Queridos hermanit@s ayer en horas de la noche me dieron una noticia que me puso muy mal, mis lágrimas salieron y clame a papá Dios.
Mi hija que se encuentra en otro país, tuvo parto prematuro (un bebé de 6 meses), se encuentra en incubadora, sus pulmoncitos aun no han madurado lo suficiente para estar junto al calor de mami.
Hoy acudiendo a vuestras buenas intenciones y bendiciones os pido hacer esta oración y tener en mente a mi nietito, así como su pronta mejoría para que pueda estar en nuestros brazos.
Les doy infinitas gracias por vuestra ayuda.
Con amor, MariamContigo®
Amado Señor, tú conoces
el corazón de tus hijos,
y no te quedas indiferente ante el pobre que
te suplica.
Tú sabes lo que nos aflige el bienestar de nuestros niños,
tu comprender la preocupación de los papás ante la enfermedad de alguno
de sus hijos.
Vengo hoy, como el funcionario real del Evangelio,
a
pedirte que desciendas y sanes al bebé (Hijo de Zadúa, para que maduren sus pequeños pulmones y sane pronto ).
Aún desde la preocupación que nos causa su enfermedad,
desde el dolor y
el desconcierto, si esta enfermedad está dentro de lo que tu permites, aceptamos este momento como ocasión de purificación, de abandono en tus
manos, de ofrecimiento generoso de nuestras vidas.
Aceptamos este
momento como una ocasión para unirnos desde el sufrimiento a los dolores
de Cristo por la salvación del mundo (Col. 1, 24)
(Tómese unos
minutos y, en calma, que su corazón se una a lo que acaba de decir con
sus labios: “con este sufrimiento, me uno, Señor, a tu pasión…”)
Ahora, Señor, a ti que quieres que tengamos vida en abundancia,
te pido
que por el poder del misterio de tu infancia y tu vida oculta en el
hogar de Nazaret, sanes a la bebita a quien tú conoces y amas.
Cuida de su
cuerpito y de su alma. Pasa tu mano sanadora sobre él para que sienta
tu alivio, tus cuidados y se restablezca prontamente, según tu voluntad. Tú, que recibiste los amorosos cuidados de María y José, consuela y
reanima a su papá y a su mamá, no dejes que caigan en la desesperación,
en la duda, en la depresión, sino que desde su dolor y preocupación
recurran a ti como fuente de verdadera, plena, y duradera sanación del
cuerpo y del alma.
Te presentamos el lugar donde se encuentra la bebita (incubadora), reviste ese sitio
con tu fuerza y gracia. Aleja de allí todo lo que, material o
espiritualmente, puedan ser un obstáculo
para la pronta recuperación.
Te presentamos los profesionales médicos que atienden a la bebita,
revístelos con tu sabiduría, ilumínalos para que logren dar con acierto
en el diagnóstico y encuentren la medicación y tratamiento indicado.
Tómalos como instrumentos de tu sanación.
María, madre de Jesús y madre nuestra, que con esmero y constancia,
cuidabas de tu niño, mira el corazón de la madre e infúndele confianza,
para que también ella, como tu, pueda ver crecer a su hija en estatura,
sabiduría y gracia, delante de Dios y de los hombres.
Querido San José, tú que fuiste el protector de la Sagrada Familia, y la
defendiste de todos los peligros y hasta de la muerte segura en la
persecución de Herodes, te presento al papá de esta criatura, intercede
ante tu amado Hijo Jesús, para que logre mantenerse fuerte aún en el
dolor y la preocupación.
Que logre conseguir los medios necesarios para
la buena atención de su hija. ayúdalo a no decaer y a mantenerse
lúcido a la voluntad de Dios.
Señor, tu dijiste que creyéramos que ya hemos obtenido lo que te pedimos
con fe en oración, ahora levanto mi voz y mis brazos para darte gracias
por la salud que recibirá este niño por el poder de tu amor que escucha
esta oración confiada.
Reconocemos que ya estás actuando y sanando.
Como el funcionario del Evangelio, nosotros también reconoceremos que es
en este mismo momento que estas restableciendo salud y bienestar. Te
alabo en fe. Te reconozco Señor y Salvador de nuestras vidas, sin ti
estamos perdidos. Te amamos Señor y reconocemos tu grandeza. A ti la
gloria por los siglos sin fin.
Amén.
(Padrenuestro, Ave María, Gloria)
DIOS CONTIGO
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