Hubo una época en que mi marido decidió ser granjero. Compró un
molino de viento, algunas lámparas de aceite, colmenas, y un par de
cerdos a quienes nuestro hijo les llamó, Lois Lane y Clark Kent.
Este par de cerditos me habrían de causar muchos dolores de cabeza, desde el día en que los llevaron a casa.
Los habíamos atado muy bien y metido en sacos de transporte en la parte trasera de nuestra camioneta, estos lechones Houdini de alguna manera lograron liberarse, saltaron de la camioneta, y echaron a correr por las colinas.
Finalmente logramos llevar esas resbaladizas criaturas a
casa, pero sólo después de una dura búsqueda y persecución por el
bosque.
Lois y Clark eran aventureros lechones que pronto
aprendieron a escalar al techo de su casita para saltar fuera de la
valla. Automovilistas en la carretera cerca de nuestra casa
frecuentemente reportaban haber visto “dos cerdos salvajes” corriendo
entre los carros y más de una vez, recibí llamadas telefónicas de
vecinos enojados que encontraron al par cavando en sus jardines de
flores.
Por lo general la única en casa cuando los cerdos iban a
“explorar” era yo, de modo que tenía que arreglármelas. ¿Cómo se puede
convencer a dos cerditos a que te sigan y se queden contigo? Se Requiere
una cubeta llena de queso cottage, cáscaras de manzana, y otros sobros
de comida.
Una vez que L y C habían crecido su dieta habitual ya no
era la misma, ahora consistía en camiones de rancia panadería, natilla y
productos lácteos, y sobros de comida de los restaurantes locales.
Mantener a ese par de Cerdos alimentados era un gran trabajo. Lois y
Clark comían mucho por no decir demasiado – y usted se puede imaginar lo
OTRO que también hacían – Sí MUCHO.
El montón de estiércol se convirtió en una montaña que
permaneció en el campo y lo olvidé por mucho tiempo aún después de Lois y
Clark ya habían sido vendidos para convertirse en tocino y chuletas de
cerdo en algún congelador.
El verano siguiente, decidí plantar un huerto,
cariñosamente lo fertilicé, lo regué y le di el cuidado diario sólo para
descubrir al final de la temporada que mis preciadas hortalizas eran
insignificantes en comparación con los enormes tomates, pepinos,
calabazas que habían surgido justo en el otro lado del patio. Sí
exactamente allí, donde estaba la gran pila de estiércol.
¿Por qué te cuento todo esto, sobre cuidados a los cerdos
y el estiércol? Porque hay algo que aprender aquí. (Dios tiene
lecciones para nosotros en todo lado y a cada momento, si estamos
dispuestos a verlas.)
La mayoría de la gente ha sentido el dolor de ver
destruidas sus esperanzas y sueños. Todos hemos sentido alguna vez que
la vida es una gran pila de estiércol!
La Biblia dice que Dios puede producir belleza de las
cenizas. Él puede tomar la maloliente, repugnante montón de estiércol
que nuestra vida pueda ser a veces – y él puede hacer crecer frutos de
vida de lo que parece ser basura.
Así que hay esperanza – incluso en la cima de la pila de
estiércol. Así como la basura en una pila de estiércol hizo crecer un
jardín en mi patio, la basura en nuestra vida puede producir cosas
buenas, que también nos ayuda a crecer.
Cabe preguntarse por qué Dios permite que el estiércol a
veces se acumule en nuestras vidas, pero estoy seguro de que no es
ninguna sorpresa o accidente. No puede ocurrir sin su aprobación. La
buena noticia es que no tenemos que subir a las montañas de estiércol
solos. Los Problemas siempre vienen en la vida, pero tenemos una fuente
de fuerza para sostenernos y que nos guía, tenemos la esperanza, el
ingrediente esencial para ver más
allá de la pila de estiércol.
Así que agarra una pala y empezar a cavar. Hay una cosecha en el otro lado.
DIOS CONTIGO
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