ORACIÓN POR LA SANTIDAD
«Aún antes de la fundación del mundo Dios nos había
escogido para que fuéramos suyos a través de nuestra unión
con Cristo, así podríamos ser santos e inmaculados delante
de Él» (Ef 1,4). Santidad es la característica de
Dios. Cualquiera que desee habitar en Él debe ser santo. Es la santa
voluntad de Dios que todos seamos santos. (1 Tes 4,3). Todos los días
rezamos «que se haga tu voluntad» y es su voluntad que nosotros
seamos santos. Uno que se esfuerza por la perfección cabe esperar
que sea perfecto y santo como lo es su Padre Celestial. (Mt 5,48) . Si
uno puede alzar su corazón al Santo Corazón de Jesús,
él puede embeber santidad de Él. Nadie puede experimentar
a Dios a no ser que esté revestido de santidad. (Mt 5,8; Heb 12,14). En todo ser humano hay una sed inherente de experiencia de Dios. (Sal
42, 1-6) Cualquier experiencia solamente es posible cuando se reciben los
datos a través de los sentidos. Los sentidos externos tienen sus
correspondientes sentidos internos que reciben los datos que son espirituales
para tener la experiencia de Dios. Cuando los sentidos están corroídos
y manchados por pecados, ellos no pueden recibir tales datos. Por lo tanto
uno debe de lavar sus sentidos y su corazón en la preciosa Sangre
de Jesús y pedir al Espíritu Santo que los llene con la santidad
de Dios. (Heb 9,14)
Oración
(Cerrando tus ojos interiores puedes contemplar el Corazón de
Jesús, maltratado y herido, y levantando en fe tu mano derecha,
puedes sumergirla en la Sangre que mana de él, y señala cada
parte de tu cuerpo especialmente el corazón y los sentidos con el
signo de la cruz. La Sangre de Cristo está disponible para todos
aquellos que creen. (Rom 3,25). Así como los israelíes marcaron
las puertas de sus casas con sangre y se protegieron a sí mismos,
tú puedes en fe marcar todo lo que tú quieras con las Sangre
de Cristo, tu hogar, tu coche, tu tienda, los libros que lees, los utensilios,
etc.)
Oh Jesús crucificado por mis pecados, ahora yo vengo a los pies
de la Cruz y contemplando tu sagrado Corazón de donde fluye sangre
y agua, humildemente te pido que laves mi corazón y sentidos para
que yo pueda experimentar tu amor sin medida, y alcanzar la santidad de
vida que Tú tanto deseas. Siento profundamente haberme manchado
con diversos pecados en mi vida pasada. Uniendo todas mis pequeñas
tristezas y sufrimientos con tus agudísimos sufrimientos en la cruz,
yo expío por mis pecados. Oh Jesús, mi dulce Salvador, al
rendirme a Ti, te expreso mi gran deseo de llegar a Ti más íntimamente
para ver tu cara con mis ojos, oír tu voz a través de mis
oídos, oler la dulce fragancia de tu divinidad y probar tu precioso
amor y por tanto tener una experiencia personal completa de tu presencia.
Oh Señor, déjame tocar tus santas heridas con mis manos (hacerlo)
marcando y ungiendo cada parte de mi mismo para que pueda ser plenamente
protegido de todo mal y de todo daño. Oh Espíritu Santo,
ven a mí y habita en mí con la presencia de Jesús
y del Padre para que pueda ser santo y sin mancha con todos los santos
en el cielo. Amén
(Repetidamente puedes decir «Espíritu Santo, Señor,
santifícame» y alabar y agradecer al Señor por un tiempo
considerablemente largo, experimentando la presencia de Jesús dentro
de ti. Si lo haces seriamente, con seguridad te sentirás sumergido
en la santidad de Dios).
DIOS CONTIGO
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