Lo que el alimento material produce en nuestra vida corporal, la
comunión lo realiza de manera admirable en nuestra vida espiritual. La
comunión con la Carne de Cristo resucitado, "vivificada por el Espíritu Santo vivificante",
conserva, acrecienta y renueva la vida de gracia recibida en el
Bautismo. Este crecimiento de la vida cristiana necesita ser alimentado
por la comunión eucarística, pan de nuestra peregrinación, hasta el
momento de la muerte, cuando nos sea dada como viático.
La gracia sacramental específica de la Eucaristía es llamada gracia nutritiva, porque se nos da a manera de alimento divino, que conforta y vigoriza en el alma la vida sobrenatural.
Todos los efectos que el manjar y la bebida corporal producen en
relación con la vida del cuerpo, sustentándola, aumentándola,
reparándola y deleitándola, todos esos los produce este sacramento en
relación con la vida del espíritu.
Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1392
Santa Misa de hoy, domingo 15 de enero de 2017
Desde la Parroquia de
Santa teresa del Niño Jesús en Barcelona.
Preside: Rvdo. Xavier Pagès,
pbro.
DIOS CONTIGO
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