Audio-Santoral: SANTO TOMÁS MORO
Mt 7,1-5
Jesús dice: «No juzguéis, para que no seáis juzgados» (Mt 7,1). Pero
Jesús también había dicho que hemos de corregir al hermano que está en
pecado, y para eso es necesario haber hecho antes algún tipo de juicio.
San Pablo mismo en sus escritos juzga a la comunidad de Corinto y san
Pedro condena a Ananías y a su esposa por falsedad. A raíz de esto, san
Juan Crisóstomo justifica: «Jesús no dice que no hemos de evitar que un
pecador deje de pecar, hemos de corregirlo sí, pero no como un enemigo
que busca la venganza, sino como el médico que aplica un remedio». El
juicio, pues, parece que debiera hacerse sobre todo con ánimo de
corregir, nunca con ánimo de venganza.
Pero todavía más interesante es lo que dice san Agustín: «El Señor nos previene de juzgar rápida e injustamente (...). Pensemos, primero, si nosotros no hemos tenido algún pecado semejante; pensemos que somos hombres frágiles, y [juzguemos] siempre con la intención de servir a Dios y no a nosotros». Si cuando vemos los pecados de los hermanos pensamos en los nuestros, no nos pasará, como dice el Evangelio, que con una viga en el ojo queramos sacar la brizna del ojo de nuestro hermano (cf. Mt 7,3).
Si estamos bien formados, veremos las cosas buenas y las malas de los otros, casi de una manera inconsciente: de ello haremos un juicio. Pero el hecho de mirar las faltas de los otros desde los puntos de vista citados nos ayudará en el cómo juzguemos: ayudará a no juzgar por juzgar, o por decir alguna cosa, o para cubrir nuestras deficiencias o, sencillamente, porque todo el mundo lo hace. Y, para acabar, sobre todo tengamos en cuenta las palabras de Jesús: «Con la medida con que midáis se os medirá» (Mt 7,2).
Rev. D. Jordi POU i Sabater (Sant Jordi Desvalls, Girona, España)
Pero todavía más interesante es lo que dice san Agustín: «El Señor nos previene de juzgar rápida e injustamente (...). Pensemos, primero, si nosotros no hemos tenido algún pecado semejante; pensemos que somos hombres frágiles, y [juzguemos] siempre con la intención de servir a Dios y no a nosotros». Si cuando vemos los pecados de los hermanos pensamos en los nuestros, no nos pasará, como dice el Evangelio, que con una viga en el ojo queramos sacar la brizna del ojo de nuestro hermano (cf. Mt 7,3).
Si estamos bien formados, veremos las cosas buenas y las malas de los otros, casi de una manera inconsciente: de ello haremos un juicio. Pero el hecho de mirar las faltas de los otros desde los puntos de vista citados nos ayudará en el cómo juzguemos: ayudará a no juzgar por juzgar, o por decir alguna cosa, o para cubrir nuestras deficiencias o, sencillamente, porque todo el mundo lo hace. Y, para acabar, sobre todo tengamos en cuenta las palabras de Jesús: «Con la medida con que midáis se os medirá» (Mt 7,2).
Rev. D. Jordi POU i Sabater (Sant Jordi Desvalls, Girona, España)
«Perdonemos siempre,
con la sonrisa en los labios. Hablemos claramente, sin rencor,
cuando pensemos en conciencia que debemos hablar. Y dejemos todo
en las manos de Nuestro Padre Dios.»
San J. Escrivá
de Balaguer, Es Cristo que pasa, 72
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