“Los años de nuestra vida son unos setenta, u ochenta, si
hay vigor; mas son la mayor parte trabajo y vanidad, pues pasan presto y
nosotros nos volamos.”
Sal. 90,10
Medité… reflexioné y me dí cuenta que ya no tengo tiempo.
Sal. 90,10
Medité… reflexioné y me dí cuenta que ya no tengo tiempo.
Mario de Andrade
(Poeta, novelista, ensayista y musicólogo brasileño).
(Poeta, novelista, ensayista y musicólogo brasileño).
“Conté mis años y descubrí, que tengo menos tiempo para vivir de aquí en adelante, que el que viví hasta ahora…
Me siento como aquel chico que ganó un paquete de golosinas: las
primeras las comió con agrado, pero, cuando percibió que quedaban pocas,
comenzó a saborearlas profundamente.
Ya no tengo tiempo para reuniones interminables, donde se discuten
estatutos, normas, procedimientos y reglamentos internos, sabiendo que
no se va a lograr nada.
Ya no tengo tiempo para soportar absurdas personas que, a pesar de su edad cronológica, no han crecido.
Ya no tengo tiempo para lidiar con mediocridades.
No quiero estar en
reuniones donde desfilan egos inflados.
No tolero a maniobreros y
ventajistas.
Me molestan los envidiosos, que tratan de desacreditar a los más capaces, para apropiarse de sus lugares, talentos y logros.
Detesto, si soy testigo, de los defectos que genera la lucha por un
majestuoso cargo.
Las personas no discuten contenidos, apenas los
títulos.
Mi tiempo es escaso como para discutir títulos.
Quiero la esencia, mi alma tiene prisa…
Sin muchas golosinas en el paquete…
Quiero vivir al lado de gente humana, muy humana.
Que sepa reír, de
sus errores.
Que no se envanezca, con sus triunfos.
Que no se
considere electa, antes de hora.
Que no huya, de sus responsabilidades.
Que defienda, la dignidad humana.
Y que desee tan sólo andar del lado de la verdad y la honradez.
Lo esencial es lo que hace que la vida valga la pena.
Quiero rodearme de gente, que sepa tocar el corazón de las personas…
Gente a quien los golpes duros de la vida, le enseñó a crecer con
toques suaves en el alma.
Sí… tengo prisa… por vivir con la intensidad
que sólo la madurez puede dar.
Pretendo no desperdiciar parte alguna de
las golosinas que me quedan…
Estoy seguro que serán más exquisitas que las que hasta ahora he
comido.
Mi meta es llegar al final satisfecho y en paz con mis seres
queridos y con mi conciencia.
Espero que la tuya sea la misma, porque de cualquier manera llegarás…
DIOS CONTIGO
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