Por: Gilson Rincón
¿Quién es el amor y por qué no es amado?: Según el Apóstol San Juan
“Dios es amor” (I Juan 4,8), por lo tanto podríamos decir que “Dios no
es amado”, ahora bien, las razones que justifican esta afirmación
tenemos que buscarlas en la segunda pregunta: ¿Por qué Dios no es
amado?, lo cual se hace mas difícil de responder.
La historia nos habla de un hombre que es llamado por Dios a
reconstruir su Iglesia, un hombre que en algún momento de su vida sintió
una moción especial que le hizo tomar como regla fundamental para su
vida el Evangelio y que hoy conocemos como San Francisco de Asís.
Francisco veía el templo abarrotado de gente, multitudes de personas
frecuentando la Iglesia, El Señor le mostró cómo todas esas personas
sólo lo buscaban para pedirle favores y milagros, pero nadie para
expresarle su amor y gratitud, es entonces cuando Francisco se da cuenta
que “el amor no es amado”.
Podríamos decir que esta fue una experiencia del pasado, que la Iglesia
ha madurado y ahora la situación es bien distinta, pero la realidad es
que Dios sigue sin ser amado.
A principios de los años setenta, un joven español vive una experiencia
interior muy singular para su época, eran tiempos difíciles, no solo a
nivel social, sino también al interior de la Iglesia.
El joven Santiago Martín sentía en su corazón un firme deseo de servir a
Dios, anhelaba ir al seminario y hacerse sacerdote; este llamado lo
sentía desde los 10 años de edad, pero solo hasta los 18 años, su
director espiritual y sus padres apoyaron definitivamente su intención,
pues deseaban lo mejor para él y prefirieron esperar un tiempo prudente
hasta que Santiago madurara lo suficiente como para poder afrontar los
retos que implica esta decisión.
Durante 15 años el Padre Santiago vivió algunas experiencias que ponían
a prueba su vocación, sin embargo, El Señor siempre lo sostuvo y cada
dificultad lo fue preparando para una misión muy especial.
Sus experiencias le hicieron ver que “el amor no es amado”,
lo cual no lo desanimó, por el contrario, le hizo ver la necesidad de
que al interior de la Iglesia existiera un movimiento de espiritualidad
que se dedicara puntualmente a darle gracias al Señor por su amor y su
bondad para con el hombre.
Es así como en 1988 el Espíritu Santo da inicio formal a los Franciscanos de María, Misioneros del Agradecimiento, con el Padre Santiago Martín como referente y guía espiritual.
El 25 de marzo de 2012, aquel joven que debía caminar dos horas y media
para poder ir a la Santa Misa, y luego otras dos horas y media para
regresar a la casa de sus padres, celebró la Eucaristía en el Vaticano,
para luego recibir en nombre de los Franciscanos de María la aprobación
definitiva de la comunidad por parte de la Iglesia Católica, quien obra
en nombre de Dios, para decirle al mundo que hoy “EL AMOR ES UN POCO MAS AMADO”, fruto del “carisma del agradecimiento” que habita en cada Franciscano de María en todo el mundo.
Mi propósito no es hacer una biografía del Padre Santiago, el objetivo
es exaltar la obra de Dios realizada a través de aquellos hombres que le
ofrecen su vida y le dan un “SI” absoluto y total, tal como lo hiso la Santísima Virgen María.
Como católico y Franciscano de María, doy gracias a
Dios Nuestro Señor por este momento tan especial, por medio del cual la
Santa Iglesia experimenta la acción del Espíritu Santo a través de este
carisma y de su fundador.
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