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TRAS LOS PASOS DE UN SANTO...
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Sábado, 13 de febrero de 2010
1.- LAS TENTACIONES: Los tres ciclos de la liturgia dominical de la Palabra ofrecen en cada uno de sus años uno de los tres relatos de los evangelios sinópticos sobre las tentaciones de Jesús en el desierto. Ello nos indica que la Cuaresma es un tiempo de desierto, de prueba y de superación de las distintas tentaciones: del poder, del tener, del aparentar.
2.- LA TRANSFIGURACIÓN: También os tres ciclos de la liturgia dominical de la Palabra ofrecen en cada uno de sus años uno de los tres relatos de los evangelios sinópticos sobre la transfiguración del Señor. Ello nos indica que la Cuaresma es tiempo para dejar el valle de la vida y subir a la montaña de la contemplación. Esto es, que la Cuaresma debe ser aprovechada con tiempos fuertes de oración, de retiro, de oración, de encuentro personal y transformador con el Señor. Ello nos indica también que estos tiempos fuertes de oración se han de iluminar y nutrir de la Palabra de Dios, que nos mostrará el destino transfigurado de la existencia humana. Y ello nos indica también que después es preciso regresar al valle de la vida para continuar la misión, conscientes, eso sí, de que la transfiguración –la Pascua, en suma- es nuestro futuro.
3.- EL AGUA, LA LUZ, LA VIDA, SIGNOS Y PRIMICIAS DE LA VIDA NUEVA EN CRISTO: En el ciclo A, en los domingos tercero, cuarto y quinto se proclaman los pasajes evangélicos de la Samaritana, la curación del ciego de nacimiento y la resurrección de Lázaro. Son símbolos de la iniciación cristiana, de la fuerza del encuentro transformador con Jesucristo, del destino que aguarda a los cristianos. La importancia de estos mensajes es tal que siempre se pueden leer estos relatos evangélicos, aunque el año en cuestión no sea del ciclo A.
4.- LA SALVACIÓN SOLO ESTÁ EN JESUCRISTO Y ESTE CRUCIFICADO: Los domingos tercero, cuarto y quinto del ciclo B nos presentan la novedad y singularidad de la salvación cristiana. Es Jesucristo quien nos salva. Solo El. Con la promesa y certeza de su resurrección –“destruid este templo y en tres días lo levantaré”-. Con su cruz, que se eleva sobre la tierra para que todo el que crea en el Crucificado tenga vida eterna. Como el grano de trigo que solo florece en la espiga de oro siendo enterrado en la tierra.
5.- LA NECESIDAD DE LA CONVERSIÓN: En el ciclo C, los domingos tercero, cuarto y quinto, el tema central es la conversión, a la luz del evangelio de San Lucas. Se trata, en el tercer domingo, de un triple conversión: liberadora a luz de Moisés, conversión para no perecer y conversión en las actitudes y estilo de vida. En el cuarto domingo C se proclama el evangelio de la parábola del Hijo Pródigo, que es el mejor mosaico, la más bella e interpeladora historia para todos (“los hijos menores” y “los hijos mayores”…) sobre la conversión. Por fin, en el quinto domingo de Cuaresma, de la mano del conocido relato del evangelio de San Juan del encuentro de Jesús con la mujer adúltera, se nos invita a todos (a los “intachables” y a los pecadores públicos) a vivir la conversión con sinceridad, radicalidad, agradecimiento y seguimiento.
6.- LECTURAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO: Las lecturas del Antiguo Testamento se refieren a los principales acontecimientos de la historia de la salvación, que es uno de los temas básicos de la catequesis cuaresmal. Estos textos parten desde el principio de la historia de la salvación hasta la promesa de la nueva alianza. Dios es fiel a su promesa y a su alianza.
7.- LECTURAS PAULINAS: Los textos de las epístolas de San Pablo se han escogido también de manera que tengan relación con las lecturas del Antiguo Testamento y del Evangelio, buscando la gran convergencia: Este es el tiempo de la gracia, este es el tiempo de salvación, Dios, en Jesucristo, cumple sus promesas.
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