¿VAS A PERMITIR QUE EN ESTE TIEMPO SOLO PASE EL TIEMPO?
Cuando se acerca el Adviento, todos los cristianos empezamos a oír
mensajes de esperanza, como si el Adviento consistiera en esperar. No es
así. El Adviento no es esperar; es celebrar que la espera ha sido ya colmada y la promesa se ha hecho realidad,
que la esperanza cristiana no ha sido una frustración. Es una presencia
iniciada. No esperamos que el Salvador vaya a nacer, sino que el Niño
es ya una realidad adulta en nuestras vidas o que debería serlo todavía
más, y eso colma nuestra esperanza definitiva, que no anda por aquí
cerca, sino más allá de ese horizonte de oscuridad y luz que es la
propia vida.
Esta vida nuestra parece la sala de la UCI (Unidad de Cuidados
Intensivos), donde los hombres nos recuperamos todos los días de mil
frustraciones y dolores que nos acompañan, de falta de fe, de pesimismo
absurdo, de indiferencia… El papa Francisco ha llamado a la Iglesia a
ser tienda de campaña. En Adviento, la Iglesia, como una
enfermera, nos pone una bolsa más de suero por la vía del corazón para
que estemos bien nutridos y así recibamos pronto el alta del hospital del sin sentido, que es lo que todos los enfermos anhelamos.
Ahora que la Iglesia abre la puerta santa del Adviento, los cristianos tenemos que ocupar lugares privilegiados en ese podio que contempla la vida que pasa.
Para celebrar que Dios es Dios entre nosotros, el Emmanuel, el esperado
de los tiempos, que ya ha colmado la historia y la ha convocado al
sentido y al gozo. No somos para la esperanza, somos esperanza
concentrada de un tiempo que ha llegado ya, que ha culminado en la
encarnación del Verbo y que nosotros hemos de celebrar y proclamar.
Adviento no es mirar al cielo esperando que algo suceda: “Galileos, ¿qué hacéis ahí mirando al cielo?” (Hch. 1,11). Adviento es mirar al suelo para que sea posible el milagro de renacer.
Un nuevo sentido de esperanza cristiana ha de abrirse paso para no
caer en la tentación de la obra de Samuel Beckett, donde dos payasos
esperan a Godot y nunca llega. Sobran cristianos que esperan a Godot,
como Wladimir y Estragón, que se enteran por el cruel Pozzo de que no
vendrá hoy, pero mañana seguro que sí; y, sin embargo, Godot nunca
llega. Nuestro Salvador sí ha llegado y, con su llegada, se han visto cumplidas todas las expectativas salvíficas de antes y de ahora. Esto es Adviento.
TEMPLANZA
El
mejor amigo es aquel con quien te puedes sentar en el patio a
columpiarte, con el sin decir una palabra y después irte sintiendo como
si hubiera sido la mejor conversación que jamás tuviste.
Sueña lo que tu quieres soñar; anda
donde tu quieras ir; se lo que tu quieres ser, por que solo tienes
una vida y una oportunidad para ser feliz y para hacer todas las cosas
que quieras hacer.
Que
tengas suficiente felicidad que te haga dulce suficientes pruebas que
te haga fuerte, suficiente esperanza que te haga feliz, ponte siempre
en los zapatos del otro si sientes que te duele probablemente también le
duele a la otra persona.
La
felicidad esta con aquellos que lloran, aquellos que están dolidos,
aquellos que han buscado, y aquellos que han intentado de corazón las
cosas, por que solo ellos pueden apreciar la importancia de aquella
gente que ha tocado sus vidas.
La
gente mas feliz no necesariamente tiene lo mejor de todo; ellos tan
solo saben sacar lo mejor de todo y tirar de un lado lo otro o lo que
se les presenta en el camino.
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