jueves, 22 de marzo de 2012

EL EXORCISMO DE MARTE CUARTA PARTE


CUARTA PARTE/EXORCISMO DE MARTA


25 de octubre.

Al poco de rezar, comenzó a tararear con voz muy baja una canción dulce y melancólica. Yo seguía orando, pero me percaté muy pronto de que aquella canción la conocía. Al cabo de un rato pregunté, ¿eres Desiré? Me contestó que sí asintiendo con la cabeza. Era un espíritu perdido que había sido hecho salir de Marta hacía varios meses. De momento tampoco sabíamos más pues los demonios no le dejaban hablar.

Tras media hora de orar le preguntamos que cuántos demonios había dentro. Enérgicamente con la mano indicó primero que tres, y después que dos. Con alguna pregunta adicional, entendimos que había dentro tres demonios y dos espíritus perdidos. Le preguntamos que qué nombres tenían, la madre inquirió por quién habían entrado. No mucho despúes escribió lo siguiente:

Antonio-ver él
Zaida-Pablo-guapo
Tristeza
Agonía
Satán

Es decir, había dos espíritus perdidos (Desiré y Zaida) y tres demonios (Tristeza, Agonía y Satán). Un espíritu perdido había sido invocado por Antonio (un secuaz de la secta satánica) y el otro por Pablo. Ambos espíritus perdidos habían sido llamados por ellos para que las chicas les vieran como guapos y pudieran obtener sexo de ellas. Siguió escribiendo:

hechizo fuerte
fuera, no entró
protección fuerte
dar gracias a Dios
soy San Miguel
rezar por Pablo
Agonía = carga, no centrarse, pesadez
Tristeza = tristeza, hechizo

[Estaba después el nombre de Pablo con dos flechas indicando que los dos demonios habían entrado por su intervención. Encima del primer signo de = había una flecha que llevaba a la palabra función. Indicando que, por ejemplo, el demonio que llevaba el nombre de Agonía tenía el efecto de producir una sensación de carga sobre el cuerpo y la incapacidad de centrarse.]

Almas perdidas-ella debe rezar por ellas
Satán-débil, cerca fin, tener fe
Unión con Dios
muy importante, ella

Aquello lo decía porque Marta estaba llevando sobre sí una terrible cruz. Todo se prolongaba sin que ella viera el final del túnel.

No hay fórmula para que salgan que funcione siempre, a cada demonio le molesta una cosa. Pero no salen por eso. Les ordena Dios. Es importante que tengáis fe. Dios está con vosotros siempre.

Después rezamos un rato. Entre los que estábamos ahí manifestamos nuestra perplejidad de que Desiré hubiera entrado de nuevo. ¿No se suponía que había salido y había ido ya hacia la luz? Tras unos minutos, con una letra totalmente diferente a la precedente, escribió Desiré.

No puedo cambiar los hechos de mi vida. No lo entendéis.

Una vez más nos manifestaba que tras el tiempo de prueba ya no era posible merecer. Hasta el día de nuestra muerte podemos cambiar nuestro pasado por la conversión, pero tras ese momento ya no. Con ese "no lo entendéis" nos decía que el mundo de ultratumba era más complejo de lo que podíamos imaginar

Sí, debo decir algo, hacer 3 cruces, cabeza, estómago, espalda.

En cuanto hicimos aquello se produjo una agitación extraordinaria en la posesa. Después todavía escribió unas líneas más en un momento de calma.

No soportan cruces.
Tienen mucho odio. Son [los tres] de la misma clase de demonios

Tras las últimas líneas se produjo una agitación mucho peor. Marta profería una especie de espantosos ladridos. Todos los espíritus y demonios salieron en aquella sesión que apenas si sobrepasó las dos horas.

Durante las sesiones de oración Satán me insultaba. Uno de sus insultos más frecuentes era el de "maldito". Apelativo que lo profería alargando mucho las sílabas, con acerba inquina. Cuando decía esa palabra, también a veces la decía de la madre, giraba la cabeza hacia mí, abría los ojos y me los clavaba. Debo decir que este insulto suponía para mí una profunda fuente de satisfacción. Yo hago en mi vida personal muchas cosas mal. Me siento avergonzado por muchos de mis actos e incluso temo por el día del Juicio, ese día en el que compareceré ante el Trono de Dios a dar cuenta de mis actos. Pero el que el Príncipe de los demonios me dijera con tanta rabia que era un maldito me daba seguridad de que iba por el buen camino a pesar de mis infinitas limitaciones. El que Satán no sólo no sintiera simpatía por mí, sino rabia y odio, era una gran alegría para mí. Lo terrible es que hubiera sentido una cierta simpatía o le hubiera resultado indiferente. Pero mientras el demonio tuviera ese especial odio contra mí, eso significaba que a pesar de mis pecados iba andando por el sendero adecuado.

Además en esta sesión, como en algunas otras, me había calificado de algo que todavía me daba más satisfacción, me había llamado: ¡maldito zorro!. Fantástico, aquello era casi como un reconocimiento del infierno. No me extrañaba, había yo hecho todo lo posible por instrumentalizar al demonio para la gloria de Dios.

8 de noviembre

Esta sesión número 63 apenas si tiene algo que contar: salieron tres almas perdidas y un demonio. Pero ninguna dijo su nombre.

13 de diciembre

Había pasado un mes desde la última sesión porque tuve que ir a México a dar una serie de conferencias. Al regreso me esperaba encontrar a Marta con una multitud de demonios dentro de ella. ¿Cuántos habría en su interior? ¿Veinte? ¿Treinta? Pero no, ante mi sorpresa me encontré que había sólo cinco. Sin duda Dios limitaba el número de demonios que podían entrar en su cuerpo. En esta sesión número 64 estaban los siguientes demonios: Discordia, Balsenbagein, Perversión, Negación y Satán. Como siempre en este libro los cito en el orden de su jerarquía, en este caso de menor a mayor.

Después de varios rosarios y tras invocar un rato a San Miguel, le pregunté a la posesa si estaba presente el arcángel. Me contestó que sí. Yo no me resistí a preguntarle que qué estaba haciendo San Miguel. La posesa escribió:

Dice [San Miguel]: Dios es Bueno, Dios es Santo
más le hubiera valido no negarlo

Esto era la confirmación de algo que yo con mi especulación teológica ya había descubierto hacía tiempo, esto es que cuando un ángel o un santo venía a una sesión de exorcismo, en cierto modo, el santo lo que hacía era exorcizar al demonio diciéndole aquello que más le atormentaba. Pues los demonios al no tener cuerpos no se les puede agarrar para sacarlos, no hay donde agarrar. Y por tanto hay que atormentarlos de un modo espiritual, diciéndoles la verdad. Y concretamente la verdad que más le atormenta a cada uno, hasta que no aguantan más y se marchan. Esencialmente así son las luchas entre ángeles y demonios: a través de especies inteligibles. Son luchas exorcísticas, en cierto modo. Aunque como ya dije anteriormente en otra sesión, sí que hay algo más que esto. Es decir, ciertamente entre ángeles y demonios hay algún tipo de lucha con poderes que desconocemos, poderes propios de la naturaleza angélica. El sacerdote en la lucha espiritual que es cada exorcismo, usa de ambas armas: usa de las especies inteligibles (comunicadas al demonio de un modo material, a través de la voz) y usa de su poder sacerdotal, que es algo invisible. Por eso Jesús a los Apóstoles les dio un poder sobre los demonios. Después de convocar a los Doce les dio poder y autoridad sobre todos los demonios. Lc 9, 1. Poder que se transmite en el sacramento del orden (Poder que se transmite en el sacramento del orden, no en la antigua orden menor del exorcistado que era un mero sacramental. El poder auténtico y verdadero entregado por Cristo a los Apóstoles permanece intacto e incólume en el sacramento que Él instituyó. Aquella antigua orden menor era una petición de la Iglesia a Dios para que Él confiriera mayor eficacia a ese poder que estaba en el sacramento. Esta explicación la hago porque algunas personas creen que se ha perdido algún poder exorcístico al suprimirse esa orden, cosa que no es así).

Después de aquella frase, seguido, el demonio mudo escribió:

Me atormenta no lo puedo soportar
Me quiero ir
[Más tarde añadió]
Dice que tengáis fe, que Dios está con vosotros siempre y la Virgen también
rezar Credo

El Credo era una fórmula óptima contra la negación, nombre de aquel demonio. Antes de recitarlo, le hice una pregunta que a su vez me había hecho un exorcista de otra diócesis. Se trataba de una duda muy compleja pero que no era ociosa, pues la respuesta a esa cuestión sería útil para el desenvolvimiento de nuestro ministerio. Sin embargo, la posesa se limitó a escribir:

dile a Dios y sabrás la respuesta

Aquella respuesta era también una enseñanza. Pues hay cosas en este ministerio del exorcismo que las sabemos porque el demonio se ve obligado a decirlas, otras que las sabemos porque Dios las hace saber a través de la oración, a través de inspiraciones, y otras que se saben en el uso de la inteligencia a través de la ciencia teológica. El ejercicio del ministerio exorcístico bebe de estas tres fuentes (He conocido algún exorcista que se basaba sólo en lo que Dios le inspirase en la oración, otros sólo querían basarse en la Teología, otros creían todo lo que los demonios le decían. Este ministerio, verdaderamente espiritual, debe nutrirse de esas tres fuentes en perfecta armonía y conjunción. Dios nos ha dado inteligencia para conocer el mundo de lo invisible a través de la Teología, Jesús preguntó cosas a los demonios en los exorcismos (la Tradición de la Iglesia también lo ha hecho en el ejercicio de este ministerio) y, por último, Dios mismo a veces inspira exactamente qué hay que hacer o decir en un exorcismo).

La sesión siguió, más adelante descubrimos que para expulsar a Perversión lo que tuvimos que hacer era pequeñas cruces en la cabeza. Comprendí al momento que eso tenía, además, un significado simbólico: que para acabar con la perversión de un ser humano (cualquier perversión del tipo que sea) lo que hay que hacer es que el sujeto que padece esa perversión practique pequeñas cruces, pequeñas mortificaciones.

La adición de pequeñas renuncias acaban con cualquier perversión (A veces algunos confesores se rompen la cabeza buscando alguna solución para solucionar el caso de un penitente que sea un pervertido -en el pecado que sea- cuando la solución es simple y es ésta. Si se me permite un juego de palabras, en este caso justificado, yo diría que la ADICIÓN acaba con la ADICCIÓN

La adición de mortificaciones, de cruces, acaba con la adicción a un pecado. Muchas veces los sacerdotes pensamos que la persona encadenada a una perversión tiene que hacer un acto de la voluntad intensísimo que ponga punto final de una vez para siempre a un hábito. Grave error, un hábito muy arraigado no se arranca de un tirón, sino socavando lentamente sus raíces día tras día. Un tirón único que arrancara el vicio de una sola vez requeriría una fuerza sobrehumana de la que carece el pobre arrepentido que quiere cambiar. Los vicios tienen muchas raíces y el vicioso por propia definición tiene poca fuerza en su voluntad debilitada. Así que la práctica lenta, constante y progresiva de la mortificación es el modo lento, pero infalible, de finalizar desde un mero hábito de impureza como la masturbación hasta las perversiones más vehementes que arrastran a la persona a vicios como la ludopatía, el alcoholismo o la pedofilia. De todas maneras, una cosa es el vicio y otra la perversión. El pecado lleva al vicio, y el vicio a la perversión. Al final, no basta con oración hay que mortificarse, hay que hacer penitencia).

20 de diciembre

Los demonios se manifestaron desde el principo, sus nombres eran: Tristeza, Separación, Desconfianza, Miedo y Satán. Durante la sesión escribió un demonio lo siguiente:

Tristeza, Separación, Desconfianza, mismo fin
salen los 3

Ya habíamos observado que algunos demonios salían a la vez. Algunos demonios están ligados de alguna manera entre sí, de forma que salen a la vez de los posesos. Tristeza era un demonio mudo, pero Saparación no. Así lo descubrí al dirigirme directamente a él. Cuando le preguntamos cómo saldría Tristeza, respondió con una sola palabra: contraposición. Así que comenzamos a cantar himnos religiosos de gozo. Que alegría cuando me dijeron y otros. Eso atormentaba mucho al primer demonio. Finalmente esos tres salieron cuando los que estábamos en la capilla nos pusimos de pie alrededor de la posesa y juntando las manos cantamos esos himnos. Himnos que eran lo contrapuesto a la tristeza y la separación. Miedo salió poco después, obligado por la Virgen o San Miguel que forzaron a la posesa a abrazarse a la cruz del altar, donde estuvo llorando y aullando unos quince minutos.

Durante la sesión también había escrito:

Hechizo profesor

Sabíamos por cosas que estaban pasando en esa facultad donde estudiaba Marta, que la secta satánica formada por estudiantes de esa universidad, no sólo estaba lanzando hechizos a sus compañeros, sino también a algún profesor. Éramos conscientes que la oración, la nuestra, la de aquellos que estábamos en esa capilla, debía detener aquella peste demoníaca en esa facultad. Dios nos había dado a conocer todo lo que estaba sucediendo en el mundo de lo invisible en ese lugar concreto (una universidad de España cuyo nombre no revelamos), para oponer otra fuerza que contuviese y refrenase ese mal.

29 de diciembre 2003

No sucedió nada especial. Desde el principio estaba Satán solo. Al ser Navidad, los integrantes de la secta satánica debían estar en lugares diversos de España y no se pudieron reunir. Si algo debo resaltar de esa sesión fue la tristeza inmensa que demostraba el demonio, a través de la cara de la posesa.

2 de enero de 2004

Sólo había un demonio más, llamado Sadrechahán, nombre que significaba separación y miedo. Salió después de cuatro horas de sesión. Al acabar, tanto el párroco de otra parroquia (que me ayudaba en esa sesión) como yo, nos sentíamos terriblemene agotados. Por alguna razón aquella sesión nos había fatigado de un modo que iba más allá de lo razonable, siendo que nos habíamos limitado a rezar con toda tranquilidad, sin ninguna tensión, sólo rosarios y cosas por el estilo. Habíamos decidido comer juntos al acabar la mañana, pero yo estaba tan cansado que sólo quería derrumbarme en un sillón, sólo, en mi casa. Y a él le sucedía lo mismo. He conocido más casos de exorcistas que tras una sesión acaban con un tremendo agotamiento.

10 de enero

El gesto de la posesa al entrar en trance nos indicó que había dos demonios y un espíritu perdido. Salieron en dos horas ambos, menos Satán. El demonio que salió no reveló el significado de su nombre, tan solo dijo su nombre. Pero era tan difícil de repetir que ninguno de los presentes lo pudo repetir. Hay que decir que muchos de los nombres de los demonios en lenguas desconocidas eran casi imposibles de repetir, en bastantes de las sesiones sabemos sus nombres porque les obligamos a escribirlos. De lo contrario aquello para nosotros hubieran sido sólo sonidos extrañísimos que no hubiéramos podido transcribir en un papel.

17 de enero.

Tenía dos demonios, uno de ellos tenía un nombre que no pudimos transcribir de difícil que era por más que se lo hicimos repetir. Al preguntarle que significaba dijo que maldad. Aunque también añadió después que aquella palabra no era su nombre. Lo que quería expresar era que lo más cercano a nuestra lengua para expresar el significado de su nombre era esa palabra -maldad- pero que su nombre, en la lengua que fuera, tenía otros matices. Finalmente salió haciéndole cruces en todo el cuerpo. Para no tocar el cuerpo de aquella jovencita, siempre que le hacía cruces usaba mi cruz de metal. A excepción de la cabeza, donde a veces imponía las manos, yo nunca le tocaba ninguna parte del cuerpo. Y si había que hacer una cruz en un lugar concreto donde hubiera un demonio, siempre usaba mi cruz para evitar todo contacto físico.

31 de enero

Tenía cinco demonios: Dolor, Veneno, Dureza, el cuarto salió sin revelar su nombre, y Satán. Salieron todos menos el último. El último únicamente saldría en la hora ya determinada por Dios. Y cuando él saliera, la posesión de Marta habría llegado a su fin. Cada sesión duraba tres horas y media.

21 de febrero

Tenía los siguientes demonios. Haissa (que significa hundido), Jael (que significa pesar), Maldad, Negación y Satán. Salieron todos sin mayor dificultad en el plazo de dos horas.

En un momento dado, un olor muy desagradable se notó en un lugar concreto cerca de la posesa. Debo decir que al acabar todo yo noté nauseas y un dolor en un lugar concreto de mi cabeza. Por más que recé, ambas sensaciones me duraron todo el día. A mí la cabeza no me duele nunca, ni siquiera una vez cada varios meses. Por eso aquello lo achaqué a la acción del demonio.

Tres veces en mi vida me ha pasado algo por realizar una sesión. La primera (era otro caso distinto del de Marta), sentí una puñalada en un brazo. La segunda, tuve que interrumpir la sesión para ir a vomitar al servicio. La tercera era ésta. Un par de veces, al acabar, he sentido una fatiga muy grande que iba más allá de lo normal.

Una señora presente en aquella sesión y que se trata de una persona merecedora de mi confianza, nos dijo al acabar, que durante las oraciones había visto a Satán al pie de la colchoneta donde estaba tumbada la posesa. Lo vio con cuerpo de hombre y cara de chivo.

28 de febrero

Había dos demonios: Jaíster (que significa perdición) y Miedo. Miedo o Carga, que las dos cosas nos dijo que significaba la palabra compuesta por signos ilegibles que había escrito ante la orden de poner sobre el papel su nombre. Hay que recordar que todo lo que escribía lo hacía estando tumbada en la colchoneta, con los ojos cerrados, escribiendo sobre los papeles puestos sobre su vientre.

El demonio que respondía al nombre de Miedo salió tras lamentarse mucho del bien que estaba haciendo la película La Pasión de Mel Gibson que acababa de estrenarse el miércoles de ceniza, tres días antes. Yo le ordené que pensara lo mucho que acercaría a Dios a millones de almas ese largometraje, durante años. El Diablo, por lo mucho que se lamentaba, reconocía que era así; lo tuvo que reconocer. Es horrible, decía un Satán resignado a perder aquella batalla de evitar que se hiciera esa película y se comercializara.

20 de marzo

Llevábamos varias semanas sin rezar por Marta, de manera que cuando en la sesión reveló que había seis demonios dentro, nadie se extrañó. Se manifestaron desde el comienzo con gritos, no se ocultaron. Hacial el final, apoyándose sobre la espalda, puso las piernas en vertical unas cinco veces. Salieron todos los demonios, menos tres, apenas habló.

Pero lo que dijo fue tremendamente trascendental. El pasado 11 de marzo había sucedido el terrible atentado de las bombas en los trenes de Madrid. En un momento dado, yo le dije que el atentado había producido muchos actos de heroísmo, de entrega y amor a los seres queridos. "Ha producido mucho bien", le dije yo. Y al momento respondió: "y mucho mal". Yo callé porque me di cuenta de que tenía razón: había producido odio, rencor, blasfemia...

Como las sesiones duraban toda la mañana, yo salía a descansar un poco rezando el breviario mientras paseaba por la gran avenida ajardinada que hay delante de la parroquia. Los presentes en la capilla, mientras tanto, se quedaban rezando el rosario. Rosario que no era una interrupción del exorcismo, sino un modo de debilitar al demonio. Pero he aquí que un sacerdote presente y la madre no resistieron la idea (no voy a decir la tentación) de hacerle algunas preguntas a la posesa en trance. Y así, estando yo fuera, el demonio dijo que el atentado había sido ideado por ETA en colaboración de terroristas islámicos. También dijo que no todos en ETA eran tan sanguinarios. Asimismo, el demonio refirió su alegría por la victoria del Partido Socialista en las elecciones. La madre y aquel sacerdote no se resistieron a preguntarle incluso por personas concretas de ese partido político. Al llegar yo puse punto final a esas preguntas. Pero las preguntas ya habían sido hechas y habían recibido respuestas y me provocaban el dilema de si dejar constancia de ellas en este diario del caso de Marta. Finalmente, opté por dejar constancia y que cada uno pensara lo que quisiera.

27 de marzo

Marta venía con dos demonios más, Separación y Miedo, y con dos espíritus perdidos. Miedo salió haciendo señales de la cruz en la zona de la cabeza donde estaba. Concretamente estaba situado en las sienes y en el estómago. No estaba en esos tres lugares del cuerpo a la vez, sino que iba del estómago a una sien, y de una sien a otra sien. Uno de los espíritus perdidos nos dijo su nombre, Jalaishar, y cuando le pregunté que dónde había vivido hasta que murió, me contestó que en Arabia. Como siempre, los primeros en salir fueron los espíritus perdidos. Estos para los demonios, hacen la función de pantalla frente a nuestras oraciones. Los espíritus perdidos salieron, como siempre, simplemente rezando.

5 de abril

Tenía los siguientes demonios: Satán, Miedo, Confusión, Desconfianza y Veneno. Miedo o había vuelto a entrar o se trataba de otro demonio con el mismo nombre. A veneno lo que más le debilitó fue hablarle de cosas respecto a la Salvación. A Desconfianza lo que más pavor le produjo fue rezar el Credo.

Respectivamente, a lo largo de las horas que duró la sesión, a la pregunta de qué sería la cosa concreta que les haría salir, una había escrito salvación y otro creer. Miedo a esa pregunta, escribió: cantar. A miedo le pregunté cual era el pecado predominante que le había hecho condenarse, y ante nuestra sorpresa escribió: droga, sexo y perversión. Después escribió:

Pecados, pero no me arrepentí. Sentí miedo de todos mis pecados.
Yo me condené. Tuve una oportunidad, pero negué a Dios.

Quedaba claro que el que la poseía era el alma de un hombre que se había condenado. Tras aquello escribió:

El nombre que tomamos suele indicar el daño que
se pretende hacer, pero puede haber varias funciones.
En este caso, no se cumple ni un mínimo [daño] del que se pretende.
Dios no lo permite.

Yo creí que estaba escribiendo tantos detalles con tanta lentitud para distraer de la oración a la gente que estaba allí orando. En todas las sesiones, mientras la posesa escribía, la gente solía despistarse mirando al papel. Había yo repetido innumerables veces que no se despistaran de la oración, ni miraran el papel, que, después, yo les leería lo escrito. Pero era imposible, la gente se desconcentraba de la oración. Llegué a pensar que podía ser un ardid escribir aquello con una lentitud increíble, así que comencé a ordenarle en el nombre de Dios que saliera de ese cuerpo. Pero por más que le exorcizaba, no daba el más mínimo signo de turbación y seguía escribiendo, como si tal cosa. Esa prueba la había hecho muchas otras veces. Pero siempre que al demonio de dentro le ordenaban de lo alto escribir, mis exorcismos no interrumpían su labor lo más mínimo. Eso era un signo claro de que la orden venía de parte del lado de la Luz. Aquel día, sin embargo, dí un paso más, no sólo le exorcicé mientras escribía, sino que incluso le ordené en el nombre de Jesús que no siguiera escribiendo. Pero por más que insistí, no tuvo efecto. Por el contrario, después de acabar de escribir las líneas anteriores, añadió:

A mi no me interesa que sepáis nada. ¡Qué tontos sois! Me obligan a hablar.
Cuando pare [de escribir] me voy. Tontos.
Si fuera por mí, no diría nada.

Efectivamente, lo más frecuente era que el demonio escribiera sólo tras muchas oraciones y rosarios. Y que tras escribir, el demonio saliera. Hay que dejar muy claro a los futuros exorcistas que lean la historia de este exorcismo que el exorcista sólo debe hacer preguntas para saber cosas que sirvan para sacar al demonio. Y no preguntar curiosidades sobre los demonios o el infierno. El demonio es mentiroso y fácilmente engañará al sacerdote por buen teólogo que sea. Todos los datos que dé el demonio de sí mismo pueden ser verdaderos o falsos, no hay manera de saberlos. Mientras que las preguntas referidas únicamente a cómo sacar al demonio sí que se pueden comprobar. Dicho de otro modo, si le preguntamos en qué se diferencian las serpientes infernales de los escorpiones demoníacos, no habrá manera de comprobar si lo dicho es verdadero o falso. Mientras que si le preguntamos qué cosa le va a hacer salir, eso si que es comprobable.

En definitiva, el Señor en este caso de Marta nos dijo muchas cosas muy útiles para los exorcismos. Pero los futuros exorcistas deben tener mucho cuidado de no convertir algunos ratos de los exorcismos en una especie de espiritismo cristiano. Allí se está para expulsar al demonio, no para hablar con él. Hay que hablar con él lo necesario, nada más.

Antes de salir Miedo, reconoció con rabia y a la fuerza que Dios era Señor, pero añadió del cielo. Otro sacerdote presente le obligó a reconocer que era Señor del cielo y de la tierra. Pero el demonio seguía insistiendo en que Dios era Señor del cielo, y Satán señor de la tierra. El sacerdote por su parte usó el nombre de Jesús para obligarle a reconocer la verdad. Finalmente, Miedo dijo que Él es Señor del Cielo y de algunos de la tierra (Teológicamente hablando, Dios es Señor del cielo y de la tierra. Pero sí que es verdad que algunos hombres se resisten a aceptar la soberanía del Altísimo).

15 de abril

Tenía tres demonios: Satán, Herir y Zafra. Gritó al principio mucho, para después sumirse durante las tres horas siguientes en un mutismo total. Abría la boca como si atormentado por nuestras oraciones quisiera gritar, pero no pudiera; lo cual había sucedido muchas otras veces. Una cosa interesante que escribió fue:

Queda poco
3

El tres estaba inscrito en un círculo como modo de subrayar especialmente ese número. Era la segunda vez desde que comenzó el caso que escribía en sus mensajes un 3. La madre y yo lo interpretamos como que el exorcismo duraría tres años. También escribió:

Pedro se salvará

Varias veces, para animarme en mis oraciones, me había imaginado yo el alma de Pedro saludándonos en el cielo y diciéndonos: yo soy el alma que vosotros salvasteis. Y ahora se nos decía que al final todo acabaría bien, hasta eso, hasta la salvación del jefe de esa secta maligna.

24 de abril

Había los siguiente espíritus dentro: Satán, Dolor, Haen (Este nombre lo pronunción con una H aspirada muy leve, seguida de una A larga y de una E muy breve.) (que significa Suciedad) y dos almas perdidas. Un alma perdida dijo que se llamaba Juan, la otra que fue la primera en salir no dijo su nombre. El segundo en salir fue Suciedad, después Dolor, y el último Juan al que Satán no dejaba marchar de ninguna manera.

Los nombres de los espíritus los escribió de forma muy confusa y caótica, pues hubo que sonsacarles los nombres y el demonio respondió por escrito de la forma más parcial que pudo para tratar de confundirnos. Tras los nombres, un rato después, trazó un 3 dentro de un círculo. Y escribió:

Brillará la estrella

La madre y yo pensábamos que el caso iba a durar tres años. La Estrella era la Virgen María. Después sin más aviso añadió:

Tranquila, es buena persona

Esto iba dirigido a la madre porque la semana pasada su hija Marta había empezado a salir con un chico. Esto apenó mucho a su madre porque siempre le había dicho a Marta que no debía empezar ninguna relación afectuosa con ningún chico hasta que quedara liberada, ya que la mayor parte de los chicos de hoy día eran lujuriosos y ella debía mantenerse casta. La madre había insistido en que tenía que centrarse en la oración y la vida espiritual. Y que cualquier noviazgo debía posponerse. Sin embargo, ese mensaje escrito (el demonio escribía porque le obligaba San Miguel) la dejó con serenidad.

Le pedí después a San Miguel que nos dijera algo para acabar con un caso de influencia muy fuerte por el que llevaba yo rezando un año. Y escribió:

Rezar
ella debe hacer sacrificios
amar a los enemigos
no enfadarse con los demonios
no insultarlos, pues si lo hace ellos contentos
más exorcismos

Después escribió unas líneas destinadas a la madre de Marta:

No te enfades con ella [la hija]
Soy San Miguel
Ella rezar; Pedro se salvará
Antonio perdido
Fernando empieza obsesión con ella
rezar mucho
Ella no caso Fernando
Si cambia fin

Eran los nombres de los tres integrantes de la secta satánica. Uno de ellos comenzaba a sentir la misma pasión sexual por ella que estaba sintiendo el jefe de la secta. Si cambiaban Pedro y Fernando todo acabaría pues la secta se desharía, ya no habría más invocaciones a las fuerzas del mal y ya no entrarían más demonios.

Siempre es bueno alejarse de las personas que ordenan el maleficio, pero en el caso de ella no es necesario. Aunque ralentiza el proceso [de liberación].

Esto coindicía con lo que decía el padre Gabriele Amorth, exorcista de Roma, en uno de sus libros, cuando aconsejaba a las personas que estuvieran en la situación de Marta que rompieran todo contacto con aquellos que hacían los maleficios. En este caso era complicado hacerlo porque eran compañeros de curso en la facultad.

Ella debe conseguir que él rece más.
No te atormentes pensado "no era el momento".
Ella es importante en la vida de él.
Ella debe rezar por él y tú también.

Esto se refería al chico con el que empezaba a salir.

Aunque ya no había más demonios dentro de Marta más que Satán y un alma perdida, había más demonios por la capilla y por eso escribió:

Satán tiene muchos alrededor. Rezar alejamiento.

Después le hice una pregunta respecto a un buen amigo mío, un ruso ortodoxo colaborador de un exorcista. Desde hacía unos días había notado que algo le había entrado por la espalda y se movía dentro de él. Concretamente se movía en la zona del rinón izquierdo y en la cabeza en la parte del cogote. Era un buen cristiano, muy implicado en el apostolado. La posesa escribió dos cosas respecto a porqué habían entrado y dos para que salieran:

Permisión de Dios
Santificación
rezar
hacer cruces ahí donde estén

Aunque la posesa no conocía nada a mi amigo en Moscú, lo que escribió encajaba perfectamente. Él no era un pecador. Yo pensé que Dios lo había permitido para que así conociera por experiencia algunas de las desagradables sensaciones y sufrimientos de los posesos.

Quiero una vez más dejar muy claro a futuros exorcistas que no deben considerar al demonio una fuente de información a la que uno puede ir con un cántaro como si fuera un pozo. Al demonio hay que ordenarle salir y sólo preguntarle lo que se vea que es bueno saber para que salga cuanto antes. El demonio miente, es mentiroso por naturaleza, pero lo que sucedía en este caso es que tras años de experiencia en el ministerio ya sabía cuando decía la verdad, y cuando mentía o decía cosas de dudosa credibilidad. Yo lo sabía con total seguridad, aunque no es fácil expresar en el papel el modo de saber cuando el demonio dice la verdad. Pero al escribir estas cosas siempre tengo el temor de que habrá sacerdotes que no se sustraerán a la tentación de preguntar al demonio para conseguir información. Camino totalmente errado que les llevará al error, a la sobervia y a convertir el exorcismo en una sesión de espiritismo, cristiano pero espiritismo.

En fin, hecha una vez más, otra, esta advertencia, continúo refiriendo aquí lo que la posesa siguió escribiendo:

Satán se va a ir en breve
tiempo muy cerca,
fin proceso ella.
Pero no fin proceso concienciación

Ocurrirá un milagro por el cual muchos creerán.
España mal
Rezar no más atentados

ETA sector radical con terroristas islámicos atentados 11M
Soy San Miguel

La Virgen lo descubrirá
sólo tenéis que esperar y rezar

No [fue] Bin Laden [el que ordenó el atentado del 11M de Madrid]
Bin Laden odio USA

No se podía haber evitado 11S
Quieren hundir a Bush
montaje
yo [Satán] quiero hundir Bush
San Miguel dice no se saldrán con la suya aunque al principio pueda parecer que sí.
Los que obran mal acabarán mal.

Las que cosas que no empiezan bien acaban mal (Esa frase "las cosas que empiezan mal, acaban mal", tenía un significado críptico que tanto la madre como yo entendimos al momento, pero no conviene por ahora que sea dado a conocer).

Esta parte anterior puede parecer extrañamente política. Desde luego la escribió motu propio sin preguntarle nada. Al comenzar a escribir estas cosas en medio de la capilla en la que todos estábamos rezando, yo me sentí muy incómodo. Pensé que quizá nos estaba engañando. Así que le ordené que dijera alabanzas a Dios. Las dijo sin ningún problema mientras no dejaba de escribir. Las alabanzas que comenzó a decir no interfirieron para nada en la velocidad y tranquilidad con que escribía. Comencé yo a recitar con verdadera fe fórmulas exorcísticas. Pero nada, proseguía con su escritura sin inmutarse. A estas dudas que yo tenía, a estos continuos exorcismos que le hacía, se debe el que varias veces escribiera "soy San Miguel".

Finalmente me senté en un banco y seguí rezando convencido de que sí que era verdad que era San Miguel.

No me hacía mucha gracia lo que había dicho del presidente de Estados Unidos porque suponía mezclar la política con lo espiritual. Claro que después reconocí que el presidente George Bush estaba defendiendo la postura más cristiana posible dentro de la política de su país. No digo que fuera un presidente perfecto, sólo digo que defendía una política cristiana y que eso no le era indiferente al demonio. La semana en la que San Miguel escribió eso fue en la que George Bush estaba sufriendo un terrible ataque político y mediático acerca de si podía haberse evitado el atentado del 11 de septiembre.

Aquel mensaje político lo que indicaba era que a Satán no le era indiferente la política. Y que también él tenía sus candidatos favoritos, como sus candidatos menos preferidos.

Acabó escribiendo:

Dios es muy justo.
Permite un mal sólo en la medida que puede hacer un bien. Dios con vosotros.

Muchos de los muertos del 11M y 11S han ido con Dios de lo contrario se hubieran condenado.


Lo que decía es que había gente en ambos atentados que Dios sabía que si hubieran seguido viviendo se hubieran condenado.

Dios quiere la salvación de todos
no estéis tristes, rezar
Algunos necesitan todavía vuestros rezos.
Los sentimientos de compasión y amor a los demás son buenos.
Algunos, muchos, no entienden el desastre. Deben saber están con Dios muy bien.
Dios no tiene la culpa de todos los muertos
Mucho más [importante que] estar con vida es la salvación del alma.
Deben saber Dios con ellos en el dolor.
Rezar por los familiares de las víctimas, no entienden que están salvados. Siempre
estarán con ellos aunque no los vean. Soy San Miguel.

Cuando acabó de escribir ya del todo, no pude evitar poner una cara de desagrado. Las páginas de aquel día no podían traerme más que problemas. Yo escribo en el diario lo que la posesa dice, todo. Hago de notario, no elijo qué escribo en el diario y qué es lo que no escribo. Cómo haya que interpretar lo que un poseso dice en un exorcismo lo dejo a cada cual. Esto es un diario fiel a lo que sucedió y se dijo. Cada uno después que haga las elucubraciones que desee.

Dentro de la posesa ya sólo estaba Satán, así que me levanté, sobre la sotana me puse el roquete y la estola blanca y le di la comunión. Otra vez los gestos de horror habituales, yo ya estaba acostumbrado. Pero a lo que no estaba acostumbrado fue a lo que iba a seguir.

Yo volvía del sagrario y, camino hacia la sacristía, observé que la posesa comenzó a hablar, de forma espontánea, sin que nadie le preguntara o dijera nada. Varios de los que formaban el equipo de gente que me ayudaba habían comunlgado y el silencio era total en la cripta.

Me senté a escuchar lo que decía, lejos estaba yo de saber que aquella voz desagradable, la típica de un poseso, iba a hablar durante veinticinco minutos. Veinticinco minutos en que San Miguel le obligó a Satán a hablar y el resultado fueron unas palabras que constituyen un verdadero sermón. Al oir lo interesante que era lo que estaba oyendo fui a por una grabadora y grabé todo menos los dos minutos iniciales. Satán, obligado por el arcángel y con la Eucaristía todavía dentro del cuerpo de la posesa, dijo:

Ellos no conscientes del todo, luego serán almas perdidas.

[En los dos minutos que no grabé había hablado la posesa de los cada vez más frecuentes casos que salen en las noticias de personas que matan a miembros de su propia familia]

El demonio actúa en ellos. Por eso mata mujer hijos, mujer mata marido, hijos matan madre, todos influidos, demonios. De saber existencia demonios, evitarían muchas muertes. Hay muchos demonios, obsesión. Obsesión, obsesión, muerte. Deben saber existen, evitarían muertes, con un simple rezo, con un simple rezo, tanta policía. Ay, llegan tarde. Sólo un simple rezo bastaría para que no ocurriera la muerte. Deben saber, deben saber, que la mejor manera de protegerse es rezar y llamar a San Miguel que va siempre. Ay, Ay, gente es muy tonta. Gente debe creer. Se creen listos, ay, son tontos. Ay, el demonio quiere que la gente no crea en él, no crea en la existencia. Muy importante la gente sepa... ¡sepa!, muy importante, no tanta psiquiatría. Psiquiatras piensan esquizofrenia, ellos locos. El loco esquizofrénico mata a su mujer, en realidad está poseído por muchos demonios, no sólo por uno, tiene muchos, exorcismo. Lo cual no quiere decir que la esquizofrenia [no] existe, pero muchos de los que matan tienen demonios. Personas cercanas deben rezar, mucho. No hace falta asistir a sesiones de espiritismo para que esas personas queden poseídas.

Aumentan terriblemente las posibilidades de tener demonios si vas a una sesión de espiritismo. Quieres hablar con el demonio, el demonio se queda contigo, aunque no dentro, pero en algunos casos posiblemente fuera. Prácticamente todo el mundo que ha hecho [es incomprensible la palabra] tiene los demonios muy cerca o dentro de ellos.

Si vienen a consultar algo, porque las cosas les salen mal, no se manifiesta demonio en ellos porque está fuera. Deben alejarlo de ellos. Muchos de los que han venido aquí [se refería a la gente que viene a la parroquia a consultarme sobre este tema] lo tenían fuera. Se fueron pensando que no tenían nada, pero lo llevaban fuera. Hay mucha gente no sabe lo que tiene, piensan que están locos, van de psiquiatra en psiquiatra, diciendo, ay, alguno que me curará, ay, cada vez tomo más pastillas, que no les hacen nada, y algunas veces piensan "¿Dios por qué me permites esto?". Los que no creen terminan pensando que están terriblemente locos. El demonio les ataca terriblemente, es una pena que ellos no lo sepan, en el momento en que piensen por un momento en Dios se les abrirá el camino para que antes o después salgan los demonios de ellos. Deben pensar, aunque sea un momento, en Dios. Sino los pobres están perdidos. Aunque si mueren no irán al infierno, irán con Dios. Muchos sufrimientos que se podrían evitar si supieran lo que tienen, es muy importante que lo sepan, muy importante, la gente piensa: ay qué listos que somos que no creemos en Dios, que no creemos en el demonio, eso son fantasías de la gente de la Edad Media, fantasías.

Por eso se hizo la Inquisición, porque no sabían cómo acabar con los brujos, no sabían ninguna forma de acabar con ellos. Pero el problema es que murió mucha gente inocente. Aunque también murieron brujos. Lo cual no les daba derecho a torturarlos, no debían haber hecho eso. Debían haber rezado mucho más de lo que rezaban. El problema es que la gente de la propia Iglesia estaba infectada, estaban muy mal. No se justifica la inquisición de ninguna de las maneras. Pero no se les ocurrió otra forma mejor que acabar con muchos brujos.

Mucha gente de la Iglesia infectada por demonio. Muchos con demonios dentro, sobre todo en el País Vasco. Otros influidos, no ven. No ven nada. El País Vasco está muy mal, lo que peor está de España. Demonio quiere la destrucción, la destrucción, por eso atentados, allí les lavan el cerebro, quedan inutilizados como personas, total y absolutamente, luego si mueren serán las almas perdidas. Habrán hecho muchas atrocidades, pero no están del todo conscientes. Por eso no encuentran el camino. Porque al principio cuando no tenían lavado el cerebro no eran del todo malos, hicieron algo bueno en su vida. Y Dios es misericordioso. Dios tiene compasión de todos. Dios quiere que todos se salven. Pero hay gente que no quiere ver; están completamente ciegos, y piensan que listos somos que no creemos, que listos, yo puedo con todo, yo puedo más que nadie, yo, yo, tanto, tanto en el yo, que no ven que se van a hundir; al final el demonio quiere aprovecharse de ellos. Es la falsa soberbia. Soberbia se apodera de ellos. El demonio les ataca por ahí. Deben ser buenos. No deben decir tanto yo, yo, yo, porque sin Dios no van a ningún sitio. Si hacen, si consiguen, las cosas que consiguen, buenas, es porque Dios quiere que las consigan. Dios está con ellos aunque no a Él no lo vean, pero, ay, cometen el error de pensar que son ellos solos. Ellos solos se irían a la miseria, se hundirían porque el demonio está activo, pero que muy activo. Lo que pasa es que Dios tiene mucha misericordia. Dios tiene compasión de todos. Con que en un momento de sus vidas piensen en Dios, ya tienen posibilidad de salvarse. El demonio quiere corromperlos, hundirlos completamente y cuando ya sean suyos que no puedan salir, entonces los mata, el demonio los mata, acaba con ellos, para que sean completamente suyos. Pero Dios les da muchas oportunidades para que se salven, muchas oportunidades, un leve resquicio donde entre un poco de luz y se puedan salvar. Por eso viven tiempo. Cuando ya después de muchas, pero que muchas oportunidades, han decidido completamente con su voluntad ser de Satán, entonces se mueren y se convierten en demonios. Aunque Satán lo que quiere es que todos perdáis la fe, todos, que así ya se apoderará del alma de ellos. Y él lo que quiere es ser el dueño de este mundo. Él se cree el dueño de este mundo porque puede provocar males, y de hecho los provoca. Pero Dios permite un mal sólo en la medida en que pueda hacerle un bien a la persona. Por ejemplo, una persona está próxima a condenarse, le falta muy poco, y esa persona la matan, entonces se convierte en un alma perdida o se salva, depende del bien que haya hecho en esta vida y del mal. Y de si se ha arrepentido de ese mal o no. Pero Dios insiste en que quiere que todos se salven. Lo más importante de todo es que todos os salvéis... todos... todos.

Rezad mucho porque Satán está muy activo en este mundo. Le queda poco tiempo en el mundo. Y mucho menos, mucho menos, menos, menos del que podéis imaginar en este cuerpo. Muy, muy, muy poco. Ya está muy muy muy muy cerca. No quiere decir que sea la próxima, ni en la siguiente, pero quda muy muy muy poco. Ella debe rezar por la salvación de Pedro, es muy importante que ella rece porque Pedro le ha hecho mucho mucho mucho daño. Si ella de corazón reza por él, por Antonio y por todos se salvarán. Es muy importante rezar por él, pero ella debe rezar más. Ella reza poco por él. Pide, pero reza poco por él. Debe rezar más. Perdonar de corazón con toda su alma a él y a todos los que le mandan el daño. Es muy importante que rece de corazón no sólo de palabra. Rezar por su conversión. Por Pedro, por Antonio y por la disolución de la secta. Es muy importante que ella rece, muy muy importante. Debe rezar más. Por lo menos un misterio del rosario entero sólo aplicado a ellos. Y debe perdonar de corazón con toda su alma. Debe pedir con todas sus fuerzas que se convierta.

Después del proceso, rezar por otros, ella puede ayudar mucho. Debe rezar cuando Satán salga y esté bien plenamente, ella debe rezar por otras personas para que se curen y para que se vayan las influencias del demonio que pueda haber en otras personas. Ella debe rezar por otras personas. Aunque a veces ya lo haga, ahora y luego cuando acabe el proceso debe seguir si alguien le pide ayuda. Ella tiene un don. Es importante que rece.

Dios está con vosotros siempre. Y tú [la madre] no te enfades con ella. Y reza por él también [por el chico con el que había comenzado a salir]. Es importrante que reces por él también, y ella también. Importante en su vida. No pienses que no era el momento. Estate tranquila. Muy importante rezar.

Caso de Carmen [otra chica que sufría una larga influencia] debe no enfadarse con demonios, muy importante que ella no se enfade. Porque si no ellos felices. Ella debe aprender a amar a los enemigos. Muy muy duro, pero debe aprender a amar, perdonarles de corazón y no guardarles ningún rencor y encomendarse todos los días a la Virgen, al Espíritu Santo y San Miguel. En cuanto se note mal, llamar a San Miguel y tener mucha mucha fe.

En ese momento, en voz muy baja, le prengunté yo si el demonio estaba en la práctica del péndulo (radiestesia) y en los viajes astrales. Respondió con un breve sí. Después le pregunté si en las dos cosas, a lo que también respondió afirmativamente.

-¿Siempre? le pregunté. No, respondió.
¿No siempre? No. Hay caso que sí, pero hay casos que no.

-¿Hay algún modo de distinguir?
rezando
-¿Los hombres, pregunté, pueden practicar viajes astrales si rezan?
No es recomendable, respondió. En algún caso excepcional no vendría mal. Pero sólo en casos excepcionales, como regla general no.

[Después añadió:] Mayoría adivinos son falsos. Hay gente que tiene don, pero siempre [en los que tienen ese don de Dios] es para algo bueno, no para cosas malas. Muchos de los adivinos son falsos, no tienen ni idea. Hay demonios que son adivinos. Pero prevén cosas malas. No te van a decir buenas.

[Yo entonces le hice una pregunta de un asunto personal que me mortificaba mucho. Contestó:]
Paciencia. Paciencia. Tranquilo, no te preocupes. Todo a su debido tiempo.

[Después de un largo silencio acabó con estas palabras:]
Pedro quiere matarla. Que pida perdón por él, importante

Después ya calló totalmente, rezamos la salve y la sesión acabó. Las siete personas que estábamos allí no habíamos podido evitar el llorar de emoción ante las cosas que había dicho la posesa. Alguna persona estaba tan impactada que, fuera ya de la capilla, no dejó de llorar ni diez minutos después de acabada la sesión.

1 de mayo

Era la sesión 78. Estaban Satán y dos almas perdidas. Porque la madre y la hija habían rezado mucho sólo habían entrado almas perdidas y no demonios.

22 de mayo

Tenía cinco espíritus dentro. Tres demonios, Satán, Dolor y Judas, y dos espíritus perdidos, uno que salió pronto, sin decir como se llamaba, y otro que salió después, de nombre Juan.

Se le había preguntado al comienzo de la sesión quién había sido el causante de que esos espíritus entraran en Marta. Habían aparecido los nombres de siempre, Pedro y Antonio, más uno distinto: Isabel. Otra chica perteneciente a la misma clase de Marta y que también participaba en las reuniones de la secta satánica. Después escribió:

No mirar a Isa,
importante
porque transmite un mal

También se nos dijo que la mirada no transmitía nada por el hecho de mirar, sino sólo cuando la voluntad de la persona quería provocar un daño. Pues escribió:

Peligro cuando desean un mal

Yo le pregunté entonces si había que hacer algo concreto, específico, para protegerse de eso, la respuesta fue:

Rezar.

Muchas veces me veía obligado por las circunstancias a examinar supuestos posesos en momentos en que no tenía a nadie más conmigo para ayudarme. No siempre contaba con colaboradores para orar conmigo cuando alguien venía por primera vez a ser examinado. Así que pregunté si los sacerdotes tenían algún peligro al orar solos por una persona para ver si estaba posesa, pues corrían historias de que los demonios podían saltar al sacerdote. Pero escribió:

Dicen que no os preocupéis.

El espíritu que se llamaba Juan dijo que se había suicidado en 1998. Le preguntamos por sus apellidos. A nuestras preguntas respondía muy lentamente, con voz casi inaudible a través de la posesa. La lentitud era tal que o él no quería responder o algún demonio se lo impedía hablándole al mismo tiempo. Pero al final logramos sacar que su nombre completo en vida había sido Juan Morales Mendoza, que había nacido en Granada (España) y había muerto en Lyon (Francia). También dijo con la misma lentitud:

Yo no quería creer en Dios
No quise creer:
No hay remedio.
Yo fui muy malo.
Yo vi mucho fuego y una puerta muy grande.
No quiero ir al infierno.
Muchos allí y muy malos.
Maté. Dios no me perdona. Yo muy malo, bebía mucho,
daba palizas a mi mujer hasta que cogí un cuchillo y la maté.

No pecar; no matar; esto es horroroso.
Yo no creía, mi familia no creía. No me gusta estar aquí.

Deseando que dejara ese cuerpo y fuera hacia Dios, le pregunté si veía alguna luz. Pero dijo que no, que había mucha oscuridad. Así que comenzamos a rezar. Varias avemarías después le pregunté si veía algo. Entonces sí que dijo:
Veo una luz.

Durante más de diez minutos le dije que fuera hacia la luz, pero él insistía una y otra vez en que aquella luz le daba miedo. Yo le explicaba que Dios es misericordioso y que en esa luz estaba el camino hacia Dios. Pero el alma perdida insistía en que él había sido muy malo y que Dios no le perdonaría. Por más que se le explicaba lo contrario no vencía ese temor. Así que seguimos rezando. Yo le decía que repitiera frases tales como Dios acógeme, ten piedad de mí, Señor perdóname. Al princpio no quería, pero después comenzó a repetirlas. Unos minutos después dijo:

Veo una mujer.

Yo le pregunté si le decía algo, pero respondió que no. Que sólo le meiraba. ¿Cómo es su mirada?, le pregunté. Dijo que tranquila. Le dije que le dijera cosas como "Virgen María, apiádate de mí, he sido malo pero ahora pido perdón, Mamá acógeme". Después dijo:

Me da la mano. Ya no tengo miedo. Vienen criaturas con luz. Me voy con ellos. Veo un hombre fuerte junto a otro mayor. Pido perdón por lo que he hecho. Me quedo en la luz. Gracias.

El alma de Juan salío como casi todas las almas perdidas salen, con una larga expiración a través de la boca. Tras eso la posesa suele quedar tranquila, tumbada como estaba como si durmiese con una gran paz.

Tras la salida de ese alma seguimos rezando por el primer demonio, el demonio inferior, que era humano y cuyo nombre era Judas. Cuando preguntamos en cada sesión cuántos demonios hay en la posesa, en las repuestas que se nos dan, las almas humanas condenadas al infierno son asimiladas en todo a los demonios. Es decir, se les considera demonios-humanos. Tras muchas oraciones, Satán comenzó a hablar:

Judas se condenó
Dolor escogió la condenación para si mismo.

Yo lo llevé a la condenación.
¿Por qué rezáis tanto? ¡No recéis!
Judas Iscariote está dentro.

Le ordené en el nombre de Jesús que me dijera que era lo que más le atormentaba a Judas Iscariote para hacerle salir:

El anuncio de la Pasión de Cristo le hace salir

Me costó bastante rato comprender exactamente qué era aquello del "anuncio". Hice muchas pruebas, pero veía que no acababa de dar exactamente en el clavo. Por más que le interrogaba, él se negaba a responder. Tan sólo me decía irónico: ¿Es que no lo comprendes? ¡Qué tonto eres! Finalmente, tras cinco o diez minutos de pruebas lo comprendí. Lo que quería decir era que de todas las cosas que pudiéramos decirle, nada le atormentaba tanto como recordarle los momentos de aquellos tres años en que Jesús le hablaba de la Pasión. Todos los signos en que se iba perfilando más y más lo que iba a suceder: el sufrimiento de Cristo. También le pregunté cuántas veces Jesús le había hablado a solas y le había dicho que cambiara. Me dijo que "muchas". En tantos siglos has tenido mucho tiempo para contar el número exacto de veces que lo hizo, le dije.

¿Cuántas fueron exactamente? Volvió a repetir que muchas. ¿Pero no sabes el número exacto? No, me respondió.

Es curioso advertir que la voz de Judas no estaba cargada de especial ira, ni odio, ni agresividad. Era la voz de alguien, más bien, triste. Después, a colación de algo que dije yo, añadió:

Me condené en el momento que lo vendí.
Tuve miedo. No me quise arrepentir: Satán vino a por mí
[en el momento de la muerte] y me fui con él. No quise arrepentirme.

Le pregunté, pues quería saberlo con precisión y exactitud, qué era lo que hacía que alguien se condenase. Contestó:

La voluntad.
Si no se arrepiente la voluntad, no hay salvación.

Le pregunté que por qué le había entregado por teinta monedas de plata. Pensaba que podía haber alguna razón simbólica profunda. Mas contestó:

Treinta monedas era bastante.

¿Conocías la profecía de Isaías? Me refería a la profecía en que se decía que se tasaría al Hijo del Hombre en treinta monedas de plata.
Sí, la sabía.
¿Y te dabas cuenta?
Sí.
¿Por qué quisiste devolver el dinero?
Porque era dinero de sangre.

Todas estas cosas nos la iba diciendo en medio de mis afirmaciones acerca del amor que Cristo tuvo hacia él, de que él hubiera sido uno de los doce Apóstoles enviados por el mundo a predicar la nueva fe, de que hubiera sido conocido San Judas Iscariote, de que si después de traicionarle hubiera ido a la Virgen María hubiera logrado el perdón de Dios, y cosas así. Al final salío.

Dolor, un espíritu mudo, también salió una hora después. Observé que un rato antes de salir, otro demonio había venido a la capilla, porque un extraño ruido metálico como de un "click" sonó en una de las esquinas de la capilla. El mismo ruido sonó después cerca de la otra esquina. Tras unos segundos, volvió a sonar detrás de nosotros. Solíamos saber que había demonios en la capilla porque su presencia solía ser delatada por crujidos en el techo.

Aquel falso techo de la capilla se prestaba a crujidos de dilatación. Pero hacía ya tiempo que la madre de Marta me había hecho reparar en que a veces durante las sesiones de oración, los crujidos eran demasiado numerosos. Y comprobé que así era. Incluso alguna vez, como en esa sesión, el crujido era más bien como el que formaría una repentina y breve corriente de aire que recorriera ese falso techo por encima. Pero aquellos sonidos solían suceder no encima de nosotros, sino en las partes más alejadas de la capilla, como si el poder de la oración o los ángeles les mantuvieran lejos del grupo que estábamos rezando junto a Marta.

No obstante, con cierta frecuencia, yo sentía que algo me estaba tocando la parte superior de la cabeza. Haciendo la señal de la cruz sobre esa parte, o echando agua bendita, desaparecía esa sensación.

Una de las cosas más interesantes que Judas había dicho en esa sesión era algo que yo ya había más o menos barruntado con mis especulaciones teológicas. Y es que la última gracia eficaz para el arrepentimiento no tiene por qué recibirse en el último momento de vida. Puede recibirse unas horas antes de morir e, incluso, unos pocos días antes. Si ese último intento de Dios por cambiar a la persona es rechazado, esa persona es como si ya estuviera condenada, aunque le quedan unas horas de existencia sobre la tierra.

El que una persona pierda la postrera gracia eficaz que le hubiera podido devolver al estado de gracia, supone condenarse irremisiblemente.

El número de gracias es limitada, y tras la última gracia no hay ninguna más. El número de gracias que mueven al arrepentimiento puede ser un número astronómico, tan astronómico que puede parecer ilimitado, pero su número no es infinito.Y tras la última gracia, no nos engañemos, no hay ni una más.

Dicho de otro modo, hay almas que han abrazado tan intensamente el mal y han rechazado tan conscientemente a Dios una y otra vez, tantas veces, que ya no van a cambiar. Cuando Dios ve que eso sucede es cuando permite que mueran.

Y en el caso de los pecadores que rechazan a Dios con todas las fuerzas de su voluntad, ese momento en el que se rechaza la última gracia no tiene por qué ocurrir siempre y necesariamente en el último segundo de la vida. En ese momento el alma se separa del cuerpo, pero la voluntad ya se ha decidido de modo inamovible antes.

Cuando alguien no sólo odia a Dios, sino que lo odia ya de forma consumada, abrazando ese odio de forma consciente, deliberada y con la firme voluntad de que sea un odio definitivo, entonces Dios abandona su esperanza sobre esa persona. Siempre, antes de abandonar a alguien, hace su último intento. ¿En qué consiste el abandono por parte de Dios? En que envía su última gracia. Rechazando el último intento de Dios por salvarle, rechazada la última gracia, entonces esa persona ya tiene su destino fijado. Pueder tardar todavía unas horas o unos pocos días en morir, pero ya es un alma como condenada a la que le quedan unos días de vida. Normalmente, nadie está más allá de unas horas o unos pocos días en este estado. Cuando uno ya está condenado, Dios permite que muera pronto para que no siga haciendo el mal, para que no siga añadiendo pecados a pecados. Dios permite su muerte y el demonio está deseando matarlos para hacer su cosecha.

Judas tras vender a Jesús por unas monedas de plata ya había tomado su decisión irreversible al vender a Jesús. Por eso Jesús le dirá en la Última Cena que lo que tuviera que hacer lo hiciera pronto. Ya no le dice que no lo haga, ya no le dice que se lo piense otra vez, ya no hace un último intento. En ese momento Jesús podría haberlo hecho, pero no lo hace. Sabe que él, Judas, ha optado definitivamente por otro destino y sólo le pide que no dilate más esa tortura de hacerle esperar la Pasión.

Todo esto tiene muchas enseñanzas. Una de ellas es que cada gracia es irrecuperable si la perdemos, es una menos. Y la segunda enseñanza es que la eternidad ya comienza quí en la tierra, la de todos los hombres. La muerte es sólo la pérdida del cuerpo, pero el espíritu es el mismo, exactamente el mismo, sólo hay que purificarlo para que entre a la presencia de Dios. La vida es sólo y únicamente el camino donde nos forjamos nuestro espíritu para la eternidad. La gente piensa que no importa lo que hagamos en la vida porque al final nos arrepentimos y todo cambia. Lo cierto es que el espíritu donde tiene que cambiar y transformarse es en la vida. Por eso se nos ha dado la vida. La mayor prte de la gente cambia su destino eterno en el arrepentimiento del último momento. Pero unos pocos, desgraciadamente poquísimos, gustan de la unión con Dios (sin visión beatífica) ya en vida. Y otros pocos ya comienzan a sufrir el infierno (que es un estado) también en vida. La mayor parte de las almas se arrepentirán de sus pecados en el útlimo momento, habiendo vivido una vida meramente natural durante años y años. Pero unos pocos afortunados ya comenzaron a vivir su cielo aquí en la tierra, pues estaban continuamente unidos a Dios cada hora y cada minuto, aunque sin verlo. Desgraciadamente, otros, muy pocos, afortunadamente, ya viven en ese estadio de odio a Dios bajo la opresión de las pasiones desatadas. Se puede decir que en sus corazones ya arde el fuego del infierno. Aunque todavía pueden arrepentirse. Cuando Dios ve que su voluntad está firme en rechazar su amor de Padre es cuando permite que dejen este mundo.


[El caso se interrumpe aquí porque todavía no ha alcanzado su resolución]



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