FE
Laverne W. Hall
Los campos se secaron y se achicharraron por la falta de lluvia, y
las cosechas se marchitaban de sed. La gente estaba ansiosa e irritable,
mientras buscaba en el cielo alguna señal de alivio. Los días se
volvieron áridas semanas. La lluvia no llegaba.
Los ministros de las iglesias locales convocaron a una hora de
oración en la plaza del pueblo, para el siguiente sábado inspirarse.
Este sábado al mediodía, la gente del pueblo respondió en masa, llenando la plaza con caras ansiosas y corazones llenos de esperanza. Los ministros se conmovieron al ver la variedad de objetos que los concurrentes traían entre sus piadosas manos: libros sagrados, cruces, rosarios, Bíblias.
Cuando la hora terminó, como si se tratara de un mandato mágico, una
suave lluvia comenzó a caer. Las felicitaciones se extendieron entre la
multitud, mientras sostenían en alto sus atesorados objetos con gratitud
y alabanza.
En el centro de la manifestación, un símbolo de fe pareció
ensombrecer a los demás: un niño de nueve años había llevado una
sombrilla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
GRACIAS POR TU COMENTARIO, PRONTO ESTAREMOS COMUNICANDONOS CONTIGO...
CON AMOR, MARIAM...