martes, 23 de junio de 2015

FANTASMAS O ALMAS EN PENA

ENCAJAN EN LA FE CATÓLICA ¿? 
Algunos podrían burlarse rápidamente de una idea tan extravagante o supersticiosa y otros, los extremadamente rígidos, dirán que es una herejía sin siquiera leer lo que dice el artículo. 
Pero la creencia en fantasmas parece haber sido universal en todas las culturas humanas desde el comienzo de la historia, y se basa, al menos en parte, en un sinnúmero de informes de encuentros con ellos, inclusive de Papas y Santos.
Debemos destacar que la Iglesia siempre ha prohibido cualquier intento de buscar la comunicación con los muertos a través de medios tales como “canalizadores”, sesiones de espiritismo o tablas Ouija.
Fuentes: patheos, paulthigpen, aci


Expondremos aquí lo que dice el Padre Fortea, exorcista experimentado de renombre internacional, en sus libros: Summa Daemoniaca y Exorcística.

Los hechos son objetivos y verdaderos.

1. Los espíritus perdidos hablan con un tipo de voz distinta a la de los demonios

No suelen manifestar ni la agresividad, ni la ira de los ángeles caídos. Lo que suelen manifestar es tristeza, melancolía.

2. Si un espíritu perdido al principio muestra ira, es la ira de un ser humano que se sintió abandonado de Dios. 

Pero conforme avanza la sesión de oración o de exorcismo va comprendiendo que quizá la culpa de todo la tuvo él y no Dios o aquellas personas con las que vivió.

3. Y esto es lo importante, lo característico y específico de los espíritus perdidos: Pueden rezar. 

Quizá al principio no lo hagan, pero finalmente sí. Y cuando rezan lo hacen sin odio. Un demonio sólo repite una alabanza a Dios obligado por el poder de Cristo tras muchísimas oraciones del sacerdote y por una orden de éste en el nombre de Cristo. Pero los demonios siempre repiten una oración con odio.

4.  El espíritu perdido puede pedir perdón del mal cometido. 

El demonio no lo hará, ni en broma.

5. Un demonio puede hacerse pasar por cualquiera (ángel, difunto o santo), pero si el exorcista insis con su poder sacerdotal en ordenarle que diga su nombre, al final lo dice. 

Mientras que un espíritu perdido por más que se le insista seguirá manteniendo que fue un ser humano.

6. Si le dice que bese la cruz, la puede besar sin odio. 
 
7.  El agua bendita o cualquier otra cosa sagrada no le produce adversión.

8. No manifiesta ni gritos, ni convulsiones. Si se le habla responde, pero nada más.

9. Los demonios sueles salir tra un terrible alarido o fuertes convulsiones

Los espíritus perdidos salen de forma silenciosa. Casi siempre por la boca con una larga expiración.

10. La mayor parte de las almas perdidas antes de salir afirman que ven una luz y que se dirigen a ella. 

Muchos, incluso, se despiden del exorcista y los presentes diciendo: adiós, gracias, voy hacia la luz

NO ENCUENTRAN LA LUZ

El Padre Fortea explica en su libro cómo estas almas, que ahora no encuentran la luz, fueron malos en vida y murieron sin pedir perdón, pero sin rechazar a Dios.

Algunas de estas almas, que ahora se encuentran perdidas hasta el día del Juicio Final, pudieron morir trágicamente en circunstancias violentas, como guerras, asesinatos o atentados terroristas como los del 11-S y 11-M.

Almas que fueron arrancadas de esta vida antes de su hora límite, almas que murieron sin poder pedir perdón, pero sin estar cerradas totalmente a la gracia de Dios, es decir, sin haber agotado todas las gracias que Dios había dispuesto enviarles para su conversión, y que ahora – por la imprudencia negligente de un mal conductor o la malicia fanática de un comando terrorista de signo nacionalista o islámico – están destinadas a vagar por la tierra buscando la luz.

¿QUIÉNES SON ESTAS ALMAS?

¿Son almas especiales del Purgatorio? ¿Son almas condenadas? ¿Son realmente almas perdidas?

Un alma perdida que respondía al nombre de Jaislegel, al ser preguntada por el Padre Fortea sobre si buscaba la luz, dijo lo siguiente:

Tuve mi momento. El momento es mientras vives. No hay solución.

Pero esta misma alma, refiriéndose después a otras almas, dijo:

Espíritus perdidos vagan buscando un descanso, pero no lo encuentran. Purifican sus pecados. Muchos tardan muchos siglos, depende de los pecados y del estado del alma.
Las culpas son nuestras.
Algunas están mejor que nosotros.
Nosotros estamos aquí, no salimos de este mundo.
La diferencia con los demonios es que no rechazamos a Dios, fuimos malos, no pedimos perdón en su momento. Yo mala vida, pecado, vivía sin Dios, como si no existiera

ADVERTENCIA FINAL

La razón es clara: estos intentos de “evocar a los muertos… encierra una voluntad de poder…, así como un deseo de conciliar los poderes ocultos” (Catecismo de la Iglesia Católica, 2116).

Los peligros abundan aquí: los demonios, conocidos tradicionalmente como “espíritus familiares”, pueden falsificar los espíritus de los difuntos. Pueden beneficiarse de estas prácticas ocultas para manipular y oprimir a la gente.

En consecuencia, tenemos que tratar con mucha precaución y discernimiento cualquier encuentro que tengamos con fenómenos inexplicables.

Sin embargo, apariciones fantasmales genuinas, no buscadas por los vivos y permitidas por la gracia de Dios, parecen ser extremadamente raras.


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