martes, 20 de enero de 2015

ICONOGRAFÍA MARIANA 200115

NUESTRA SEÑORA DE BELÉN DEL CUSCO, PERÚ
'La que dispensa favores a manos llenas' 
La Virgen de Belén, más conocida por el apelativo filial de Mamacha Belén, es una de las imágenes que nunca faltan a la tradicional y multitudinaria procesión del Corpus Christi en el Cusco.
Una semana antes de la procesión, baja hasta el convento de Santa Clara, en donde se encuentra con la imagen de San José que viene de la iglesia de San Pedro. Ahí se ultiman los detalles, las religiosas escogen de su valioso ajuar las joyas que lucirá para la gran fiesta del Cuerpo y Sangre de su Divino Hijo.
Hacia mediados del siglo XVI, pescadores del pueblo de San Miguel, llamado vulgarmente Pitipiti, hallaron flotando plácidamente sobre las aguas del mar chalaco una caja de madera de grandes proporciones. La llevaron con la mayor presteza a la orilla, para abrirla y examinar su contenido. Cuál sería su regocijo al depararse con una hermosa talla representando a la Virgen María. Junto a ella había un sobre con un escrito que a la letra decía: “Imagen de Nuestra Señora de Belén para la Ciudad del Cusco”.



VIRGEN PURÍSIMA DE PAMPAS, PERÚ
En Pampas, la capital de la provincia de Tayacaja, en el sur de Perú, se festeja con inusitado fervor a su patrona la Purísma de Pampas, festejo que comienza más de un mes antes.
Después de la batalla de Ayacucho, el 9 de diciembre de 1824, el derrotado ejercito realista inició su retirada hacia la costa, en pequeños grupos con el fin de retornar a España. La división del general José Carratalá realizó su ruta con punto de paso la ciudad de Huancayo. Tras la jornada la tropa llega a la localidad de Tocllacuri, en la provincia de Tayacaja el día 19 de enero de 1825, donde deciden quedarse por una noche, no sin antes mandar a uno de sus soldados advertir a la ciudad de Pampas que, si no le entregaban un fuerte cupo, al paso de la tropa por su ciudad, estos lo incendiarían y decapitarían a todos.
Con tal amenaza, el 20 de enero del mismo año, los pampinos salieron al encuentro con el soldado español, llevando en andas a su patrona: la Santísima Virgen Purísima, quienes confiaban plenamente en su misericordia. El encuentro se dio en el paraje de Rundo, a pocos kilómetros de la ciudad pampina. Al ver la imagen de la Virgen Purísima, Carratalá se arrodilló, persignó y dijo: “¡Devuélvanla inmediatamente a su templo, no soy digno de que la Virgen salga a mi encuentro!”.

Eventualmente, el soldado había soñado a una mujer que le decía que tenga cuidado con sus hijos porque ella los protege día y noche, a quien identificó como a la virgen patrona de esa ciudad. Desde ese día, cada 20 de enero de cada año se recuerda este hecho y se rinde homenaje a la Virgen Purísima de Pampas.



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