-MyJ-
Los
conflictos son parte de nuestra vida y una gran fuente de aprendizaje.
Tener conflictos significa estar vivo. Lo saludable es aprender a
manejarlos, principalmente porque algunos son inevitables; lo que sí es
evitable son las consecuencias negativas de los mismos.
Los
conflictos son oportunidades creativas a nuestro alcance; son retos
que se nos presentan para lograr la armonía entre las personas.
Para solucionar conflictos, problemas o desacuerdos con otras personas, hay que considerar varios aspectos:
¿Domino mis emociones o ellas me dominan?
Cuando se vive un conflicto puede aparecer el coraje, la tristeza, la decepción y el miedo.
Cada uno es dueño de sus emociones, por lo mismo, debemos controlarlas, dominarlas y manejarlas adecuadamente.
Ante
un problema o desacuerdo jamás debe manifestarse enojo, impaciencia,
exasperación, odio, coraje o rencor. Como dice San Agustín: Si
callas, callarás con amor. Si gritas, gritarás con amor. Si corriges,
corregirás con amor. Si perdonas, perdonarás con amor. Si está dentro
de ti la raíz del amor, ninguna otra cosa, sino el bien, podrá salir de
tal raíz.
Desacuerdo
no significa pleito, violencia o guerra. Es muy importante la
comprensión; para ello es necesario situarse en el lugar de la otra
persona, ponerse sus zapatos.
Hay que buscar un ambiente adecuado que facilite el hablar con tranquilidad, en calma y en paz.
Es
importante escuchar sin interrumpir; hay que evitar la crítica y los
comentarios negativos; asimismo, desterrar la ironía y el sarcasmo.
Preguntar al otro qué puedo hacer para mejorar las cosas. Escuchar atentamente la otra parte, ser asertivo. No se ataca a la persona, se ataca el problema.
La
comunicación no verbal juega un papel de primer nivel, hay que mirar a
los ojos cuando se hable. No se hacen acusaciones. Se debe centrar en
el tema, sin distraerse en ideas distintas o en discusiones pasadas. Se
trata de llegar a una negociación que favorezca a las dos partes; es
decir, ganar, ganar.
Hay
valores de primer orden que se deben tener presente ante cualquier
conflicto o desacuerdo: amor, prudencia, amabilidad, respeto, control,
educación, discernimiento, humildad, misericordia, sensatez, mesura,
cortesía, equilibrio, paciencia, perdón, rectitud, cautela, sencillez,
tolerancia, templanza, bondad, dulzura, calma, compasión, cordialidad,
delicadeza, empatía, estima, comprensión, indulgencia y mansedumbre.
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