Ayúdame, Espíritu Santo, a recibir a Jesús de la mejor manera posible.
Actúa dentro de mí, toma mi corazón, infunde en él la fe, la esperanza y
el amor. Abre mi alma a la verdadera alegría, la que viene de tener un
Dios tan cerca, viviendo entre nosotros. Santa María, causa de nuestra
alegría, ruega por nosotros. Amén.
Mt. 1,18-24
Jesucristo, ayúdame a edificar mi propia santificación en la entrega
generosa, en la búsqueda de tu gloria y en una esforzada abnegación de mí mismo
para imitarte en todo.
«En esa entrega diaria a la gloria de Dios y a la salvación de las almas encontrarás la verdadera felicidad»
Cristo al centro, n. 1873
«En esa entrega diaria a la gloria de Dios y a la salvación de las almas encontrarás la verdadera felicidad»
Cristo al centro, n. 1873
DIOS CONTIGO
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