QUERIDO PADRE
Querido Padre celestial,
míranos como tus hijos,
y concédenos poder sentirnos
en ti el bien supremo del
tiempo y la eternidad.
Aun si tenemos que negarnos
a nosotros mismos y hacer
grandes sacrificios, tú
sigues siendo nuestro tesoro,
nuestro amor y nuestra alegría.
Danos fuerza como un pueblo
reunido y listo para servirte
sólo a ti.
Danos tu Espíritu cada vez
que no entendemos lo que
debemos hacer.
Abríganos siempre con tu
ayuda y permítenos ver
tus milagros en cuerpos
y almas.
Porque tú eres nuestro Dios,
el Todopoderoso y tú encuentras
la manera de ayudar en todo.
Amén
míranos como tus hijos,
y concédenos poder sentirnos
en ti el bien supremo del
tiempo y la eternidad.
Aun si tenemos que negarnos
a nosotros mismos y hacer
grandes sacrificios, tú
sigues siendo nuestro tesoro,
nuestro amor y nuestra alegría.
Danos fuerza como un pueblo
reunido y listo para servirte
sólo a ti.
Danos tu Espíritu cada vez
que no entendemos lo que
debemos hacer.
Abríganos siempre con tu
ayuda y permítenos ver
tus milagros en cuerpos
y almas.
Porque tú eres nuestro Dios,
el Todopoderoso y tú encuentras
la manera de ayudar en todo.
Amén
DIOS CONTIGO
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