Audio-Santoral: BEATA MARÍA MAGDALENA MARTINENGO
Mt. 13,31-35
Nos presenta a Jesús predicando a sus discípulos. Y lo hace, tal como en
Él es habitual, en parábolas, es decir, empleando imágenes sencillas y
corrientes para explicar los grandes misterios escondidos del Reino. Así
podía entender todo el mundo, desde la gente más formada hasta la que
tenía menos luces.
«El Reino de los Cielos es semejante a un grano de mostaza...» (Mt 13,31). Los granitos de mostaza casi no se ven, son muy pequeños, pero si tenemos de ellos buen cuidado y se riegan... acaban formando un gran árbol. «El Reino de los Cielos es semejante a la levadura que tomó una mujer y la metió en tres medidas de harina...» (Mt 13,33). La levadura no se ve, pero si no estuviera ahí, la pasta no subiría. Así también es la vida cristiana, la vida de la gracia: no se ve exteriormente, no hace ruido, pero... si uno deja que se introduzca en su corazón, la gracia divina va haciendo fructificar la semilla y convierte a las personas de pecadoras en santas.
Esta gracia divina se nos da por la fe, por la oración, por los sacramentos, por la caridad. Pero esta vida de la gracia es sobre todo un don que hay que esperar y desear con humildad. Un don que los sabios y entendidos de este mundo no saben apreciar, pero que Dios Nuestro Señor quiere hacer llegar a los humildes y sencillos.
«El Reino de los Cielos es semejante a un grano de mostaza...» (Mt 13,31). Los granitos de mostaza casi no se ven, son muy pequeños, pero si tenemos de ellos buen cuidado y se riegan... acaban formando un gran árbol. «El Reino de los Cielos es semejante a la levadura que tomó una mujer y la metió en tres medidas de harina...» (Mt 13,33). La levadura no se ve, pero si no estuviera ahí, la pasta no subiría. Así también es la vida cristiana, la vida de la gracia: no se ve exteriormente, no hace ruido, pero... si uno deja que se introduzca en su corazón, la gracia divina va haciendo fructificar la semilla y convierte a las personas de pecadoras en santas.
Esta gracia divina se nos da por la fe, por la oración, por los sacramentos, por la caridad. Pero esta vida de la gracia es sobre todo un don que hay que esperar y desear con humildad. Un don que los sabios y entendidos de este mundo no saben apreciar, pero que Dios Nuestro Señor quiere hacer llegar a los humildes y sencillos.
Rev. D.
Josep Mª
MANRESA Lamarca
(Les Fonts del Vallès, Barcelona, España)
Ojalá que cuando nos busque a nosotros, nos encuentre no en el grupo de
los orgullosos, sino en el de los humildes, que se reconocen débiles y
pecadores, pero muy agradecidos y confiados en la bondad del Señor. Así,
el grano de mostaza llegará a ser un árbol grande; así la levadura de
la Palabra de Dios obrará en nosotros frutos de vida eterna. Porque,
«cuanto más se abaja el corazón por la humildad, más se levanta hacia la
perfección»
San Agustín
«El grano de mostaza es la
semilla más pequeña, pero cuando crece se convierte en el
árbol más frondoso. ¿Por qué? Porque no pone trabas. Porque
se deja. Porque cae en tierra y muere. En esto
consiste nuestra vida.»
Cristo al centro, n.1615
Cristo al centro, n.1615
DIOS CONTIGO
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