viernes, 30 de marzo de 2012

YO SOY EL HIJO DE DIOS


Por: Francisco Javier  

Y algunos dentro del mundo y aún de dentro de la Iglesia tratan de apedrearme cuando hago buenas obras. Lo llevan haciendo años. Y yo os digo a todos vosotros en el Nombre de Jesús: 
“Les hice ver muchas obras buenas que vienen del Padre; ¿por cuál de ellas me quieren apedrear?

Reflexión basada en el Evangelio de hoy.

En cuanto a la lectura de Jeremías, es totalmente entendible el planteamiento para mi vida.
Oía rumores de la gente: “¡Terror por todas partes!  ¡Denúncielo!  ¡Si lo denunciaremos!”.  Hasta mis amigos más íntimos acechaban mi caída:  “Tal vez se lo pueda seducir; prevaleceremos sobre él y nos tomaremos nuestra venganza”.
Aquí veo claramente a esas personas que "levantan teléfonos" para murmurar y criticar de mi. La que se acerca a otro para liarle la cabeza con chismes y ponerlo en mi contra. Tanto daño hace la murmuración y lo peor, la difamación, que al final es como si fuera una venganza.

Los que hacen tales cosas buscan lo que dice Jeremías. Mi caída. Quitarme de en medio. Buscan y han buscado crearme problemas todo el tiempo. Han aumentado mis dolores injustamente, y lejos de curar mis enfermedades, las han reproducido. Y todos los que han contribuido a ello, son culpables. Y los que no han hecho nada por remediarlo son culpables de omisión y de ceguera espiritual.
Pero hago mías las palabras de Jeremías que dice: “Pero el Señor está conmigo como un guerrero temible: por eso mis perseguidores tropezarán y no podrán prevalecer; se avergonzarán de su fracaso, será una confusión eterna, inolvidable.  Señor de los ejércitos, que examinas al justo que ves las entrañas y el corazón, ¡que yo vea tu venganza sobre ellos!, porque a ti he encomendado mi causa.
Venganza es aquí justicia. No venganza. No tengo que poner comillas, todo el mundo entiende lo que quiero decir. El Señor está conmigo. Como un guerrero temible. ¿Y dónde está el temor? Dios no es Dios de temor, pero el temor si llega al hombre. ¡Temed por la falta de vocaciones! ¡Temed por que los jóvenes se os marchan o no se acercan fácilmente a la Iglesia! ¡Temed porque esa obra no avanza! ¡Temed porque sois capaces de decir una cosa y hacer la contraria! ¡Temed por vuestras devociones aparentes, pero el corazón está lleno de egoísmo! ¡Temed por acudir a vuestras reuniones para oír pero no para poner en práctica lo que oís!

El Señor me defenderá de vosotros, tal como dice Jeremías. ¿Hay alguno de vosotros que no tenga que temer? .Pues entonces sea bienaventurado ese o esa. Te felicito.
¡Canten al Señor,  alaben al Señor, porque libró la vida del indigente del poder de los malhechores!
Efectivamente, canto al Señor, porque me libra del poder de los que tales cosas hacen dentro o fuera de la Iglesia. 

Canto con Jeremías.  Dijo:
Yo te amo Señor, mi fuerza, Señor, mi roca, mi fortaleza y mi libertador, mi Dios, el peñasco, en que me refugio, mi escudo, mi fuerza salvadora, mi baluarte. 

Señor, mi roca, mi fortaleza y mi libertador, mi Dios, el peñasco en que me refugio, mi escudo, mi fuerza salvadora, mi baluarte.

Invoqué al Señor, que es digno de alabanza y quedé a salvo de mis enemigos.  Las olas de la muerte me envolvieron, me aterraron los torrentes desbastadores, me cercaron los lazos del abismo, las redes de la muerte llegaron hasta mí. 

Pero en mi angustia invoqué al Señor, grité a mi Dios pidiendo auxilio, y el escuchó mi voz desde su Templo, mi grito llegó hasta sus oídos.


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