CARTA ABIERTA POR EL P. MARIO GARCÍA ISAZA
Reproducimos el siguiente artículo del P. Mario García Isaza, sacerdote formador del seminario arquidiocesano de Ibagué.
Reproducimos el siguiente artículo del P. Mario García Isaza, sacerdote formador del seminario arquidiocesano de Ibagué.
5 Nov. 2016
Doctor Juan Manuel Santos, Presidente de Colombia :
Ha
dicho usted, en el curso de su visita al Reino Unido, refiriéndose a la
derrota que sufrió en el plebiscito del dos de octubre, que quienes en
esa fecha votamos NO, lo hicimos engañados por una campaña hecha de
trampas y mentiras. Es este uno más en la serie de desatinos en que,
lamentablemente, suele usted incurrir. Así como montó toda la campaña en
favor del SÍ sobre la falacia de que quien no lo apoyara mostraría ser
amigo de la guerra, ahora fundamenta su estrategia para soslayar los
alcances y eludir las consecuencias del resultado plebiscitario, en los
despropósitos de alguien que hizo parte de uno de los grupos que
lograron la victoria del NO.
Sus declaraciones,
señor Presidente, son profundamente ofensivas y temerarias. Afirma, con
ellas, que quienes nos opusimos, mayoritariamente, al proyecto de
acuerdo que precipitadamente usted firmó con las FARC, lo hicimos
engañados, sin ser conscientes de lo que hacíamos, llevados por otros
como borregos, sin razones fundadas que sustentaran nuestro voto. ¡Ah,
no, señor! ¡Alto ahí!
El voto con que fue vencida
la aplastante maquinaria que presagiaba una victoria demoledora del SÍ,
fue un voto consciente, reflexivo, dado en conciencia. Tal vez quienes
votaron SÍ, –muchos de ellos, por lo menos– sí lo hicieron engañados
por una campaña sinuosa y aranera, que disfrazaba con eufemismos
realidades inocultables.
Nosotros votamos NO por
amor a Colombia; votamos NO por fidelidad a nuestros principios; votamos
NO porque fuimos capaces de ver más allá de las narices, y supimos
percibir, en el impotable texto del pretendido acuerdo, muchas cosas
inspiradas en una antropología y en una visión de la sociedad de
carácter materialista y atea; votamos NO porque estamos convencidos de
que la total impunidad con que allí se cobijaba a los peores criminales
encierra una intolerable injusticia; votamos NO porque rechazamos de
plano la pretensión de convertir el narcotráfico y el secuestro en
acciones merecedoras de indulto, atribuyéndoles conexidad con el delito
político; votamos NO porque las gabelas políticas munificentes que se
ofrecían a quienes tanto mal le han causado a Colombia nos parecían del
todo inadmisibles; votamos NO porque encontramos, en el transfondo de
todo el acuerdo, una concepción ideológica perversa en relación con la
familia, con la ley natural, que es ley de Dios, con la moral cristiana
que profesamos sin ambages. Por esas razones, señor Presidente, y por
muchas otras, votamos NO. No lo hicimos engañados ni a la topa tolondra.
Y si hoy se propusiera a nuestra aprobación o rechazo un “acuerdo” del
que no se hubiesen removido esos imposibles morales, tenga la seguridad
de que volveríamos a votar NO, mil veces NO.
¡Qué
bien le vendría a usted, señor Presidente, retractarse de los dicterios
que viene lanzando contra quienes derrotaron sus pretensiones y las de
los sediciosos! Qué bien le vendría a Colombia y a los intereses de una
auténtica paz un gesto democrático suyo, por el cual reconociera de una
vez, y de verdad, las consecuencias del resultado del 2 de octubre; qué
bien le vendría no seguir actuando ensoberbecido por enaltecedores
premios internacionales, y entender que no es camino conducente a una
paz auténtica, basada en la verdad, la equidad y la justicia, su
política claudicante frente al crimen.
Todos,
señor, queremos la paz; no siga etiquetándonos de guerreristas, y ahora
de engañados y ciegos. A todos nos duelen, como a usted, la muerte y el
sufrimiento de miles de colombianos víctimas de este conflicto atroz y
criminal. Desde nuestra ética católica, nuestro rechazo a la violencia
es más claro y más rotundo aún. Pero no podemos sacrificar valores
intangibles en aras de una paz injusta y falaz. Ni aprobar un proyecto
de nación inspirado en doctrinas inocultablemente erróneas.
Del señor Presidente, atte.,
Mario García Isaza, c. 41079
Ibagué
DIOS CONTIGO
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