viernes, 20 de enero de 2012

LLAMADO A LA UNIDAD

Benedicto XVI: “la falta de unidad de los cristianos pone en peligro nuestra credibilidad”
El Papa ha recordado en la ‘Semana por la unidad de los cristianos’ que tiene lugar en Roma que el cisma entre los fieles a Cristo “impide un anuncio más eficaz del Evangelio” y ha destacado la necesidad de llegar a acuerdos en “cuestiones éticas”
 
 
 Está teniendo lugar en Roma la ‘Semana por la unidad de los cristianos’, un encuentro ecuménico promovido por la Santa Sede que busca impulsar el camino de la comunión total de las diferentes confesiones religiosas cristianas, un hecho cuyo interés está marcando especialmente el papado de Benedicto XVI.
El Santo Padre dedicó la audiencia general de esta semana –el miércoles, 18 de enero- a explicar en qué consistía la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos que este año tiene como tema: “Todos seremos transformados por la victoria de nuestro Señor Jesucristo”.
 
El Papa recordó en su discurso que esta iniciativa fue introducida en 1908 por el padre Paul Wattson, fundador de una comunidad religiosa anglicana que luego entró en la Iglesia católica. La iniciativa recibió la bendición del papa san Pío X y fue luego promovida por el papa Benedicto XV, que animó su celebración en toda la Iglesia católica con el breve Romanorum Pontificum, del 25 de febrero de 1916.
El octavario de oración fue desarrollado y perfeccionado en los años treinta del siglo pasado por el padre Paul Couturier de Lyon.
 
“Esta cita espiritual –afirmó Benedicto XVI-, que une a cristianos de todas las tradiciones, acrecienta nuestra conciencia del hecho que la unidad hacia la que tendemos no podrá ser sólo el resultado de nuestros esfuerzos, sino que mas bien será un don recibido de lo alto, que hay que pedir siempre”.
 
Este año, los textos para la Semana de Oración han sido propuestos por un grupo de representantes de la Iglesia Católica y del Consejo Ecuménico Polaco. Este último ha sugerido el tema: "Todos seremos transformados por la victoria de nuestro Señor Jesucristo". La historia de Polonia está marcada por invasiones y derrotas, por la lucha constante contra la opresión y a favor de la libertad; ello ha inducido al grupo ecuménico polaco a reflexionar sobre el verdadero significado de las palabras "victoria" y "derrota".
 
En este sentido, el Papa subrayó que "respecto a la 'victoria' entendida en términos triunfalistas, Cristo nos sugiere un camino bien distinto; su victoria no pasa a través del poder y la potencia. (...) Cristo habla de una victoria alcanzada mediante el amor, el servicio recíproco, la ayuda, la nueva esperanza y la confortación concreta dados a los últimos, a los olvidados, a los rechazados. Para todos los cristianos, la más alta expresión de este humilde servicio es Jesucristo mismo, su total entrega, la victoria de su amor sobre la muerte (...). Podemos tomar parte en esta victoria solamente si nos dejamos transformar por Dios".
 
Del mismo modo, "la unidad por la que rezamos requiere una conversión interior, tanto común como personal. No se trata simplemente de cordialidad y cooperación, es preciso reforzar nuestra fe en Dios (...); es necesario entrar en la nueva vida en Cristo, que es nuestra verdadera y definitiva victoria; hay que abrirse a los demás, reuniendo todos los elementos de unidad que Dios ha conservado para nosotros (...); es preciso sentir la urgencia de testimoniar al hombre de nuestro tiempo el Dios viviente que se ha dado a conocer en Cristo".
 
El ecumenismo: tarea de “toda la Iglesia”
 
La tarea ecuménica, tal como subrayan el Concilio Vaticano II y el beato Juan Pablo II, "es responsabilidad de toda la Iglesia y de todos los bautizados, que deben hacer crecer la comunión parcial ya existente entre los cristianos hasta la plena comunión en la verdad y la caridad. Por eso, la oración por la unidad (...) debe ser parte integrante de la vida de oración de todos los cristianos, en cualquier lugar y tiempo, especialmente cuando se encuentran personas de tradiciones diversas y trabajan juntas por la victoria, en Cristo, sobre todo lo que es pecado, mal, injusticia, violación de la dignidad del hombre".
 
Benedicto XVI destacó también que "la falta de unidad de los cristianos impide un anuncio más eficaz del Evangelio, pone en peligro nuestra credibilidad. (...) Ciertamente, por lo que se refiere a las verdades fundamentales de la fe, es mucho más lo que nos une que lo que nos divide. (...) Se trata de un gran desafío para la nueva evangelización, que puede ser más fructífera si todos los cristianos anuncian juntos la verdad del Evangelio, dando una respuesta común a la sed espiritual de nuestro tiempo".
 
Para terminar, el Pontífice exhortó a los fieles a unirse en oración, de modo más intenso durante esta semana, "para que crezcan el testimonio común, la solidaridad y la colaboración entre los cristianos, esperando el día glorioso en el que podremos profesar juntos la fe transmitida por los Apóstoles y celebrar juntos los Sacramentos".
 
Al final de la audiencia general, el Santo Padre saludó a un grupo de abogados italianos y les alentó a desempeñar su profesión "manteniéndose siempre fieles a la verdad que es el presupuesto fundamental para la actuación de la justicia"
 
Ponerse de acuerdo en cuestiones “éticas”
 
En el marco de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, el jueves, 19 de enero, Benedicto XVI celebró el encuentro con la delegación ecuménica de la Iglesia Luterana de Finlandia, presente en Roma con motivo de la fiesta de San Enrique, patrono de este país.
 
Según informó Radio Vaticano, en su discurso Benedicto XVI destacó que este encuentro anual da testimonio del crecimiento de la comunión entre las tradiciones cristianas presentes en aquél país y manifestó su profunda esperanza de que pueda seguir creciendo y dando frutos entre católicos, luteranos y los demás cristianos de Finlandia.
 
El Papa puntualizó que la gran amistad unida al testimonio común al mundo de hoy deben acelerar la resolución de las diferencias que dividen a los cristianos. Además, Benedicto XVI observó que en los últimos tiempos, las cuestiones éticas se han convertido en uno de los puntos de divergencia entre cristianos, especialmente con respecto a la correcta comprensión de la naturaleza humana y su dignidad.
 
El santo padre destacó también la necesidad de llegar a un acuerdo profundo sobre una antropología, capaz de ayudar a la sociedad y los políticos para tomar decisiones sabias y justas sobre cuestiones importantes en la esfera de la vida humana, la familia y la sexualidad.
 
 

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