«EL ODIO SE SUPERA CON EL PERDÓN»
Audio-Santoral: SAN VITO
Mt. 5,38-42
No obstante, el perdón debe acompañarse con la verdad. No perdonamos tan
sólo porque nos vemos impotentes o acomplejados. A menudo se ha
confundido la expresión “poner la otra mejilla” con la idea de la
renuncia a nuestros derechos legítimos. No es eso. Poner la otra mejilla
quiere decir denunciar e interpelar a quien lo ha hecho, con un gesto
pacífico pero decidido, la injusticia que ha cometido; es como decirle:
«Me has pegado en una mejilla, ¿qué, quieres pegarme también en la
otra?, ¿te parece bien tu proceder?». Jesús respondió con serenidad al
criado insolente del sumo sacerdote: «Si he hablado mal, demuéstrame en
qué, pero si he hablado bien, ¿por qué me pegas?» (Jn 18,23).
Vemos, pues, cuál debe ser la conducta del cristiano: no buscar revancha, pero sí mantenerse firme; estar abierto al perdón y decir las cosas claramente. Ciertamente no es un arte fácil, pero es el único modo de frenar la violencia y manifestar la gracia divina a un mundo a menudo carente de gracia. San Basilio nos aconseja: «Haced caso y olvidaréis las injurias y agravios que os vengan del prójimo. Podréis ver los nombres diversos que tendréis uno y otro; a él lo llamarán colérico y violento, y a vosotros mansos y pacíficos. Él se arrepentirá un día de su violencia, y vosotros no os arrepentiréis nunca de vuestra mansedumbre».
Vemos, pues, cuál debe ser la conducta del cristiano: no buscar revancha, pero sí mantenerse firme; estar abierto al perdón y decir las cosas claramente. Ciertamente no es un arte fácil, pero es el único modo de frenar la violencia y manifestar la gracia divina a un mundo a menudo carente de gracia. San Basilio nos aconseja: «Haced caso y olvidaréis las injurias y agravios que os vengan del prójimo. Podréis ver los nombres diversos que tendréis uno y otro; a él lo llamarán colérico y violento, y a vosotros mansos y pacíficos. Él se arrepentirá un día de su violencia, y vosotros no os arrepentiréis nunca de vuestra mansedumbre».
Rev. D.
Joaquim
MESEGUER García
(Sant Quirze del Vallès, Barcelona, España)
«Las ocasiones de
contrariedad jamás nos faltarán mientras estemos en contacto con los
hombres. Las hace inevitables el constante roce con ellos. Que
no sean parte estas ocasiones para evitar su compañía. Si
les dejamos, tal proceder es ilusorio, pues al abandonarles no
nos sustraemos a las causas de la tristeza, porque no
las evadimos sino, antes bien, las cambiamos.»
Casiano, Instituciones, 9.7
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