jueves, 15 de marzo de 2012

UN DIA EN LA VIDA DE UN SEMINARISTA


(El artículo procede del semanario Paraula)

Un año más, celebramos el día del Seminario. Álvaro Almenar, de Valencia, Antonio Márquez, de L'Olleria, y José Miguel Peris, de Torrent, son tres de los 82 seminaristas que en la actualidad hay en el Seminario Mayor de Moncada (Valencia, España). Estos tres jóvenes, de diferentes cursos, nos cuentan cómo se desarrolla su vida en el seminario.

Una familia de 82 hermanos

Álvaro, Antonio y José Miguel coinciden en señalar que el ambiente entre todos ellos es muy bueno. "Somos como una gran familia de 82 hermanos. Nos llevamos muy bien. Vivimos en auténtica comunión. Nos conocemos todos y podemos hablar entre nosotros con total confianza, aunque pertenezcamos a distintos cursos. Incluso, tenemos la experiencia de que la relación entre nosotros continúa cuando los compañeros dejan el seminario al ser ordenados y enviados a los pueblos. Desde luego, eso no impide que de vez en cuando surja algún problema entre nosotros o nos enfademos, exactamente igual que en cualquier familia".

Los seminaristas se levantan temprano. A las 7'30 h. han de estar preparados para el rezo de laudes. A las 8 desayunan y, rápidamente, se van al autobús que los recoge en el seminario para llevarlos a Valencia, a la facultad de Teología San Vicente Ferren Allí, cada uno acude a sus clases. Al terminar vuelven al seminarío para comer La tarde se distribuye entre el estudio, tiempo libre y actividades complementarias. Estas últimas tienen una hora de duración y son distintas cada día de la semana: lunes, deporte; martes, lenguas clásicas (latín y griego); miércoles, lenguas modernas (inglés y francés); jueves, solfeo y canto; viernes, complemento de los estudios teológicos. A las ocho menos cuarto vuelven a reunirse todos los seminaristas para el rezo de vísperas y celebración eucarística. Tras la cena, que es a las nueve, disponen de tiempo para el estudio, hasta las once en que ya han de permanecer en silencio.

Cada seminarista se encarga de arreglar y limpiar su habitación así como de lavar y planchar su ropa. Las habitaciones son individuales y muy sencillas, pero cómodas: "Tenemos dos mesas, dos sillas, armario, estantería para los libros y cama".

Los seminaristas pertenecen a una comisión de trabajo libremente elegida: informática, para el mantenimiento de los ordenadores; liturgia, para preparar las celebraciones; de biblioteca, para su mantenimiento y organización; de cultura, para preparar charlas y visitas culturales; de misiones, para organizar actividades que fomenten el espíritu misionero; de jardinería, para la limpieza y aseo del jardín; etc.

Además de pertenecer a una comisión, cada uno está encargado de prestar un servicio: prensa, teléfono, correo, preparación del café, asistencia a los enfermos, deportes, etc.

Vacaciones

Las vacaciones de los seminaristas son como las de cualquier otro estudiante. Además, disponen de un fin de semana libre cada quince días, y todos los domingos por la tarde los tenemos libres y los aprovechamos para ir a pasear, tomar un café, salir al cine y los que viven cerca pueden ir a sus casas.

Durante el tiempo libre pueden disfrutar de las instalaciones del seminario: sala de ordenadores, biblioteca, gimnasio, frontón, piscina, cancha de baloncesto, de fútbol y sala de televisión.

Para dar a conocer la vida en el seminario, durante este curso se están celebrando 'misas de puertas abiertas un domingo al mes y retiros vocacionales de fin de semana.

Ofrecimiento del Verbo Encarnado

Padre Santo, por las manos de María te ofrecemos como víctima al Verbo Encarnado, en quien tienes todas tus complacencias. 

Impulsados por la caridad que el Espíritu Santo 
ha derramado en nuestros corazones, nos
ofrecemos constantemente en su unión como hostias vivas y nos sacrificaremos por tu amor en las ocasiones 
que se nos presenten, implorando gracias para
el mundo y la Iglesia, especialmente para los sacerdotes.

Jesús, Salvador de los hombres ¡Sálvalos!

Oración por los sacerdotes del Cardenal Richard Cushing

Dios Todopoderoso y Eterno, mira con amor el rostro de tu Hijo y por amor a El que es el Sumo y Eterno Sacerdote ten misericordia de tus sacerdotes.

Acuérdate oh compasivo Señor que ellos son sino frágiles y débiles seres humanos. Remueve en ellos el don de la vocación que de modo admirable se consolidó por la imposición de las manos de tus Obispos.

Manténlos siempre cerca de tí. No permites que el enemigo les venza, para que nunca se hagan participes de la más mínima falta contra el honor de tan sublime vocación. Señor Jesús, te pido por tus fieles y fervorosos sacerdotes así como por los sacerdotes infieles y tibios; por los sacerdotes que trabajan en su propia tierra o los que Te sirven lejos, en lugares o misiones distantes; por tus sacerdotes tentados, por los que sienten la soledad, el tedio o el cansancio; por los sacerdotes jóvenes o por los que estén a punto de morir así como por las almas de sacerdotes en el purgatorio.

Pero sobretodo, te encomiendo los sacerdotes que más aprecio: el sacerdote que me bautizó o me ha absuelto de mis pecados; los sacerdotes a cuyas misas he asistido y me han dado Tu Cuerpo y Sangre en la Comunión; los sacerdotes que me han aconsejado, me han consolado o animado y aquellos a quienes de alguna forma les estoy más en deuda.

Oh Jesús, mantenlos a todos cerca de tu Corazón y bendícelos abundantemente en el tiempo y en la eternidad. AMEN



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