BALAAM (BALAÁN) Y SUS PROFECÍAS
La historia de Balaam aparece en Núm. 22 - 24 y 31,8-16; Deut. 23,6; Jos. 13,22 y 24,9-10. También se le menciona en Neh. 13,2; Miq. 6,5; 2Pe. 2,15; Jud. 11 y Ap. 2,14.
La historia de Balaam aparece en Núm. 22 - 24 y 31,8-16; Deut. 23,6; Jos. 13,22 y 24,9-10. También se le menciona en Neh. 13,2; Miq. 6,5; 2Pe. 2,15; Jud. 11 y Ap. 2,14.
~ The Catholic Encyclopedia. Vol. 2.~
Balaq, rey de Moab, alarmado por las victorias de Israel sobre los amorreos,
envió mensajeros con regalos a Balaam, hijo de Beor, quien vivía en
Petor del Río (el Pitru de los textos cuneiformes) para inducirlo a
venir y maldecir a Israel. En esos tiempos antiguos, los hombres
le daban gran importancia a la maldición, como por ejemplo la del padre
a su hijo, y Balaam tenía una fama especial en este aspecto. Balaq le
mandó a decir con sus mensajeros: “Sé que el que tú bendices queda
bendito y el que maldices, maldito”. Cuando los emisarios hubieron dado
su mensaje, Balaam consultó al Señor sobre si debía ir o no, y al
negársele el permiso, en la mañana les dio la respuesta negativa a los
embajadores. Osadamente Balaq envió otra embajada, compuesta de hombres
más ilustres, príncipes, con instrucciones de ofrecer a Balaam lo que
él quisiera, con tal que viniera y maldijera a Israel. De nuevo Balaam
consultó al Señor y obtuvo permiso para ir, con la condición que haría
lo que Dios
le mandara. En vista de lo que sigue, algunos comentaristas piensan
que este permiso fue arrancado con su importunidad, y que al hacer su
petición Balaam estaba impulsado por motivos mercenarios, y ya se había
decidido a maldecir a Israel.
A la mañana siguiente Balaam ensilló su burra y salió con los
principales de Moab. En el camino la burra dio muchas muestras de
alarma; se apartó bruscamente del camino, le aplastó el pie a Balaam
contra una pared y finalmente se echó al suelo bajo Balaam, de modo que
éste la golpeó cruelmente e incluso la amenazó con matarla. Entonces
Dios le concedió a la burra el don de hablar, y le reprochó su crueldad
hacia ella. Al mismo tiempo los ojos de Balaam se abrieron y vio la
causa de la extraña conducta de su burra, es decir, el ángel
del Señor parado en el camino con la espada desenvainada bloqueándole
el camino. El Ángel regañó a Balaam por su cruel conducta hacia la
burra y le dijo que fue la acción de la burra lo que había salvado su
vida. Finalmente, le permitió a Balaam continuar su viaje, pero sólo
con la condición de que hablara sólo lo que él le mandara. Balaq salió
al encuentro de Balaam en las fronteras del Arnón, y fueron juntos a
Quiryat Jusot, donde se ofrecieron los debidos sacrificios.
Al otro día Balaq llevó a Balaam a Bamot Baal, desde donde se podía
ver las inmediaciones del campamento de Israel. Sacrificaron siete
novillos y siete carneros y Balaam se fue aparte a consultar al Señor,
el profeta regresó donde Balaq y se negó a maldecir a Israel. Por el contrario los elogió diciendo: “¿Quién contará el polvo de Jacob, quien numerará la polvareda de Israel? Muera mi alma con la muerte de los justos, sea mi paradero como el suyo.”
Entonces Balaq llevó a Balaam a la cumbre del Monte Pisgá para
ver si desde allí podría maldecir a Israel. Pero después de los mismos ritos y formalismos, Balaam de nuevo pronunció una bendición
más enfática que la anterior. “He aquí que me ha tocado bendecir,
bendeciré y no me retractaré.” “Ya que no le maldices por lo menos no
le bendigas”, exclamó Balaq. Pero resolvió probar al profeta una vez
más y lo llevó a la cima del Monte Peor que mira hacia el desierto. Allí se ofrecieron sacrificios de nuevo, pero sin más formalidad, Balaam, bajo la influencia del espíritu de Dios”
prorrumpió en el hermoso panegírico a Israel que comienza con las
palabras: “Qué hermosas son tus tiendas, Jacob, y tus moradas, oh
Israel!” Lleno de ira
Balaq despidió a Balaam para su tierra. Pero antes de partir el
profeta emitió su cuarto pronunciamiento sobre el glorioso futuro de
Israel y el destino de sus enemigos. Su visión, también, penetrando más
allá del Reino de Israel terrenal, parece haber divisado el reino mesiánico
por venir. “Lo veo, aunque no para ahora, lo diviso, pero no de cerca:
de Jacob avanza una estrella, un cetro surge de Israel,” etc.
Balaq y Balaam se separaron, pero antes de regresar a su propio país, Balaam residió con los madianitas.
Allí parece que él instigó a sus hospederos a enviar mujeres
madianitas y boabitas entre los israelitas para seducirlos y apartarlos
de su alianza con Yahveh (Núm. 31,16). Esto fue mientras el pueblo de Israel acampaba en Sittim, y no hay duda que está estrechamente relacionado con los problemas y desórdenes sobre Baal de Peor,
mencionado en Núm. 25. El castigo infligido por Dios a los
Israelitas fue notable: les azotó una plaga que mató a 24,000 (25,9); ni
siquiera Balaam escapó. Él fue asesinado, junto con los cinco reyes de
Madián, en la guerra que sostuvo Israel contra esa nación narrada en Núm. 31.
Opinión Conservadora
La opinión usual o conservadora sobre el episodio de Balaam es que es una narrativa histórica en el sentido ordinario. Lo sobrenatural juega un importante papel en ella, pero se afirma que la credibilidad de la narración requiere sólo una creencia en los milagros, y que la aceptación de la mayoría de las partes más importantes de la Biblia requiere tal creencia. El episodio de la burra parlante es muy extraño; pero no más extraño que el de la serpiente parlante en el Paraíso. Balaam predice el futuro, pero eso también lo hacen los profetas de Israel.
Se discute la pregunta sobre quién era Balaam. ¿Era él un
profeta en el verdadero sentido de la palabra, o un adivino? No parece
posible decir que él era un profeta en el mismo sentido que Isaías
o alguno de los grandes profetas de Israel. Por otro lado, en Núm.
24,2 se dice que habló bajo la influencia del “espíritu de Dios”.
Ciertamente, a través de su conexión con Balaq, él parece haber actuado
bajo la influencia del Espíritu de Dios. Pero cuando su estado de vida
se mira como tal, no puede ser considerado como que perteneció a la
orden de los profetas. Santo Tomás de Aquino los llama “un profeta del diablo”.
La Escritura no lo llama profeta, sino un adivino, y Balaq se le
acercó con el precio del vaticinio. Además, la forma en que se unió a
Balaq en culto idolátrico parece descartar la idea de haber sido un genuino siervo de Yahveh. La profecía es un don que se da para el bien de los otros. Balaam fue usado para el bien de Israel.
Opinión Crítica
Los críticos modernos tienen una opinión diferente sobre ese episodio, en conformidad con sus conclusiones generales sobre el Hexateuco. Para ellos la narrativa de Núm. 22,23 y 24 es parte de la historia profética. Es decir, en estos capítulos no hay vestigios del escritor sacerdotal P, aunque a él se le asigna el pasaje 25,6-18 que contiene un relato del crimen y castigo de Zimrí y Kozbi. Aunque los críticos concurren que los capítulos 22,23 y 24 son obra de dos escritores llamados el yahvista y el elohista, ellos no encuentran fácil repartir esa parte de Números entre los dos autores. Ciertamente, en el único punto que concuerdan es que el capítulo 22 pertenece al elohista, con la excepción de los versículos 22-35, que se los asignan al yahvista. Esta sección contiene el episodio de la burra, y los críticos dicen que destruye la secuencia de la narración. Así en el versículo 20 Balaam obtiene permiso de Dios para irse con los príncipes de Moab; pero en el versículo 22 Dios está enojado con él, aparentemente por su partida. Aunque esta aparente inconsistencia ha sido explicada variamente por comentadores conservadores, los críticos argumentan sobre ella y otros casos similares, que el episodio de la burra (v. 22-35) ha sido hábilmente adaptado dentro del resto del capítulo, pero que en realidad es obra de otro escritor, y que el relato original que está interrumpido en el versículo 20 continúa en el versículo 36. Pruebas adicionales de autoría doble a menudo son poco claras. Así, se dice que hay un duplicado en 22,3: “Y los moabitas se estremecieron ante él, y no pudieron soportar su asalto”. Seguramente esto es débil en extremo. ¿Acaso la tendencia natural al paralelismo del escritor judío no lo explica suficientemente?
La referencia a eventos históricos en la cuarta profecía de Balaam lleva a muchos críticos a fijar la fecha de su composición no antes del reinado de David. Se dice que la guerra de Núm. 24,17 es la guerra de David contra los moabitas. Pero, dejando a un lado el don de profecía, sabemos que escritos de esta clase, como los Salmos,
a menudo son retocados en épocas posteriores a la de su composición. A
lo más, por lo tanto, parece legítimo concluir que este pasaje muestra
signos de haber sido expandido y reeditado en este período.
DIOS CONTIGO
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