Perdonar es recordar SIN dolor. Para perdonar con sinceridad,
necesitamos la Gracias de Dios. El perdón sana nuestro interior;
mientras que la falta de perdón, en muchos casos, ocasiona enfermedades
aún fisicas.
Haz
unas cuantas respiraciones profundas. Que la inspiración sea más larga y lenta
de lo habitual. Mientras dejas salir el aire, siente cómo se afloja la tensión
y te relajas. Relaja los hombros…relaja los músculos del cuello.
Ahora,
en tu imaginación, lleva las manos a la cabeza, introdúcelas con suavidad, con
mucha suavidad dentro de tu mente. Quita de ahí todas las ideas que tienes
actualmente sobre lo que significa el perdón. Coloca estas ideas en un lugar
seguro, de donde puedas cogerlas de nuevo después nuestros ejercicios
espirituales, o antes, si deseas recuperarlas.
Te
invito a abrirte a un modo enteramente nuevo de definir el perdón y a trabajar
con él en tu vida diaria. Al retirar las ideas que te resultan familiares, creas
una apertura que te permitirá más de lleno y con mayor energía a lograr
magníficas oportunidades de otorgar el perdón.
¿Cuáles son las cadenas que podrías empezar a soltar ahora? ¿Cuáles son los eventos pasados o presentes que puedes dejar de alimentar con rabia o dolor? En cada momento puedes decidir agravar tu herida o empezar a sanarla para siempre.
PAZ Y BIEN
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