucristo para curar las heridas de nuestras almas. (300 días de Indulgencia)
 
- Jesús mío, Perdón y Misericordia…por los méritos de vuestras Santas Llagas! (300 días de Indulgencia)
 
- Oh Jesús mío perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno, lleva al Cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de tu Divina Misericordia. Amén
 
- Jesús, María os Amo, Salvad almas (300 días de Indulgencia)


DIOS CONTIGO








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