Audio-Santoral: SAN ATANASIO
Jn. 14,7-14
Ver al Padre es descubrir a Dios como origen, como vida que brota, como
generosidad, como don que constantemente renueva cada cosa. ¿Qué más
necesitamos? Procedemos de Dios, y cada hombre, aunque no sea
consciente, lleva el profundo deseo de volver a Dios, de reencontrar la
casa paterna y permanecer allí para siempre. Allí se encuentran todos
los bienes que podamos desear: la vida, la luz, el amor, la paz… San
Ignacio de Antioquía, que fue mártir al principio del siglo segundo,
decía: «Hay en mí un agua viva que murmura y dice dentro de mí: ‘¡Ven al
Padre!’».
Jesús nos hace entrever la tan profunda intimidad recíproca que existe entre Él y el Padre. «Yo estoy en el Padre y el Padre está en mí» (Jn 14,11). Lo que Jesús dice y hace encuentra su fuente en el Padre, y el Padre se expresa plenamente en Jesús. Todo lo que el Padre desea decirnos se encuentra en las palabras y los actos del Hijo. Todo lo que Él quiere cumplir a favor nuestro lo cumple por su Hijo. Creer en el Hijo nos permite tener «acceso al Padre» (Ef 2,18).
La fe humilde y fiel en Jesús, la elección de seguirle y obedecerle día tras día, nos pone en contacto misterioso pero real con el mismo misterio de Dios, y nos hace beneficiarios de todas las riquezas de su benevolencia y misericordia. Esta fe permite al Padre llevar adelante, a través de nosotros, la obra de la gracia que empezó en su Hijo: «El que crea en mí, hará él también las obras que yo hago» (Jn 14,12).
Jesús nos hace entrever la tan profunda intimidad recíproca que existe entre Él y el Padre. «Yo estoy en el Padre y el Padre está en mí» (Jn 14,11). Lo que Jesús dice y hace encuentra su fuente en el Padre, y el Padre se expresa plenamente en Jesús. Todo lo que el Padre desea decirnos se encuentra en las palabras y los actos del Hijo. Todo lo que Él quiere cumplir a favor nuestro lo cumple por su Hijo. Creer en el Hijo nos permite tener «acceso al Padre» (Ef 2,18).
La fe humilde y fiel en Jesús, la elección de seguirle y obedecerle día tras día, nos pone en contacto misterioso pero real con el mismo misterio de Dios, y nos hace beneficiarios de todas las riquezas de su benevolencia y misericordia. Esta fe permite al Padre llevar adelante, a través de nosotros, la obra de la gracia que empezó en su Hijo: «El que crea en mí, hará él también las obras que yo hago» (Jn 14,12).
P.
Jacques
PHILIPPE
(Cordes sur Ciel, Francia)
«La luz para nosotros es la inteligencia,
que se muestra oscura o iluminada, según la cantidad de
luz. Si se descuida la oración, que alimenta la luz,
la inteligencia bien pronto se queda a obscuras.»
San Juan Crisóstomo, Catena Aurea, Vol. IV
San Juan Crisóstomo, Catena Aurea, Vol. IV
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