miércoles, 3 de febrero de 2010

ESPIRITUALIDAD SACERDOTAL...

MARIA REINA Y MADRE POR SIEMPRE...
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Espiritualidad Sacerdotal
Espiritualidad sacerdotal ayer, hoy y siempre: Tema 4 - Servidores para evangelizar - Parte III
Autor: Mons. Juan Esquerda / Centro Sacerdotal Logos 

Tema 4 - Servidores para evangelizar - Parte III

5.-Prolongar la oración de Cristo

Prolongar la palabra, el sacrificio y la acción salvífica y pastoral de Cristo, comporta también prolongar su actitud relacional o dialogal con el Padre en el amor del Espíritu Santo.

La oración es también ministerio para el sacerdote. Es el ministerio de prolongar la oración sacerdotal de Cristo, de modo parecido a como se prolonga su palabra, sacrificio y acción salvífica.

El sacerdote prolonga la oración sacerdotal de Cristo, principalmente en la celebración de la eucaristía, de los sacramentos y de la liturgia de las horas. La oración del sacerdote, como actitud personal y como ministerio, puede analizarse en diversas perspectivas:

-Sintonía con los sentimientos de Cristo Buen Pastor ante el Padre, en el amor del Espíritu Santo y para la salvación de los hombres.

-Prolongación de la oración sacerdotal de Cristo en medio de la comunidad eclesial y en nombre de la Iglesia, especialmente durante la celebración litúrgica (eucaristía, liturgia de las horas, sacramentos…).

-Actitud relacional con Cristo y como Cristo durante el ejercicio de los diversos ministerios (proféticos, cultuales, hodegéticos y de servicios de caridad).

-Guiar personas y comunidades en todo el proceso de la oración.

-Vivencia personal y comunitaria de los textos y momentos litúrgicos, dando preferencia a la lectura meditativa de la palabra de Dios.

-Discernir los signos de los tiempos a través de los acontecimientos iluminados por la palabra de Dios.

-Actitud contemplativa de apertura ante la palabra, cuestionamiento de la propia vida y unión con Cristo, que lleve al cumplimiento de la exigencia de la caridad pastoral.

-Poner los medios concretos y encontrar tiempo especial de oración según los criterios de la Iglesia para la vida sacerdotal: lección divina, oración mental, retiro espiritual, «diálogo cotidiano con Cristo en la visita eucarística», examen de conciencia, dirección espiritual, etc. (PO 18).

Hay que dar suma importancia al ministerio de prolongar la oración sacerdotal de Cristo, reconociendo su eficacia apostólica (+SC 86).

Guiar a personas y comunidades por el camino de la oración equivale a orientarles en la actitud filial de autenticidad y de caridad, que se expresa en la oración que nos enseñó el Señor. La oración comienza con una actitud de pobreza ante Dios nuestro Padre, hasta saberse amado por Dios tal como uno es y capacitado para amarle y hacerle amar. Es, pues, un proceso de receptividad y de apertura, a partir de la iniciativa de Dios que habla y ama, reconociendo la propia pobreza y aprendiendo a «estar con quien sabemos que nos ama» (Santa Teresa). Es proceso de:

-Apertura (lectura): escuchando la palabra de Dios tal como es y toda entera.

-Cuestionamiento (meditación): dejando actuar la palabra de Dios hasta lo más hondo del corazón.

-Pobreza (petición): sintiendo necesidad de la palabra de Dios en la propia circunstancia de limitación, pecado, debilidad, vida ordinaria (Nazaret), sufrimiento…

-Unión (contemplación): entrando con confianza de hijos en la intimidad divina, gracias a la amistad con Cristo, y manifestando esta unión con Dios en la donación comprometida a sus deginios salvíficos en servicio de los hermanos.


6.-La cercanía al hombre concreto

El sacerdote ministro, por participar de la unción y misión de Cristo, participa por ello mismo de su solidaridad con el hombre y de su cercanía al hombre en su situación concreta.

El amor preferencial por el hombre que busca y sufre es parte esencial del actuar apostólico del sacerdote. Si es cierto que los presbíteros se deben a todos, de modo particular, sin embargo, se les encomiendan los pobres y los más débiles, con quienes el Señor mismo se muestra unido y cuya evangelización se da como signo de la obra mesiánica. Todo evangelizador, pero especialmente el sacerdote ministro, debe anunciar la verdad sobre Cristo, sobre la Iglesia y sobre el hombre.

La cercanía al hombre en su situación concreta comporta asumir responsablemente la suerte de los más pobres, de los nuevos pobres, de la juventud, la familia, los desplazados por la migración, los enfermos, los ancianos y marginados.

La cercanía pastoral puede ser en una situación difícil y conflictiva, de urgencia actual y trascendencia histórica, de liberación, inculturación, inmanencia, diálogo, compromiso, etc., que se convierten en un análisis objetivo de la realidad, iluminándola y transformándola a la luz del evangelio. Hay que «poner el mundo moderno en contacto con las energías vivificantes del evangelio» (Juan XXIII, Humanae salutis).

Las características y líneas espirituales de esta inserción o cercanía son las siguientes:

-Asumir la situación humana en su objetividad e integridad.

-Señalar directrices claras en los valores y derechos fundamentales del hombre.

-Respetar las diversas opciones y opiniones técnicas sin exclusivismos ni exclusiones.

-Buscar la luz definitiva y plena en el mensaje evangélico.

-Armonizar la cercanía e inmanencia con la trascendencia y valores del más allá.

-Denunciar el error y el mal (pecado) respetando las personas, venciendo el mal con el bien (+Rom 8,21).

-Ejercitar las virtudes del diálogo evangelizador: escucha, aprecio, purificación, llevar a la plenitud de Cristo.

-Para acercarse a los pobres, hay que tener un corazón pobre (por la contemplación de la palabra) y vivir vida pobre.

El sacerdote debe hacerse disponible para guiar a cada persona y a cada comunidad eclesial por un proceso de perfección, que equivale a ir pensando como Cristo (fe), valorando las cosas como él (esperanza) y amando como él (caridad). Por esto la dirección espiritual (aparte de ser un medio para la propia perfección) es un aspecto del ministerio sacerdotal. La liberación integral de la persona y de la comunidad es un proceso de conversión (cambio profundo de mentalidad) y de bautismo (configuración con Cristo), hasta llegar, con los dones del Espíritu Santo, a la actitud permanente de reaccionar amando (bienaventuranzas).

Una pastoral liberadora y misionera tiene estas características de cercanía y trascendencia (+Jn 1,14; 13,1).

Para compartir en los foros del curso

Escoja uno de estos puntos para comentar en el foro:

-La actitud oracional del Buen Pastor: Lc 6,12; Mt 11,25-26; Lc 22,42; Rom 8,34; Herb 7,25.

-Ungidos y enviados como Cristo para evangelizar a los pobres: Lc 4,18; Mt 11,5.

-Los sacramentos en la pedagogía de la fe y del compromiso cristiano (SC 59; PO 5).

-El ministerio de prolongar la oración con Cristo y de guiar a personas y comunidades en la oración (SC 83 86,90; Puebla 693-694).

-La opción preferencial por los pobres (Puebla 670,1128-1165).

Biblia
Presbyterorum ordinis
Sacrosanctum concilium
Documento de Puebla

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