El 8 de marzo se celebra en muchas naciones del mundo el «Día de la mujer». Es una cita significativa que invita a reflexionar en el papel de la mujer en la sociedad y, más aún, en el plan de Dios. Para ello hemos dedicado a llegar a todas las mujeres en general y las mujeres suscriptoras, con párrafos extraidos de algunos documentos de la doctrina católica respecto de la mujer escritos por San Juan Pablo II: la Carta Apostólica Mulieris dignitatem y la Carta a las mujeres.
También es muy importante destacar las palabras del mensaje que, al término del Concilio Vaticano II, el 8 de diciembre de 1965, los Padres conciliares dirigieron a las mujeres de todo el mundo: «Llega la hora, ha llegado la hora, en que la vocación de la mujer se cumple en plenitud, la hora en la que la mujer adquiere en el mundo una influencia, un alcance, un poder jamás alcanzados hasta ahora».
San Juan Pablo II en la Carta Apostólica Mulieris dignitatem, expresó: «La dignidad de la mujer y su vocación, objeto constante de la reflexión humana y cristiana, ha asumido en estos últimos años una importancia muy particular».
Pidamos a María Santísima, Reina del amor, que vele sobre las mujeres y sobre su misión al servicio de la humanidad, de la paz y de la extensión del Reino de Dios y que le presente a su Hijo las expectativas y las oraciones, el compromiso y los sufrimientos de todas las mujeres del mundo.
Fuente: CdeM
También es muy importante destacar las palabras del mensaje que, al término del Concilio Vaticano II, el 8 de diciembre de 1965, los Padres conciliares dirigieron a las mujeres de todo el mundo: «Llega la hora, ha llegado la hora, en que la vocación de la mujer se cumple en plenitud, la hora en la que la mujer adquiere en el mundo una influencia, un alcance, un poder jamás alcanzados hasta ahora».
San Juan Pablo II en la Carta Apostólica Mulieris dignitatem, expresó: «La dignidad de la mujer y su vocación, objeto constante de la reflexión humana y cristiana, ha asumido en estos últimos años una importancia muy particular».
Pidamos a María Santísima, Reina del amor, que vele sobre las mujeres y sobre su misión al servicio de la humanidad, de la paz y de la extensión del Reino de Dios y que le presente a su Hijo las expectativas y las oraciones, el compromiso y los sufrimientos de todas las mujeres del mundo.
Fuente: CdeM
Te doy
gracias, mujer-madre, que
te conviertes en seno del ser humano con
la alegría y los dolores de parto de una
experiencia única, la cual te hace
sonrisa de Dios para el niño que viene a
la luz y te hace guía de sus primeros
pasos, apoyo de su crecimiento, punto de
referencia en el posterior camino de la
vida.
Te doy
gracias, mujer-esposa, que
unes tu destino al de un hombre,
mediante una relación de recíproca
entrega, al servicio de la comunión y de
la vida.
Te doy
gracias, mujer-hija y mujer- hermana, que
aportas al núcleo familiar y también al
conjunto de la vida social las riquezas
de tu sensibilidad, intuición,
generosidad y constancia.
Te doy
gracias, mujer-trabajadora, qu e
participas en todos los ámbitos de la
vida social, económica, cultural,
artística y política, mediante la
indispensable aportación que das a la
elaboración de una cultura capaz de
conciliar razón y sentimiento, a una
concepción de la vida siempre abierta al
sentido del « misterio », a la
edificación de estructuras económicas y
políticas más ricas de humanidad.
Te doy
gracias, mujer-consagrada, que
a ejemplo de la más grande de las
mujeres, la Madre de Cristo, Verbo
encarnado, te abres con docilidad y
fidelidad al amor de Dios, ayudando a la
Iglesia y a toda la humanidad a vivir
para Dios una respuesta «esponsal» que
expresa maravillosamente la comunión que
El quiere establecer con su criatura.
Te doy
gracias, mujer, ¡por
el hecho mismo de ser mujer! Con
la intuición propia de tu femineidad
enriqueces la comprensión del mundo y
contribuyes a la plena verdad de las
relaciones humanas.
DIOS CONTIGO
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CON AMOR, MARIAM...