lunes, 25 de julio de 2016

HISTORIA SAGRADA

 BALAAM (BALAÁN)  Y SUS PROFECÍAS
La historia de Balaam aparece en Núm. 22 - 24 y 31,8-16; Deut. 23,6; Jos. 13,22 y 24,9-10. También se le menciona en Neh. 13,2; Miq. 6,5; 2Pe. 2,15; Jud. 11 y Ap. 2,14. 
~ The Catholic Encyclopedia. Vol. 2.~


Balaq, rey de Moab, alarmado por las victorias de Israel sobre los amorreos, envió mensajeros con regalos a Balaam, hijo de Beor, quien vivía en Petor del Río (el Pitru de los textos cuneiformes) para inducirlo a venir y maldecir a Israel. En esos tiempos antiguos, los hombres le daban gran importancia a la maldición, como por ejemplo la del padre a su hijo, y Balaam tenía una fama especial en este aspecto. Balaq le mandó a decir con sus mensajeros: “Sé que el que tú bendices queda bendito y el que maldices, maldito”. Cuando los emisarios hubieron dado su mensaje, Balaam consultó al Señor sobre si debía ir o no, y al negársele el permiso, en la mañana les dio la respuesta negativa a los embajadores. Osadamente Balaq envió otra embajada, compuesta de hombres más ilustres, príncipes, con instrucciones de ofrecer a Balaam lo que él quisiera, con tal que viniera y maldijera a Israel. De nuevo Balaam consultó al Señor y obtuvo permiso para ir, con la condición que haría lo que Dios le mandara. En vista de lo que sigue, algunos comentaristas piensan que este permiso fue arrancado con su importunidad, y que al hacer su petición Balaam estaba impulsado por motivos mercenarios, y ya se había decidido a maldecir a Israel. 

A la mañana siguiente Balaam ensilló su burra y salió con los principales de Moab. En el camino la burra dio muchas muestras de alarma; se apartó bruscamente del camino, le aplastó el pie a Balaam contra una pared y finalmente se echó al suelo bajo Balaam, de modo que éste la golpeó cruelmente e incluso la amenazó con matarla. Entonces Dios le concedió a la burra el don de hablar, y le reprochó su crueldad hacia ella. Al mismo tiempo los ojos de Balaam se abrieron y vio la causa de la extraña conducta de su burra, es decir, el ángel del Señor parado en el camino con la espada desenvainada bloqueándole el camino. El Ángel regañó a Balaam por su cruel conducta hacia la burra y le dijo que fue la acción de la burra lo que había salvado su vida. Finalmente, le permitió a Balaam continuar su viaje, pero sólo con la condición de que hablara sólo lo que él le mandara. Balaq salió al encuentro de Balaam en las fronteras del Arnón, y fueron juntos a Quiryat Jusot, donde se ofrecieron los debidos sacrificios. Al otro día Balaq llevó a Balaam a Bamot Baal, desde donde se podía ver las inmediaciones del campamento de Israel. Sacrificaron siete novillos y siete carneros y Balaam se fue aparte a consultar al Señor, el profeta regresó donde Balaq y se negó a maldecir a Israel. Por el contrario los elogió diciendo: “¿Quién contará el polvo de Jacob, quien numerará la polvareda de Israel? Muera mi alma con la muerte de los justos, sea mi paradero como el suyo.” 

Entonces Balaq llevó a Balaam a la cumbre del Monte Pisgá para ver si desde allí podría maldecir a Israel. Pero después de los mismos ritos y formalismos, Balaam de nuevo pronunció una bendición más enfática que la anterior. “He aquí que me ha tocado bendecir, bendeciré y no me retractaré.” “Ya que no le maldices por lo menos no le bendigas”, exclamó Balaq. Pero resolvió probar al profeta una vez más y lo llevó a la cima del Monte Peor que mira hacia el desierto. Allí se ofrecieron sacrificios de nuevo, pero sin más formalidad, Balaam, bajo la influencia del espíritu de Dios” prorrumpió en el hermoso panegírico a Israel que comienza con las palabras: “Qué hermosas son tus tiendas, Jacob, y tus moradas, oh Israel!” Lleno de ira Balaq despidió a Balaam para su tierra. Pero antes de partir el profeta emitió su cuarto pronunciamiento sobre el glorioso futuro de Israel y el destino de sus enemigos. Su visión, también, penetrando más allá del Reino de Israel terrenal, parece haber divisado el reino mesiánico por venir. “Lo veo, aunque no para ahora, lo diviso, pero no de cerca: de Jacob avanza una estrella, un cetro surge de Israel,” etc. 

Balaq y Balaam se separaron, pero antes de regresar a su propio país, Balaam residió con los madianitas. Allí parece que él instigó a sus hospederos a enviar mujeres madianitas y boabitas entre los israelitas para seducirlos y apartarlos de su alianza con Yahveh (Núm. 31,16). Esto fue mientras el pueblo de Israel acampaba en Sittim, y no hay duda que está estrechamente relacionado con los problemas y desórdenes sobre Baal de Peor, mencionado en Núm. 25. El castigo infligido por Dios a los Israelitas fue notable: les azotó una plaga que mató a 24,000 (25,9); ni siquiera Balaam escapó. Él fue asesinado, junto con los cinco reyes de Madián, en la guerra que sostuvo Israel contra esa nación narrada en Núm. 31. 

 

Opinión Conservadora



La opinión usual o conservadora sobre el episodio de Balaam es que es una narrativa histórica en el sentido ordinario. Lo sobrenatural juega un importante papel en ella, pero se afirma que la credibilidad de la narración requiere sólo una creencia en los milagros, y que la aceptación de la mayoría de las partes más importantes de la Biblia requiere tal creencia. El episodio de la burra parlante es muy extraño; pero no más extraño que el de la serpiente parlante en el Paraíso. Balaam predice el futuro, pero eso también lo hacen los profetas de Israel. 

Se discute la pregunta sobre quién era Balaam. ¿Era él un profeta en el verdadero sentido de la palabra, o un adivino? No parece posible decir que él era un profeta en el mismo sentido que Isaías o alguno de los grandes profetas de Israel. Por otro lado, en Núm. 24,2 se dice que habló bajo la influencia del “espíritu de Dios”. Ciertamente, a través de su conexión con Balaq, él parece haber actuado bajo la influencia del Espíritu de Dios. Pero cuando su estado de vida se mira como tal, no puede ser considerado como que perteneció a la orden de los profetas. Santo Tomás de Aquino los llama “un profeta del diablo”. La Escritura no lo llama profeta, sino un adivino, y Balaq se le acercó con el precio del vaticinio. Además, la forma en que se unió a Balaq en culto idolátrico parece descartar la idea de haber sido un genuino siervo de Yahveh. La profecía es un don que se da para el bien de los otros. Balaam fue usado para el bien de Israel.

 

Opinión Crítica



Los críticos modernos tienen una opinión diferente sobre ese episodio, en conformidad con sus conclusiones generales sobre el Hexateuco. Para ellos la narrativa de Núm. 22,23 y 24 es parte de la historia profética. Es decir, en estos capítulos no hay vestigios del escritor sacerdotal P, aunque a él se le asigna el pasaje 25,6-18 que contiene un relato del crimen y castigo de Zimrí y Kozbi. Aunque los críticos concurren que los capítulos 22,23 y 24 son obra de dos escritores llamados el yahvista y el elohista, ellos no encuentran fácil repartir esa parte de Números entre los dos autores. Ciertamente, en el único punto que concuerdan es que el capítulo 22 pertenece al elohista, con la excepción de los versículos 22-35, que se los asignan al yahvista. Esta sección contiene el episodio de la burra, y los críticos dicen que destruye la secuencia de la narración. Así en el versículo 20 Balaam obtiene permiso de Dios para irse con los príncipes de Moab; pero en el versículo 22 Dios está enojado con él, aparentemente por su partida. Aunque esta aparente inconsistencia ha sido explicada variamente por comentadores conservadores, los críticos argumentan sobre ella y otros casos similares, que el episodio de la burra (v. 22-35) ha sido hábilmente adaptado dentro del resto del capítulo, pero que en realidad es obra de otro escritor, y que el relato original que está interrumpido en el versículo 20 continúa en el versículo 36. Pruebas adicionales de autoría doble a menudo son poco claras. Así, se dice que hay un duplicado en 22,3: “Y los moabitas se estremecieron ante él, y no pudieron soportar su asalto”. Seguramente esto es débil en extremo. ¿Acaso la tendencia natural al paralelismo del escritor judío no lo explica suficientemente? 

La referencia a eventos históricos en la cuarta profecía de Balaam lleva a muchos críticos a fijar la fecha de su composición no antes del reinado de David. Se dice que la guerra de Núm. 24,17 es la guerra de David contra los moabitas. Pero, dejando a un lado el don de profecía, sabemos que escritos de esta clase, como los Salmos, a menudo son retocados en épocas posteriores a la de su composición. A lo más, por lo tanto, parece legítimo concluir que este pasaje muestra signos de haber sido expandido y reeditado en este período. 

DIOS CONTIGO




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