Había una vez una nube
llena de agua y le dice al viento; Viento sóplame fuerte y llévame al bosque
para darle mi agua. Y el viento la va moviendo, cuando pasan sobre un rosal, el
cuál al ver la nube se alegra y le
grita: ¡Nube, nube, regálame de tu agua!
Y la nube muy orgullosa le dice al
viento: Llévame al bosque no le voy a dar mi agua a un simple rosal, llega y se
posa sobre el bosque y con voz fuerte le dice: ¡Bosque, bosque alégrate conmigo
por que te traigo el agua, que te va a alimentar y embellecerte! Y el bosque le
contesta: Quien te crees tú para traerme el agua cuando nadie te la ha pedido,
no la necesito.
Y la nube, herida en su orgullo, dice: Viento, viento, ya que el
bosque es un malagradecido llévame al mar para darle mi agua. El viento la leva
y cuando está sobre el mar, la nube le grita al mar y le dice: ¡Mar, mar,
alégrate conmigo porque te traigo más agua! y el mar le contesta: Quien te crees
tú, para traerme agua cuando yo no te la he pedido, yo tengo mis propios ríos y
cuando necesito agua ellos me abastecen de ella.
Por segunda vez la nube se
siente herida en su orgullo y le dice al viento. Viento, viento sóplame fuerte y
llévame sobre el desierto, él si valorará mi agua, llega sobre el desierto y le
grita. Desierto, desierto, alégrate conmigo porque te traigo el agua que te va a
ser fértil, y el desierto le contesta, y quien te crees tú para darme agua
cuando yo no te la he pedido, si toda mi vida he sido estéril, para que quiero
ser fértil, si tu me das esa agua enfermaré. La nube se pone triste y dice,
viento, viento ya que estos malagradecidos no quieren mi agua, llévame con el
rosal para darle mi agua, el viento la leva y cuando esta encima del rosal, le
grita: ¡Rosal, rosalito, salga porque ya te traigo el agua que tanto me pedías!
Y el rosal no sale, la nube desciende un poco más y vuelve a gritarle, pero el
rosal no sale, baja un poco más y se da cuenta que el rosal ya murió, pues
cuando el le pidió el agua por orgullo ella no se la dio.
El orgullo del hombre lo humillará, Pero el de espíritu humilde obtendrá honores. Prov. 29,23
Vivan en armonía los unos con los otros. No sean arrogantes, sino háganse solidarios con los humildes. No se crean los únicos que saben. Rm. 12,16
Al fracaso lo precede la soberbia humana; a los honores los precede la humildad. Prov. 18,12
Vivan en armonía los unos con los otros. No sean arrogantes, sino háganse solidarios con los humildes. No se crean los únicos que saben. Rm. 12,16
Al fracaso lo precede la soberbia humana; a los honores los precede la humildad. Prov. 18,12
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