El día 30 de octubre de 2016 se conoció por parte de los medios de
comunicación que la senadora liberal Viviane Morales, y su esposo Carlos
Alonso Lucio, sostuvieron una reunión con la delegación de las FARC en
La Habana para discutir aspectos del “enfoque de género” en los acuerdos
entre el gobierno nacional y las FARC. Al final, la senadora publico un
comunicado conjunto en que se adhiere a la tesis de las FARC de que el
“enfoque de género” puede mantenerse en los acuerdos si se “aclara” que
se refiere exclusivamente al trato diferencial hacia las mujeres.
V.C.
Este es el texto del comunicado:
En esta etapa de construcción de consensos por la paz, nos reunimos en La Habana, los días 23 y 24 de octubre, la Delegación de Paz de las FARC-EP, Viviane Morales y Carlos Alonso Lucio, en condiciones de senadora y de líder cristiano, con el fin de escuchar sus propuestas para revisar y enmendar el Acuerdo Final de Paz, atendiendo a las observaciones públicas que han formulado distintos sectores cristianos.Con base en las conversaciones sostenidas y en el intercambio respetuoso y cordial de criterios y opiniones, concluimos en que las FARC-EP, en uso de su autonomía y competencias, como una de las partes en diálogo, llevarán ante el Gobierno Nacional para su análisis y posible incorporación al Acuerdo, los siguientes puntos:-1. Una redacción que constituya criterio de interpretación en relación con el “enfoque de género” bajo el entendimiento claro de que se refiere a la reivindicación y protección especial de los derechos de la mujer como víctima principal del conflicto y como protagonista esencial en la construcción de la paz y el posconflicto.2. Que sobre el “enfoque de género” de los Acuerdos se sentarán los elementos suficientes que permitan, a posteriori, por instancias públicas o privadas, interpretaciones inequívocas respecto al concepto de la familia redactado con claridad en el artículo 42 de la Constitución Política.3. Que, en tal sentido, los planteamientos referidos a la no estigmatización y a la no victimización de cualquier población vulnerable, redactados en el Acuerdo, deben armonizar con la libertad de conciencia, la libertad religiosa, el derecho a la autonomía educativa de las instituciones, y con el derecho de los padres de familia a educar a sus hijos conforme a sus principios y valores.-4. El Acuerdo deberá incorporar entre las víctimas del conflicto, el reconocimiento y visibilizarían de quienes fueron víctimas en razón de sus creencias religiosas, particularmente de los pastores y comunidades cristianas.-5. Deberán reconocer a las iglesias cristianas entre los actores de la reconciliación para la paz, posibilitando su participación dentro de las etapas de la implementación de los Acuerdo. Tal situación, debe darse en todos los espacios de participación ciudadana, incluyendo los espacios de trabajo sobre temas de familia, libertad de religión y libertad de conciencia, en el marco de la comisión de implementación, seguimiento, verificación y resolución de diferencias. Asimismo, contarán las congregaciones de fe y cultos religiosos, incluyendo al cristianismo, con espacios de participación en las instancias de construcción de paz surgidas del Acuerdo, que sean pertinentes, en función de la consolidación de la reconciliación y la paz.Los esfuerzos consignados en este documento, los hacemos inspirados en el ánimo de construir el mayor consenso posible en el camino de la paz para Colombia.Fraternalmente:DELEGACIÓN DE PAZ DE LAS FARC-EPVIVIANE MORALES (Senadora de la República)CARLOS ALONSO LUCIO (Líder Cristiano).
Como se mencionó anteriormente, en el comunicado se observa que Morales y Lucio, promotores del Referendo contra la adopción por parejas homosexuales,
compraron la tesis de que el “enfoque de género” pactado entre el
gobierno y las FARC se refiere exclusivamente al reconocimiento y
protección especial de la mujer como víctima del conflicto. Esta es la misma tesis de Mons. Luis Augusto Castro, presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia, cuando defendió que no había ideología de género en los acuerdos.
Lo
que ni Mons. Castro, ni la pareja de protestantes parecen percibir, es
que el uso del concepto “género” para referirse a la diferencia entre
hombres y mujeres, es uno de los elementos nucleares que marcan la
transición entre el feminismo y la agenda homosexual en lo que se ha
denominado “Ideología de Género”. La Ideología de Género no surgió de la
nada sino que es el producto de la evolución del pensamiento marxista
hacia los aspectos sociales y culturales señalados por la Escuela de
Frankfurt como factores de desigualdad.
Cuando se
publicó el acuerdo sobre género en La Habana, muchos se preguntaban qué
tenía que ver la agenda homosexual con la lucha marxista-leninista de
las FARC. Esto evidencia una desprevención total frente a la evolución
que ha sufrido la ideología marxista, de la cual el animalismo, el
ecologismo o la agenda homosexual son sus últimas manifestaciones. Marx
redujo la historia a la dialéctica entre un sistema opresor y una
“clase” oprimida. Aunque en sus inicios tal opresión era definida en
términos estríctamente económicos, ideólogos marxistas posteriores como
Antonio Gramsci llevaron el concepto al campo social, y en el siglo XX
feministas como Simone de Beauvoir, a quien cita Humberto de la Calle en
su discurso sobre el enfoque de género, utilizaron el paradigma
marxista para describir las relaciones entre hombres y mujeres.
Este
es el origen de la disociación entre “sexo” como dato biológico, y
“género” como realidad socio-cultural. Para Beauvoir lo que se entiende
socialmente por “ser mujer” o “feminidad” es una imposición cultural a
través de la cual se introduce a las mujeres una mentalidad que
garantiza su sumisión ante los hombres y mantiene su exclusión de la
vida pública y la independencia reservada a los hombres. Esto incluye
evidentemente el rechazo a la visión cristiana del matrimonio y la
familia en que marido y mujer conforman “una sola carne” (Mt. 19, 5) y el
marido se hace cabeza del hogar (Ef. 5, 23).
Esa
filosofía es el punto de partida de los “estudios de género”, “teoría de
género” o “perspectiva de género”. Tal línea de pensamiento ha
desarrollado los postulados del feminismo neomarxista, llevando esa
separación entre “sexo” y “género” al campo de la sexualidad. De ahí,
feministas como Judith Butler han reivindicado el sexo como mera
construcción social, para defender la homosexualidad o transexualidad
como meras expresiones de la autoconstrucción de la identidad humana.
Esa
es, brevemente, la genealogía de la ideología de género, tal como
pretende ser introducida en los contenidos educativos de los programas
de educación sexual, y tal como viene siendo aplicada desde altas
esferas del Estado al reivindicar la homosexualidad y la transexualidad
como opciones igualmente válidas y equiparables a la sexualidad natural
en el contexto de la familia. Ellos niegan la Ideología de Género, y
prefieren llamarlo “enfoque de género” o “perspectiva de género”, pero
en sus declaraciones evidencian que se trata exactamente de lo mismo. Le
llamamos “Ideología de Género” para resaltar que se trata de una visión
sesgada de la realida basada en la aplicación de principios de la
ideología marxista, absolutamente infundados.
Por
eso, las FARC y el gobierno nacional han tratado de vender el “enfoque
de género” como si se refiriese específicamente a la mujer, cosa que han negado los mismos redactores de la subcomisión de género.
En realidad se trata de un retroceso estratégico a una fase anterior
del desarrollo de la misma ideología, conscientes de que la introducción
de tales principios (la disociación entre el “sexo” biológico y el
“género” construido) tarde o temprano llevará a las mismas conclusiones.
Por eso, cuando Viviane Morales, o Mons. Luis Augusto Castro defienden
el “enfoque de género” como si se tratase de una perpectiva inocua, en
realidad están defendiendo la “ideología de Género” sólo que en su etapa
larval.
DIOS CONTIGO
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