SÚPLICA
Francisco Vaquerizo
Enséñame a llorar
para que no se pierda
mi dolor y mis lágrimas
no terminen cayendo
en un olvido estéril.
Enséñame a sentir
las voces interiores
para alzarlas al cielo
como una ofrenda pura,
aunque gima la carne
bajo la piel marchita.
Enséñame, Señor,
a dar a cada cosa
un algo de cariño
para que, poco a poco,
me vaya redimiendo.
Enséñame a mí mismo,
porque no me conozco
y estoy continuamente
golpeando mi sombra
sin ningún resultado.
Enséñame a llorar
para que no se pierda
ninguna de mis penas
y aparezca tu Luz
detrás de cada lágrima.
Francisco Vaquerizo
Enséñame a llorar
para que no se pierda
mi dolor y mis lágrimas
no terminen cayendo
en un olvido estéril.
Enséñame a sentir
las voces interiores
para alzarlas al cielo
como una ofrenda pura,
aunque gima la carne
bajo la piel marchita.
Enséñame, Señor,
a dar a cada cosa
un algo de cariño
para que, poco a poco,
me vaya redimiendo.
Enséñame a mí mismo,
porque no me conozco
y estoy continuamente
golpeando mi sombra
sin ningún resultado.
Enséñame a llorar
para que no se pierda
ninguna de mis penas
y aparezca tu Luz
detrás de cada lágrima.
DIOS CONTIGO
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