sábado, 31 de mayo de 2014

ICONOGRAFÍA MARIANA

 VISITACIÓN DE MARÍA
Frente al Señor, potente y misericordioso, María manifiesta el sentimiento de su pequeñez: «Proclama mi alma la grandeza del Señor; se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador, porque ha mirado la humillación de su esclava» (Lc 1,46-48). Probablemente, el término griego tapeinosis está tomado del cántico de Ana, la madre de Samuel. Con él se señalan la «humillación» y la «miseria» de una mujer estéril (cf. 1 S 1,11), que encomienda su pena al Señor. Con una expresión semejante, María presenta su situación de pobreza y la conciencia de su pequeñez ante Dios que, con decisión gratuita, puso su mirada en ella, joven humilde de Nazaret, llamándola a convertirse en la madre del Mesías.
Las palabras «desde ahora me felicitarán todas las generaciones» (Lc 1,48), toman como punto de partida la felicitación de Isabel, que fue la primera en proclamar a María «dichosa» (Lc 1,45). El cántico, con cierta audacia, predice que esa proclamación se irá extendiendo y ampliando con un dinamismo incontenible. Al mismo tiempo, testimonia la veneración especial que la comunidad cristiana ha sentido hacia la Madre de Jesús desde el siglo I. El Magníficat constituye la primicia de las diversas expresiones de culto, transmitidas de generación en generación, con las que la Iglesia manifiesta su amor a la Virgen de Nazaret.
 ¿Qué son esas «obras grandes» realizadas en María por el Poderoso? La expresión aparece en el Antiguo Testamento para indicar la liberación del pueblo de Israel de Egipto o de Babilonia. En el Magníficat se refiere al acontecimiento misterioso de la concepción virginal de Jesús, acaecido en Nazaret después del anuncio del ángel.
«Él hace proezas con su brazo; dispersa a los soberbios de corazón; derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes; a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos» (Lc 1,51-53).
María, colmada de dones divinos, no se detiene a contemplar solamente su caso personal, sino que comprende que esos dones son una manifestación de la misericordia de Dios hacia todo su pueblo. En ella Dios cumple sus promesas con una fidelidad y generosidad sobreabundantes.

NUESTRA SEÑORA DEL SAGRADO CORAZÓN MSC
La advocación de Nuestra Señora del Sagrado Corazón fue desarrollada por la obra del Padre Julio Chevalier, fundador de los Misioneros del Sagrado Corazón (MSC).
Según el P. Chevalier el objeto de esta devoción es: “Honrar a María en sus relaciones de amor inefable que existen entre ella y el Corazón de su Hijo Jesús”.
Se celebra el último sábado de Mayo


Se celebró por primera vez litúrgicamente el 31 de mayo de 1865. Hacía varios años que se conocía el titulo. Y hacia uno que se había erigido canónicamente la Asociación. Ya se había recibió la aprobación Pontificia. Era muy lógico que se designara un día para honrar especialmente a Nuestra Señora del Sagrado Corazón.

La crónica de aquella fecha, que nos da un Semanario de la región, dice que pudo celebrase gracias a la bondad del Arzobispo y a la aprobación pontificia. Pero no existe rescripto alguno que atestigüe tal aprobación. Se cree que esta fue dada a viva voz por el Papa al Arzobispo.

¿Porque el día 31 de mayo?. La respuesta es clara: el fin de la devoción de Nuestra Señora es llevar las almas al Sagrado Corazón de Jesús. Ningún día más oportuno para su fiesta del 31 de mayo, día último del mes de María y víspera del mes dedicado al Sagrado Corazón. De este modo se hacía efectivo el lema: a Jesús por María, al corazón de Jesús por Nuestra Señora del Sagrado Corazón. Así entendía el titulo el bondadoso Pío X.


  

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