DEL PAPA EN FILIPINAS
El viaje del Papa Francisco a Filipinas
ha generado escenas impresionantes, como la multitud de 5 o 6 millones
de personas en la misa final, y también declaraciones llamativas en el
avión y en los distintos encuentros.
Quizá por eso, la presencia de la Virgen María, siempre activa pero a menudo discreta, puede haber pasado desapercibida, pero un repaso atento la encuentra en muchos detalles. Revelamos 8 de ellos.
Quizá por eso, la presencia de la Virgen María, siempre activa pero a menudo discreta, puede haber pasado desapercibida, pero un repaso atento la encuentra en muchos detalles. Revelamos 8 de ellos.
Fuente: Cari Filii
1. Los anuncios
La agencia alemana Deutsche Welle lo avisó, un poco
escandalizada, en su nota previa a la llegada del Papa Francisco a
Filipinas: “Encuentras símbolos religiosos por todas partes en el país, imágenes de la Virgen María en autobuses y anuncios donde se lee ‘Jesús salva’ y ‘Dios es vida’ en neones parpadeantes junto a las carreteras”.
2. El regalo del presidente
2. El regalo del presidente
El presidente Benigno Aquino III –que está en plena campaña
contra la Iglesia para intentar fomentar la anticoncepción en el país-
recibió al Papa en el Palacio de Malacañang y le regaló una imagen de María la Que Desata los Nudos, devoción especialmente cercana al Papa Francisco desde su época de estudiante en Alemania, de donde la llevó a Argentina.
La imagen que el presidente regaló al Papa está tallada en la madera de una acacia de cien años que estuvo mucho tiempo en el jardín del palacio presidencial pero que fue derribada por el tifón Glenda el
pasado mes de julio. El escultor Fred Baldemor la trabajó durante
varios meses. El Papa ha declarado que encontrarse con las víctimas de
desastres naturales es el motivo central de su visita, por lo que el
regalo tenía un simbolismo adecuado.
3. La anciana con cáncer
3. La anciana con cáncer
El Papa entregó un rosario en el Palacio de Malacañang a la tía del presidente, la señora Passy Cojuangco Teopaco, enferma de cáncer desde hace años, que acudió en silla de ruedas. El Papa además le impuso las manos y oró por ella.
4. El hombre con parálisis cerebral
Otro enfermo de gran importancia simbólica fue John
Angelo Ortiz, un hombre gravemente impedido por parálisis cerebral. Su
regalo al Papa Francisco es difícil de imitar: una imagen de la Virgen María realizada en punto de cruz usando los pies. Fue uno de los momentos emocionantes del encuentro del Santo Padre con enfermos en el Mall of Asia Arena.
5. Una catedral mariana
La primera misa en suelo filipino tuvo lugar en la 8 veces reconstruida catedral de Manila (levantada por los españoles en 1581) que está dedicada a la Inmaculada Concepción.
6. Una imagen popularizada para siempre
6. Una imagen popularizada para siempre
La misa en Tacloban con los damnificados por los tifones contó con una gran escultura (2,1 metros) de la Virgen María con el Niño,
obra de Willy Layug, escultor con importantes premios nacionales. La
lluvia y el viento durante la misa dañaron algo la imagen que ahora se está reparando.
El Papa señaló a esta imagen muchas veces durante su homilía,
proponiendo a los fieles el consuelo de María, como Madre. El Papa tocó
la imagen con devoción y la foto de la escena ha circulado por las redes
sociales acompañada de oraciones. La gente la llama "Nuestra Señora de
Palo" (Palo es una ciudad cercana). Los fieles de la región de las
Visayas quieren que, una vez reparada, pueda ser objeto de la veneración popular, quizá con su propio santuario o capilla.
7. El fruto de la destrucción
Después de la misa de Tacloban, con los afectados por los
tifones, el Papa acudió a la ciudad de Palo y habló con seminaristas y
sacerdotes en la catedral local, dañada por estos desastres naturales.
Allí le regalaron una pequeña imagen de la Virgen realizada con escombros causados por el tifón Haiyán/Yolanda en la catedral.
8. María, Madre que consuela
8. María, Madre que consuela
Francisco, emocionado por el sufrimiento del pueblo de Tacloban y las Visayas ante las inclemencias naturales, predicó sobre el amor y consuelo que da María,
mientras que los otros días del viaje trató de otros temas (por
ejemplo, de la devoción al Santo Niño). Estas son las palabras
principales de Francisco sobre la Virgen:
»Miremos a Cristo, Él es el Señor y Él nos comprende porque pasó por todas las pruebas que nos sobrevienen a nosotros.
»Y junto a Él en la cruz estaba la madre. Nosotros somos como ese chico que está ahí abajo, que en los momentos de dolor, de pena; en los momentos en que no entendemos nada, en los momentos en que queremos revelarnos, solamente nos viene estirar la mano y agarrarnos de su pollera [falda] y decirle: “¡Mamá!”. Como un chico que cuando tiene miedo dice: “¡Mamá!”. Es quizás la única palabra que puede expresar lo que sentimos en los momentos oscuros: ¡madre!, ¡mamá!.
»Miremos a Cristo, Él es el Señor y Él nos comprende porque pasó por todas las pruebas que nos sobrevienen a nosotros.
»Y junto a Él en la cruz estaba la madre. Nosotros somos como ese chico que está ahí abajo, que en los momentos de dolor, de pena; en los momentos en que no entendemos nada, en los momentos en que queremos revelarnos, solamente nos viene estirar la mano y agarrarnos de su pollera [falda] y decirle: “¡Mamá!”. Como un chico que cuando tiene miedo dice: “¡Mamá!”. Es quizás la única palabra que puede expresar lo que sentimos en los momentos oscuros: ¡madre!, ¡mamá!.
»Hagamos juntos un momento de silencio,
miremos al Señor, Él puede comprendernos porque pasó por todas estas
cosas. Y miremos a nuestra Madre y como el chico que está abajo
agarrémonos de la pollera y con el corazón digámosle “Madre”. En silencio hagamos esta oración, cada uno dígale lo que siente…
»No estamos solos, tenemos una madre, tenemos a Jesús nuestro hermano mayor. No estamos solos. Y también tenemos muchos hermanos que, en el momento de catástrofe, vinieron a ayudarnos. Y también nosotros nos sentimos más hermanos ayudándonos, que nos hemos ayudado unos a otros.
»Esto es lo único que me sale decirles. Perdónenme si no tengo otras palabras. Pero tengan la seguridad de que Jesús no defrauda; tengan la seguridad que el amor y la ternura de nuestra madre no defrauda. Y agarrados a ella como hijos y con la fuerza que nos da Jesús nuestro hermano mayor sigamos adelante. Y como hermanos caminemos.
»No estamos solos, tenemos una madre, tenemos a Jesús nuestro hermano mayor. No estamos solos. Y también tenemos muchos hermanos que, en el momento de catástrofe, vinieron a ayudarnos. Y también nosotros nos sentimos más hermanos ayudándonos, que nos hemos ayudado unos a otros.
»Esto es lo único que me sale decirles. Perdónenme si no tengo otras palabras. Pero tengan la seguridad de que Jesús no defrauda; tengan la seguridad que el amor y la ternura de nuestra madre no defrauda. Y agarrados a ella como hijos y con la fuerza que nos da Jesús nuestro hermano mayor sigamos adelante. Y como hermanos caminemos.
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