Audio-Santoral:SANTA RITA DE CASIA
Jn. 21,15-19
Desde los más pequeños, recién nacidos a la Vida de la Gracia... has de
tener cuidado, como si fueras Yo mismo... Cuando por segunda vez... «le
dice Jesús: ‘Apacienta mis ovejas’», Él le está diciendo a Simón Pedro:
—A todos los que me sigan, tú los has de presidir en mi Amor, debes
procurar que tengan la caridad ordenada. Así, todos conocerán por ti que
me siguen a Mí; que mi voluntad es que pases por delante siempre,
administrando los méritos que —para cada uno— Yo he ganado.
«Se entristeció Pedro de que le preguntase por tercera vez: ‘¿Me quieres?’ y le dijo: ‘Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero’» (Jn 21,17). Le hace rectificar su triple negación y, solamente recordarla, le entristece. —Te amo totalmente, aunque te he negado..., ya sabes cómo he llorado mi traición, ya sabes cómo he encontrado consuelo solamente estando con tu Madre y con los hermanos.
Encontramos consuelo al recordar que el Señor estableció el poder de borrar el pecado que separa, mucho o poco, de su Amor y del amor a los hermanos. —Encuentro consuelo al admitir la verdad de mi alejamiento respecto de Ti y al sentir de tus labios sacerdotales el «Yo te absuelvo» “a modo de juicio”.
Encontramos consuelo en este poder de las llaves que Jesucristo otorga a todos sus sacerdotes-ministros, para volver a abrir las puertas de su amistad. —Señor, veo que un desamor se arregla con un acto de amor inmenso. Todo ello, nos conduce a valorar la joya inmensa del sacramento del perdón para confesar nuestros pecados, que realmente son “des-amor”.
«Se entristeció Pedro de que le preguntase por tercera vez: ‘¿Me quieres?’ y le dijo: ‘Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero’» (Jn 21,17). Le hace rectificar su triple negación y, solamente recordarla, le entristece. —Te amo totalmente, aunque te he negado..., ya sabes cómo he llorado mi traición, ya sabes cómo he encontrado consuelo solamente estando con tu Madre y con los hermanos.
Encontramos consuelo al recordar que el Señor estableció el poder de borrar el pecado que separa, mucho o poco, de su Amor y del amor a los hermanos. —Encuentro consuelo al admitir la verdad de mi alejamiento respecto de Ti y al sentir de tus labios sacerdotales el «Yo te absuelvo» “a modo de juicio”.
Encontramos consuelo en este poder de las llaves que Jesucristo otorga a todos sus sacerdotes-ministros, para volver a abrir las puertas de su amistad. —Señor, veo que un desamor se arregla con un acto de amor inmenso. Todo ello, nos conduce a valorar la joya inmensa del sacramento del perdón para confesar nuestros pecados, que realmente son “des-amor”.
Rev. D.
Joaquim
MONRÓS i Guitart
(Tarragona, España)
«Cristo nos
ha dejado en la tierra para que seamos faros que
iluminen, doctores que enseñen; para que cumplamos nuestro deber de
levadura; para que nos comprometamos como ángeles, como anunciadores entre
los hombres; para que seamos adultos entre los menores, hombres
espirituales entre los carnales, a fin de ganarlos, que seamos
simiente y demos numerosos frutos.»
San Juan Crisóstomo, Homilía 10
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