La cuaresma es un tiempo privilegiado.
Es espacio que la Iglesia nos da para hacer la introspección de nuestro
vínculo con Dios y de esos momentos que nos hemos descarriado de su
camino. Asimismo, es tiempo para volver nuestra mirada y nuestro
corazón a Dios. En fin, es tiempo de conversión, de dejar de mirarnos a
nosotros mismos egoísta y narcisistamente, y comenzar a fijar nuestra
mirada hacia el Señor quien nos ayuda a desviar nuestra mirada hacia los
demás.
Es importante notar que, vivir en actitud de conversión es optar por
estilo nuevo de vida. El estilo nuevo de vida tiene que ver con el
esfuerzo de rechazar la vida pecaminosa (2 Cor 4:4), para así poder
abrazar una vida nueva en Cristo (Efe 4, 20-24). El estilo nuevo de
vida en Cristo implica la escucha constante de la Palabra de Dios, la
entrega a la vida de oración, el desprendimiento de uno mismo de todo
aquello que obstaculice nuestro encuentro con Jesucristo, y la
consideración e inclusión del prójimo en el ser y quehacer de cada
cristiano.
DIOS CONTIGO
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